La lectura y la creatividad florece un verano más en los parques con la actividad "Al Aire Libro"

El murmullo de las hojas en el emblemático Parque de San Francisco se ha mezclado esta mañana con el susurro de las páginas de un libro y las risas contenidas de los más pequeños. No se trata de una estampa casual, sino del corazón de “Al aire libro”, una de las iniciativas estivales más queridas y consolidadas del Ayuntamiento de Salamanca, que ha recibido hoy la visita del concejal de Educación Luis Sánchez. Por noveno verano consecutivo, este programa transforma los pulmones verdes de la ciudad en bibliotecas vivas, fomentando la lectura y la creatividad en un entorno familiar y accesible.

La propuesta, que ha colgado el cartel de “completo” para todas sus sesiones de julio, se ha consolidado como una cita ineludible para cientos de familias salmantinas. El objetivo es doble: ofrecer una alternativa de ocio cultural de calidad y, al mismo tiempo, ser una herramienta de apoyo a la conciliación familiar durante las vacaciones escolares. “Es una programación que se ofrece para las familias salmantinas también para ayudar a su conciliación en los meses de verano”, ha explicado el concejal durante su visita, subrayando el compromiso del consistorio con la formación desde las edades más tempranas.

Un éxito consolidado con más de 900 plazas

Las cifras hablan por sí solas. A lo largo de todo el verano, el programa ofrece más de 900 plazas, distribuidas en sesiones semanales para 40 familias. Cada familia puede estar formada por un adulto y un máximo de dos niños, garantizando una experiencia cercana y participativa. La gran acogida ha hecho que las inscripciones para el mes de julio se agotaran rápidamente. Sin embargo, las familias interesadas tendrán una nueva oportunidad, ya que a partir del 15 de julio se abrirá el plazo de inscripción para las actividades de agosto, que se trasladarán a otro entorno icónico: el parque de los Jesuitas.

El concejal ha destacado la importancia de mantener vivas estas iniciativas que giran en torno al libro. “Es una actividad al aire libre, accesible, en entornos como los parques que tenemos, que siempre en torno a los libros y fomentando la lectura desde los más pequeños, que es lo que pretendemos siempre desde el ayuntamiento en nuestra formación educativa y cultural”, ha afirmado. Este noveno aniversario demuestra la gran satisfacción de los participantes y la consolidación de un modelo que une ocio, cultura y naturaleza.

La ‘familia curiosa’ que da vida al proyecto

La ejecución de estas sesiones corre a cargo de las promotoras de lectura Lorena Ferrer y la fundadora de "Un Punto curioso", Rebeca Martín. Gracias a la colaboración del Ayuntamiento y la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes que, se encargan de desarrollar el proyecto. Esta actividad lleva casi una década al frente de esta aventura literaria. Para ellas, el éxito no se mide solo en plazas cubiertas, sino en los lazos que se crean.

“Aquí somos como una familia y durante el curso también nos acompañan, y eso también nos gusta saber cómo se llaman, saber que los conocemos, y a ellos les gusta también. Entonces, es como una pequeña familia curiosa”, ha relatado Lorena. Esta familiaridad es uno de los grandes atractivos del programa. Familias que repiten año tras año y niños que crecen entre los cuentos y talleres de “Al aire libro”. La flexibilidad es otra de sus señas de identidad; aunque la edad recomendada es hasta los seis años, las puertas están abiertas a hermanos mayores que, como un participante de 12 años el verano pasado, no quieren perderse la cita.

Una mañana entre libros, narración y creatividad

La jornada en “Al aire libro” está perfectamente estructurada para captar la atención de los niños y fomentar su autonomía. Todo comienza con una bienvenida y media hora de lectura libre. “les damos la bienvenida y empiezan lectura libre, es como la biblioteca, pero al aire libre”, ha detallado Lorena. Es un momento para que cada niño explore a su ritmo la cuidada selección de cuentos y cómics disponibles.

A las doce en punto, llega el momento central: la sesión de narración. Cada día gira en torno a una temática, como la rutina del baño, abordando de forma lúdica situaciones cotidianas para los pequeños. Tras el cuento, la creatividad toma el relevo con un taller manual directamente relacionado con la historia escuchada. “Les damos unas carpetas, está todo preparado ya, y ellos lo hacen como ellos quieren. Creativo, pero un poco guiado”, ha añadido la monitora. Al finalizar, cada familia se marcha a su ritmo, e incluso los pequeños participantes, imbuidos del espíritu de comunidad, “nos ayudan a recoger incluso. Así que se crean rutinas muy bonitas”.

Con la mirada ya puesta en el parque de los Jesuitas para el mes de agosto, “Al aire libro” se reafirma como mucho más que una simple actividad de verano. Es un semillero de futuros lectores, un espacio para la creación de vínculos y un testimonio del poder de los libros para transformar un parque en un universo de infinitas posibilidades.