Juan Manuel Corchado repasa su primer año en el cargo y defiende una visión que fusiona el humanismo de la Escuela de Salamanca con la inteligencia artificial
Ha pasado poco más de un año desde que Juan Manuel Corchado asumió el rectorado de la Universidad de Salamanca, un periodo que él mismo ha calificado de "muy interesante" e intenso. Lejos de la complacencia, el rector proyecta una visión de futuro que, paradójicamente, se nutre del pasado más revolucionario de la institución: la Escuela de Salamanca. Su objetivo es claro: liderar una nueva transformación que combine el humanismo renacentista con la vanguardia de la inteligencia artificial, convencido de que la ciudad y la universidad están en un punto de inflexión.
En este primer año, Corchado se ha mostrado "muy motivado" y "contento con los resultados". La alta demanda de estudiantes y el avance de los proyectos de investigación son dos de los pilares que sustentan su optimismo. "Tenemos mucha demanda de estudiantes, como bien sabéis, la gestión y el desarrollo de nuevos proyectos de investigación sigue viento en popa", ha afirmado. Este impulso se refleja también en la renovación académica, con la reverificación de títulos, la modificación de asignaturas en algunos grados y el lanzamiento de nuevas ofertas formativas.
Uno de los grandes proyectos sobre la mesa es el plan de infraestructuras. El rector ha celebrado el "plan de impulso a las infraestructuras que nos ha presentado la Junta", que supondrá un "buen balón de oxígeno" para los años 2025 y 2026, permitiendo recuperar fondos que se habían dejado de percibir. Sin embargo, ha señalado una "asignatura pendiente" crucial: la financiación del personal.
La imposibilidad de aprobar nuevos presupuestos en la Junta de Castilla y León ha dejado en el aire el aumento del capítulo 1, la partida destinada a los salarios y la contratación. "Nos falta que se aumente el capítulo 1, que es la parte de nuestro presupuesto con el que podemos mejorar los pagos a los trabajadores de la universidad", ha lamentado Corchado. A pesar de ello, ha reiterado su compromiso con el Personal de Administración y Servicios (PAS) y el Personal Docente e Investigador (PDI): "necesitamos mejorar su situación, es algo que nos hemos comprometido y que vamos a hacer".

La ambición de Corchado no se limita al campus salmantino. Su proyecto busca fortalecer la presencia de la USAL en toda la comunidad autónoma. "Queremos y tenemos la intención de que nuestro campus crezca, sobre todo el de Ávila, Zamora y Béjar de forma significativa", ha declarado, subrayando que para ello necesitarán "la autorización y la ayuda de la Junta de Castilla y León".
Esta expansión se enmarca en una visión de la universidad como motor de desarrollo regional. Corchado ha destacado la "relación muy positiva" y coordinada con las instituciones públicas, como el Ayuntamiento de Salamanca, que está dando "muchos frutos". El crecimiento de la población de la ciudad en unos 4.000 habitantes en los últimos años es, para él, una prueba de que el "proyecto colectivo" funciona y de que la sinergia entre el tejido productivo y la universidad genera empleo y optimismo.
Frente a quienes asociaban su perfil de informático con una gestión puramente técnica, Corchado ha defendido con vehemencia la simbiosis entre disciplinas. "Hoy no podemos vivir al margen de los desarrollos tecnológicos, esto yo creo que por muy humanista que uno se considere, sabe que es imprescindible y necesario, y una cosa no está reñida con la otra", ha sentenciado.
Lejos de ver una contradicción, el rector ve una oportunidad única. Ha revelado estar trabajando en un ensayo que explora cómo los principios de la Escuela de Salamanca pueden enriquecer la inteligencia artificial. "La visión humanista de los pensadores que son los padres de la escuela de Salamanca tiene mucho que ver y puede utilizarse para potenciar la inteligencia artificial, entre otras cosas", ha explicado, rompiendo con la dicotomía entre letras y ciencias.
Este enfoque se traduce en acciones concretas. La USAL está inmersa en una profunda renovación de sus sistemas informáticos, donde se han descatalogado más de 500 equipos obsoletos. Al mismo tiempo, se están lanzando cursos de inteligencia artificial para todo el personal, desde administración y servicios hasta el profesorado, con una acogida masiva. El objetivo es "crear un poquito esta filosofía, que todo el mundo comprenda lo que puede llegar a ser y hacer la inteligencia artificial con nosotros", para facilitar la adaptación a las nuevas herramientas.
Sobre asuntos más mediáticos, como el doctorado honoris causa a Rafael Nadal, el rector ha sido cauto, indicando que espera "poder tener buenas noticias" en breve, pero que el anuncio se hará de común acuerdo con el equipo del tenista.
En el plano personal, Corchado ha confesado que el ritmo diario de su vida como rector es exigente, pero ha rechazado la idea de que sea un sacrificio. "En ningún caso puede verse como un sacrificio, tiene que verse como un honor, y para mí es muy gratificante poder ser rector de esta universidad", ha asegurado.
Ha elogiado a su equipo, desde los vicerrectores hasta los decanos y directores de departamento, cuyo trabajo "con todo su corazón" le permite afrontar el desafío.
Con una sinceridad poco habitual, ha compartido parte de su rutina diaria, marcada por acostarse "demasiado tarde" y levantarse "demasiado pronto". Un ritmo de vida que, sin embargo, afronta con la energía de quien se siente protagonista de un cambio ilusionante. "Yo creo que es el momento de empezar a creernos, creer en nosotros mismos, creer en todo nuestro potencial, y ver cómo este esfuerzo común está dando sus frutos".

Fotos de David Sañudo / Vídeo de Miguel González