...Salamanca no lo presta; también, el que quiera estudiar, que vaya a Salamanca...
Este par de frases, y tal vez alguna otra de la que ahora no me acuerdo –Cervantes podía querer no acordarse, lo mío es más simple– son refranes, dichos, tan o más conocidos y usados en México que en la propia Salamanca. Igual pasa con apotegmas como el "venceréis pero no convenceréis" unamuniano –que lo dijera o no es lo de menos–; pasa con la propia palabra charro, tan nuestra, ese gentilicio que no todos sabemos que empezó como algo no tan simpático como lo vemos ahora y que, en México, además de servir para dar nombre a los tan mexicanos charros, no ha perdido del todo ese significado primigenio de algo recargado, excesivo.
Recuerda Borges a Heine, y su frase sobre que los judíos son un pueblo cuya patria es un libro; los charros, aunque no lleguemos a tanto, sí podemos pensar que nuestra patria chica es un concepto, además, por supuesto, de una hermosísima ciudad y una tierra que, por más verde, por más mar, por más… que uno vea en otras, nunca olvida del todo.
La Universidad de Salamanca, igual, es una casa de estudios, desde luego, pero también es un mito, una aspiración para muchos, y, por lo mismo, una impronta para los que podemos decir en el currículum que salimos de ella.
Salamanca son también esas voluntades enhechizadas a lo largo de su historia.
Como la de Unamuno: más de una vez me han manifestado envidia por haber podido pasear por Salamanca leyendo Niebla... Nunca lo había pensado pero sí; “El licenciado Vidriera”, La Celestina o Augusto Pérez vivieron, como yo, Salamanca… Bueno, yo simplemente viví ahí porque ahí nací… Es muy curioso bucear en la memoria desde acá charlando con libros y personajes y terminar paseando por Salamanca...
Volviendo a don Miguel, Julio, en la carrera, todavía me acuerdo, nos habló de que Unamuno tuvo una relación importante con América, que se escribía con Rubén Darío o con José Enrique Rodó, pero no deja de llamarme la atención, y alegrarme, cada vez que me doy cuenta de que sigue siendo un escritor de referencia, acá. Porque esa niebla unamuniana, esos charros mexicanos, esa universidad que todo el mundo conoce hacen que decir que uno es de Salamanca sea una inmejorable carta de presentación, porque nos ubica en los afectos de los otros.
Charro… de dos orillas… Gran honor que me ha regalado la vida.
PD: Felices vacaciones, nos leemos… al rato…
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