El regidor boadense denuncia el "calvario" judicial y económico tras la gestión de la empresa de la residencia, que ha dejado al Ayuntamiento como responsable subsidiario de sus deudas, pero a pesar de la crisis, el municipio impulsa proyectos de futuro como la restauración de la estación de tren y la lucha por la reapertura de la línea férrea para combatir la despoblación
En vísperas de sus fiestas patronales, el municipio de Boada vive una dualidad compleja. Por un lado, la ilusión de recibir a familiares y amigos; por otro, la resaca de un año marcado por una profunda crisis en su residencia de mayores. Sobre este y otros asuntos conversa con Las Arribes al Día su alcalde, Matías Garzón, quien no elude la dureza de la situación pero reivindica con fuerza el trabajo realizado para garantizar el futuro del pueblo.
Y es que hay imágenes que resumen la vocación de servicio público mejor que mil discursos. Una de ellas es la de un alcalde y su teniente de alcalde pasando la noche en vela en la residencia de mayores de su pueblo para que los internos no quedasen desamparados. Esa ha sido la cruda realidad a la que se ha enfrentado Matías Garzón durante un año que él mismo ha calificado como "muy complicado y doloroso". Una crisis inesperada que ha puesto a prueba la resiliencia del Consistorio, pero que no ha logrado frenar el impulso de un municipio que, a pesar de las dificultades, sigue construyendo futuro y se prepara para vivir con ilusión sus fiestas patronales.
Todo comenzó con lo que el regidor ha descrito como "una mala gestión" por parte de la empresa adjudicataria de la residencia municipal. "Fue una adjudicación totalmente legal, pero la empresa que gestionaba, no gestionaba bien", ha explicado Garzón. Con el paso del tiempo, la situación se fue agravando hasta llegar a un punto crítico: "En pleno invierno, falta de calefacción de gasóleo una semana completa. Deterioros por todos los lados, no había mantenimiento de ningún tipo".
La situación llegó a un punto crítico que obligó al Ayuntamiento a tomar medidas drásticas. "Tuvimos que solicitar que el juzgado nos autorizase a entrar a la residencia a tomar posesión de ella. Porque esto se venía abajo", relata el alcalde. Describe un escenario desolador, con falta de calefacción en pleno invierno, nulo mantenimiento y una situación laboral precaria para las trabajadoras, a quienes la empresa no pagaba "acorde a su trabajo, a sus horas extras, a sus festivos".
Tras la intervención judicial, comenzó la verdadera pesadilla para el Consistorio. El Ayuntamiento fue declarado responsable subsidiario de las deudas acumuladas por la anterior gestora, una decisión que a Garzón todavía le cuesta asimilar. "Yo creo que eso es injusto a todas las luces, aunque parece ser que es legal. Si esto se adjudicó legalmente, si quien gestionaba era ella, quien incumplía era ella, ¿por qué tiene que hacerse cargo el Ayuntamiento de esos incumplimientos? Es algo que me cuesta asimilar", ha lamentado.
El momento más tenso llegó cuando la empresa abandonó la gestión, forzando al propio alcalde y a la teniente de alcalde, Eva Moro Angoso, a intervenir directamente. "Nos tuvimos que quedar dos noches con los internos porque eso quedaba abandonado. Moralmente, yo como alcalde no puedo permitir que eso quede en esas condiciones. Asumimos las consecuencias", ha relatado Garzón.
"Para más inri, la anterior gestora -que según el alcalde tenía en su poder unos 53.000 euros entre fianzas y el cobro anticipado de enero-, demanda a los familiares de los internos" reclamando el mes de febrero, que fue el que estos ingresaron al Ayuntamiento para poder hacer frente a los gastos más urgentes. "Es un despropósito total", sentencia Garzón, quien confirma que el Consistorio irá "a por ella con todas las consecuencias" por la vía legal. Afortunadamente, la residencia cuenta ahora con una nueva empresa gestora provisional que ha devuelto la normalidad y la calidad en el cuidado de los mayores, mientras se resuelve el embrollo judicial y se prepara una nueva adjudicación definitiva.", afirma con rotundidad.
A pesar de que la crisis de la residencia ha consumido una enorme cantidad de energía y recursos, la gestión municipal no se ha detenido. Boada ha seguido avanzando con una batería de proyectos destinados a mejorar la calidad de vida de sus vecinos y a modernizar sus infraestructuras. Destaca la apuesta por la sostenibilidad con la instalación de un proyecto de autoconsumo compartido de 15 kilovatios que ya está en funcionamiento, y otros dos de la misma potencia ya instalados para el futuro a través de la AECT Duero-Douro.
Gracias a los programas de eficiencia energética de la Diputación, se han sustituido todas las luminarias de los edificios municipales a tecnología LED y se ha dotado de iluminación a la pista polideportiva. Junto a ella, se ha construido una nueva y demandada pista de pádel, creando un completo complejo de ocio y deporte junto a las piscinas municipales.
Otro de los proyectos estrella ha sido la creación de un camino peatonal que conecta el pueblo con la carretera DSA-443. "Lo hemos dotado de iluminación con farolas solares y hemos puesto entre farola y farola un árbol. Ha quedado un paseo fabuloso", ha señalado el alcalde. La mirada está puesta ahora en la recuperación de la antigua estación de tren, un proyecto "ilusionante" para el que ya han conseguido una subvención de 30.000 euros de la Diputación y que comenzará este mismo verano con la renovación de la cubierta y la fachada.
Con estas mejoras y el espíritu de superación que desde siempre han demostrado los boadenses, Boada se prepara para sus fiestas patronales, que se celebrarán del 4 al 8 de julio. Unos días para "compartir, recibir a los familiares, a los amigos y disfrutar", como ha expresado el alcalde. El programa, del que ya informó Las Arribes al Día, incluye citas tan esperadas como el pregón, que este año correrá a cargo de la familia Ramos Tapia, que además ha colaborado aportando una vaquilla para los festejos taurinos. "Es algo fabuloso y que tiene mucha aceptación", explica el regidor. A ello se suma ese mismo día el desfile de peñas, el IV Toro de Cajón del domingo o el II Caballo Cagón del lunes, este año con nuevo animal, lo que siembra algunas dudas sobre cómo saldrá un evento al que el año pasado se sumaron más de un centenar de personas. Además, el programa no deja atrás buenas verbenas y citas gastronómicas.
Pero la visión de futuro de Boada va más allá. El municipio se ha integrado en una plataforma junto a la Asociación Todaví@ y otros ayuntamientos de la comarca para luchar por un objetivo común: la reapertura de la línea férrea con fines turísticos. "Si consiguiésemos la reapertura significaría para esta zona, para esta comarca, pues prácticamente lo que significó entonces. Un aire de esperanza para tratar de solucionar problemas arraigados en esta zona oeste tan abandonada", ha afirmado con convicción Matías Garzón. "Sé que es complicado, que va a ser difícil, pero no podemos darlo por perdido. Tenemos que dar la batalla", defiende el alcalde. "Si al restaurar la estación de Boada podemos aportar un granito de arena, me daría por satisfecho", concluye.
Es la lucha de la España Vaciada por no darse por vencida, un esfuerzo simbolizado en la restauración de su estación y en la defensa de su patrimonio. Un mensaje de resistencia y esperanza que el alcalde ha querido extender a todos sus vecinos y visitantes para las próximas fiestas: "Que todos disfruten, que disfrutemos todos, que haya armonía, es de lo que se trata. Les deseo unas felices fiestas a todos".
