"Mientras otros dormían, vosotros estudiabais. Mientras otros descansaban, vosotros os desgastabais por mejorar"
Queridos médicos,
Hoy quiero deciros algo diferente. Hoy no vengo a recordaros vuestras responsabilidades, ni a hablaros de la carga que lleváis en los hombros. Hoy quiero que levantéis la cabeza y veáis lo que sois...
Desde el primer día en que decidisteis seguir el camino de la medicina, os dijeron que erais unos afortunados. Que estudiar esta carrera era un privilegio. Os repitieron una y otra vez que debéis sentiros agradecidos, como si lo que habéis logrado hubiera sido un regalo y no el fruto de incontables horas de sacri?cio, noches en vela, dudas, fracasos y una inquebrantable determinación.
Pero hoy es momento de recordar algo fundamental: no estáis aquí por suerte. Estáis aquí porque lo merecéis.
Mientras otros dormían, vosotros estudiabais. Mientras otros descansaban, vosotros os desgastabais por mejorar. No fue fácil. Nunca lo ha sido. Pero lo hicisteis. Lo habéis logrado. Fruto de vuestro esfuerzo y sacri?cio.
Y, sin embargo, la sociedad ha querido convenceros de que sentir orgullo por vuestro esfuerzo es arrogancia. De que reconocer el mérito propio es soberbia. Pero no se puede permitir que os arrebaten el derecho a celebrar lo que sois: la élite de los que luchan, los que no se rinden, los que enfrentan la vida y la muerte con la misma convicción.
Ser médico no es solo una profesión, es un compromiso con la humanidad. Es elegir, todos los días, ser la diferencia entre la desesperanza y la esperanza, entre el sufrimiento y el alivio, entre la vida y la muerte.
No hay suerte en lo que habéis logrado, solo mérito. Por eso, debéis caminar con orgullo.
Sois médicos. Guardianes de la salud. Guerreros. Vuestro rostro re?eja determinación y compasión, fusiona valentía y disciplina espartana, perseverancia con visión humanitaria y sentido de responsabilidad. Sois sanadores y líderes resilientes, con un compromiso in?exible hacia la humanidad.
Estos días leo con preocupación que el gobierno prepara un nuevo estatuto sanitario para quitaros el liderazgo del acto de curar, que no la responsabilidad, ninguneando vuestros méritos y conocimientos, pretendiendo igualar lo que nunca es ni podrá ser igual.
Salid a la calle a defenderos con orgullo, parad y hacer huelga si es necesario, porque en un país donde el mérito, el esfuerzo y la responsabilidad se miran con sospecha, a veces es necesario hacerlo para que todo el mundo (y sobretodo la clase política) sea consciente de lo mucho que vuestra profesión aporta a la sociedad y lo mal tratados que estáis.
Pensad que en el fondo lo que defendéis es la supervivencia de una sanidad pública de primera, que tal vez sea la única joya compartida que nos queda en nuestro país, un país empeñado en dividirse a sí mismo y en acabar con cualquier símbolo que represente el éxito de la unidad y la solidaridad ciudadana.
Soy consciente de que se necesitan once millones de médicos en el mundo occidental y sé que estáis hartos de que aquí se os considere unos privilegiados, e incluso se os compare con ministros, cuando España encabeza el triste ranking de las peores condiciones laborales para vuestro colectivo. Tal vez lo más sensato e inteligente sea aceptar esas ofertas que a diario se os hacen para trabajar en otros lugares donde se os aprecie y valore. Pero, quiero pediros que no tiréis la toalla, que sigáis luchando con la misma pasión y entrega que os llevó a ser médicos para defender la sanidad de este país, y también, lo que es vuestro y os habéis ganado a pulso.
Todos deberíamos ser conscientes de la importancia de vuestro bienestar profesional para poder ejercer adecuadamente la medicina, de que necesitáis unas condiciones de trabajo optimas y dignas. Que curiosamente esto se entiende como una necesidad incuestionable para el resto de trabajadores (sanitarios o no), pero como un privilegio para vosotros… que ironía, puesto que de la calidad de vuestro trabajo depende la salud de casi cincuenta millones de personas.
La inmensa mayoría de los ciudadanos de este país os comprendemos, apoyamos y respaldamos. El mundo os necesita. Por favor, seguir adelante con la misma entrega y determinación que os trajo hasta aquí.
Ahora es el momento de movilizarse y mostrar que no os dejáis amedrentar por aquellos que no saben valorar el verdadero esfuerzo y sacri?cio. No todo el mundo es capaz de conseguir alcanzar vuestras metas, eso es un hecho que nadie puede negar, y si por alguna razón alguien lo pone en duda, solo tiene que enfrentarse a los mismos retos que todos vosotros habéis superado.
Desde la más profunda admiración que siento hacia vosotros os insto a que no lo dejéis pasar, LUCHAD y haceos respetar.
Sin médicos no hay medicina. Gracias,
AUTOR: Álvaro Herrera