La intérprete salmantina que trabaja en Bruselas, escritora y columnista de SALAMANCArtvALDÍA reflexiona acerca de la inmigración y los cuidados en una nueva novela mucho más arriesgada
De un bolero sacó Concha Torres el título de su última novela y de su trabajo como intérprete en la Unión Europea, esa manera tan especial de oír al otro y de reflejar las voces. Porque Un alma como la mía, publicada como toda su ficción por Bohodón Ediciones, es un viaje entre dos voces, la de una mujer situada a un lado del privilegio, que llega a la maternidad con una herida en el alma, y otra, la de quien sabe desde el principio que ha de enfrentarse al mundo con valentía. Dos mujeres que se encuentran en Bruselas, en la necesidad del cuidado, de papeles, de esperanza para los suyos… temas candentes que trabaja Concha Torres con su particular estilo. Ese estilo que aprendimos en sus dos primeros libros de relatos, y que nos divirtió y deslumbró a partes iguales en su novela breve, casi ejemplar Vladimir no es un nombre de perro.
Son ambas novelas de la autora salmantina, licenciada en historia, bregada en estudios sobre la clausura femenina en el siglo XVII, viajera y políglota, una buena muestra de su capacidad para mirar la realidad, saber cuáles son los temas candentes y explorarlos con esa incisiva sabiduría, compasiva pero de tenaz objetividad con la que mira el mundo. Un mundo relatado con ese lenguaje parco en adornos, rico y certero con el que también escribe cada quince días sus magníficas columnas en SALAMANCArtvALDÍA Concha es intérprete, sabe bien de la palabra justa y precisa y no aburre al lector ni se enreda en circunloquios, dice lo que tiene que decir y con contundencia. Es castellana de lengua fina y casi brusca, pero esa seguridad con la que habla es muy de agradecer en tiempos de excesivo follaje en libros que se retuercen hasta el infinito. La intrahistoria que cuenta Concha es tan reveladora de la Historia que merece la lectura, y no echamos de menos la floritura, no. Tanto la pareja que discute por la custodia del perro, y el perro, son hijos de nuestro tiempo, como estas dos mujeres que se dejan cuidar en tiempos de intemperie, de inmigración y de desolación. Mujeres que se cuentan la vida, se cuidan, se unen y se abrazan solo con su diálogo quizás… de carmelitas.
¿No hay cierta clausura en las mujeres que vienen sin papeles buscando un trabajo que les permita esconderse? ¿No hay una retirada del mundo en la mujer que se abisma en el trabajo para no entenderse? Las protagonistas de Concha Torres buscan una salida a sus particulares encierros y lo hacen a través de la palabra, de contarse la vida y contársela a un lector que asiste al derribo de nuestras esperanzas. Un derribo intuido. Es una novela de nuestro tiempo, esta, una novela de boleros e ilusiones, un ejercicio costumbrista del mundo en el que vivimos. Y si lo escribe Concha Torres con su particular cuidado y concisión precisa, es absolutamente necesario. Leerla y escucharla, y tenemos la oportunidad de hacerlo en Letras Corsarias, el martes 10 de junio, a las siete y media de la tarde.

Fotografías: Carmen Borrego.