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Un pequeño animalillo salvaje
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TANTOS LIBROS POR LEER

Un pequeño animalillo salvaje

Actualizado 03/06/2025 08:23

Mi propuesta de esta semana, Del color de la leche, es, a mi juicio, una auténtica joya literaria, una maravilla deslumbrante, de una intensidad, una sensibilidad y una belleza ciertamente extraordinarias. Se trata de la primera novela publicada en nuestro país por su autora, la británica Nell Leyshon, de la que recomiendo también encarecidamente la lectura de otros dos títulos, El bosque y La escuela de canto.

La historia que nos cuenta la novela transcurre entre las primaveras de 1830 y 1831. Mary, una chica de quince años, analfabeta, con el pelo color de la leche -albina, pues, aunque el vocablo no aparece nunca en el texto- y una pierna torcida de nacimiento -rasgos ambos que la dotan de una cierta condición de extrañeza o singularidad en su mundo-, malvive en la granja familiar en la que comparte afanes y sufrimientos con su abuelo, sus ásperos progenitores y sus tres poco afables hermanas, mayores que ella.

La niña se ve obligada a trabajar de sol a sol por la disciplina férrea que impone su brutal padre, que rumia permanentemente la decepción que le supone no haber concebido un varón que pudiera ayudarle en las múltiples faenas de la granja. Su vida, que se desarrolla en un ambiente de extrema pobreza y muchas carencias, es tosca, rudimentaria, muy sufrida, sin alicientes ni expectativas, y debe soportarla rodeada de sus desabridos familiares de los que solo el abuelo, que comparte con ella la limitación física, pues está postrado en una silla con las piernas muertas tras una caída desde un almiar, le ofrece risas, alegría, complicidad, cariño y algo parecido a la ternura. Necesitado de dinero e incapaz de alimentar tantas bocas, el padre, primitivo y cruel, “cede” a la joven -a cambio de algún dinero- al señor Graham, vicario de un pueblo cercano, que precisa a la chica para cuidar de su mujer enferma, languideciente en su lecho a la postre mortal.

En su nuevo hogar Mary encontrará un mayor confort material, unas mejores condiciones de vida y en la figura de la señora, afable y cariñosa, una compañía acogedora y grata. Tras el fallecimiento de esta, Mary queda en la casa en la sola compañía del señor Graham, aprendiendo con él a leer y escribir -algo inusual en esa época para alguien de su clase social-, aunque el precio que deba pagar por ello, por su elemental aunque valioso aprendizaje, un precio de violencia y sujeción, de sometimiento y dominación, de sufrimiento y dolor, a partir de unos hechos que no quiero desvelar, acabe siendo tan terrible como el precario universo que ha dejado a sus espaldas. Su recién adquirida capacidad para la lectura y la escritura la lleva a confiar a una especie de diario los acontecimientos que vivirá entre las dos primaveras que enmarcan la narración. Son las páginas de ese diario lo que leemos en Del color de la leche.

El libro interesa por cuatro razones fundamentales. En primer lugar, la autora dosifica con maestría los elementos de intriga que contiene su historia, de manera que la lectura avanza mientras en el lector crece la inquietud por conocer los principales extremos de la trama: ¿a quién escribe la chica?, ¿cuál es el porqué de la urgencia a la que alude una y otra vez?, ¿qué experiencias dramáticas ha podido vivir para que su traslado al papel resulte tan doloroso como confiesa? La sutil graduación de estos elementos proporciona una inquietud y una tensión a la novela que potencian la intensidad y el placer de su lectura.

Por otro lado, destaca la poderosa personalidad de Mary, una chica ingenua y sin desbastar pero, a la vez, inteligente; inocente (la blancura de su cabello opera como metáfora de la pureza y la bondad naturales) y carente de formación pero con un buen juicio innato. Es lúcida y descarada, sensata e irreverente, sencilla y sincera, respondona y deslenguada. Pese al mucho sufrimiento y las incontables desgracias que padece es alegre y transmite felicidad. Su sentido común, su ausencia de filtros racionales, le permiten sorprender a sus interlocutores al mostrar la verdad oculta de las cosas que los prejuicios o las convenciones sociales disfrazan o edulcoran. Se muestra, así, como un ser primitivo, un pequeño animalillo salvaje, simple, siempre activo y muy elemental, que se manifiesta de modo directo y nada complaciente aunque entrañable, pues no tiene conciencia de la abrupta ironía o la rebeldía iconoclasta que evidencian sus palabras.

El tercer elemento sobresaliente del libro reside en lo peculiar de su estilo. La principal clave de Del color de la leche es el modo en el que se hace oír la voz de Mary, que rezuma poesía, delicadeza, ternura y emoción y que logra transmitir gracias no sólo a lo convincente de su relato y a la verdad con que refleja la realidad que presenta, sino también a la “rareza” formal del libro, en un convincente paralelismo entre el tratamiento gramatical, léxico, sintáctico y ortográfico del texto y la condición de su protagonista, analfabeta de origen, recién iniciada en la escritura y sin más lecturas que algún versículo bíblico deletreado de modo torpe y balbuceante. Y así, por tanto, su puntuación es imprecisa, el léxico sencillo, las mayúsculas inexistentes, la sintaxis básica, sin apenas adjetivación, en una escritura desmañada y torpe pero bellísima.

Por último, como cuarto aspecto relevante, quiero subrayar la vigencia de su “mensaje” en nuestros días. Del color de la leche nos habla de la violencia que se ejerce sobre los seres más indefensos, los marginados, los humildes; los insoportables abusos y la cruel explotación que acompañan con frecuencia al poder; el tantas veces inicuo papel de la Iglesia como sostén de un injusto orden social; la dominación y el sojuzgamiento que sufren millones de mujeres en el mundo; el valor emancipador de la cultura, de la formación, de la lectura, como casi únicas vías para escapar de la miseria, de todas las miserias.

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Nell Leyshon. Del color de la leche. Editorial Sexto Piso. Madrid, 2013. Traducción de Mariano Peyrou. 176 páginas. 18.90 euros.

Alberto San Segundo - YouTube

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