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Alba y Teresa: un solo sentir
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ALBA DE TORMES

Alba y Teresa: un solo sentir

Actualizado 06/06/2025 10:14

"Para un albense, Santa Teresa es más de lo que un libro pueda contar. Es identidad, es raíz, es presencia constante y, a menudo, consuelo"

Para los que nacemos y crecemos en Alba de Tormes, Santa Teresa de Jesús es algo más que un nombre escrito en los libros de historia. Es parte importante de nuestra identidad, es nuestra santa, nuestra patrona y además alcaldesa honorífica de nuestro pueblo desde el 25 de agosto de 1963.

Aquí en Alba de Tormes encontró Teresa el apoyo necesario para hacer posible su octava fundación, la del Monasterio de la Anunciación, un 25 de enero de 1571. El contador del duque de Alba, Francisco Velázquez y su mujer Teresa de Layz fueron dos figuras claves en esta fundación, donde la santa fallecería un 4 de octubre de 1582. Sin embargo no recibió sepultura hasta el 15 de octubre debido al paso del calendario juliano al gregoriano.

Dios quiso que Santa Teresa falleciese en Alba de Tormes y los albenses nos convirtiésemos en regazo eterno de un último suspiro, que nos marcó para siempre. Desde entonces, tal y como canta el himno teresiano ‘Cantemos a Teresa’, la Santa en “Alba duerme y brilla”. Aquí albenses y la Orden del Carmelo Descalzo custodiamos su cuerpo y hacemos brillar su legado.

En Alba de Tormes nacemos con Santa Teresa. Desde muy pequeños nuestros familiares nos cuentan alguna confidencia al oido al paso de la imagen de la santa en nuestras primeras procesiones. Esa transmisión oral, cargada de vivencias personales, es la que convierte la figura de Teresa de Jesús en algo tan cercano, tan nuestro.

Desde ese momento heredamos el sentimiento teresiano sin apenas darnos cuenta, el amor y la devoción, un vinculo vivo que fluye por nuestras venas, de generación en generación. Desde niños, cuando jugamos en la Plaza de las Madres, crecemos bajo su mirada y la de aquellos que van a visitarla a diario. A tan corta edad no la consideramos una santa universal, ni tampoco la Doctora de la Iglesia, es sino alguien más familiar, pero a la vez ilustre, de la que vamos presumiendo allá por donde pisamos.

Ser de Alba es, en cierto modo, es ser un poco o mucho de Teresa. Y Alba es de Teresa, tal y como titulaba el ingenioso Jesús María Corredera a uno de sus libros ‘Alba de Teresa’, tres palabras que significan y guardan una fortaleza identitaria sin fin para los albenses y teresianos.

Quizás desde fuera cueste comprender este lazo de unión tan profundo. Pero para un albense, Santa Teresa es más de lo que un libro pueda contar. Es identidad, es raíz, es presencia constante y, a menudo, consuelo. Y nosotros los albenses nos sentimos orgullosos de ser su memoria y protección.

Teresa es también el recuerdo y la conexión intima con cada uno de nuestros antepasados, es la nostalgia de un tiempo que se fue y un presente que va demasiado deprisa.

Con la emocionante veneración pública de su cuerpo que hemos vivido del 11 al 25 de mayo, el mundo ha puesto sus ojos en Alba de Tormes. Y sí, hemos sacado pecho, como lo hacemos tantas veces por nuestra santa, pero también se nos ha ensanchado el corazón al recibir a 90.000 personas, que nos han ayudado a conectar de una forma más espiritual y profunda con el tesoro más preciado que nos fue confiado.