"El fútbol es muy incierto y cambiante, elaborar una plantilla casi nueva cada año provoca este tipo de situaciones", afirma el periodista Chema Díez
Es lo que tiene la vida en cualquier ámbito, que el final de una cosa es solo el pistoletazo de salida hacia algo nuevo; y esto, en el mundo del fútbol, se ha convertido ya en una rutina.
Unionistas CF ya dio carpetazo a la temporada 2024-2025 con la certeza de que seguirá un año más en Primera RFEF, después de unos meses en los que ni club ni equipo han dado la talla. La realidad ni se puede ni se debe obviar.
“El fútbol nos ha dado una segunda oportunidad, pero también un serio aviso. Ahora, tenemos que aprovecharla”. Con estas palabras en sus redes sociales cerraba Unionistas CF una campaña en la que, por primera vez desde su llegada a Segunda B / Primera RFEF, se ha temido de verdad por el descenso, por bajar un escalón y, por qué no decirlo, por un claro fracaso deportivo.
Desde el día 1, viendo el nivel de la competición, la igualdad existente y los rivales de Unionistas, creo que no haber logrado meterse en play off es una decepción porque había, en teoría, mimbres para poder hacer algo grande; pero, Unionistas se ha dado cuenta que la competición te coloca en el lugar que te mereces y éste no ha sido otro que en el límite para no descender al cuarto escalafón del fútbol español.
Sigo manteniendo, como desde el principio, que el equipo tenía que haber luchado por el play off hasta el final… y por qué no, conseguirlo. Pero, la realidad, dura a veces, es la que es.
Viendo el vaso medio vacío, está claro que la apuesta por Dani Llácer en el banquillo no ha salido bien, a la vista están los resultados obtenidos, con cero victorias fuera del Reina Sofía y un último tramo sin sacar nada positivo en su estadio. Su destitución al frente del equipo llegó tarde, estirando el chicle hasta un punto en el que terminó por romperse y la situación era ya completamente insostenible.
Decir esto, no es dudar, ni mucho menos, de las capacidades de Dani Llácer como entrenador, y seguramente haga buena carrera en el mundo del fútbol; simplemente, las cosas no salieron como esperaba, punto, no creo que haya mayor debate. Lo que sí tengo claro es que por ser la ‘arriesgada’ apuesta del club y darle su oportunidad como ‘primer espada’, la situación se llevó hasta un punto extremo.
Y, como suele ocurrir con estas cosas, el recambio muchas veces no suele darte un mayor rendimiento, especialmente cuando te estás jugando salir del pozo y el fantasma del descenso de categoría está muy presente. Y Acciari ha logrado el objetivo que se le encomendó, no hay duda de eso, aunque haya sido de una manera poco brillante y agónica.
¿Quién tiene la responsabilidad? Pues, como en cualquier apartado de la vida, primero el que manda (el presidente); luego, el que ha puesto el que manda (el director deportivo); más tarde, los que han ocupado el banquillo; y, por último, los que juegan cada fin de semana. Tampoco estaría mal que la afición no estuviese dividida en ciertos aspectos y se remara en la misma dirección.
Porque si hay algo que vale su peso en oro este club es su gente, la que deja cualquier cosa para seguir al equipo a cualquier lugar. Y eso no se paga con dinero.
¿Qué deparará el futuro? El fútbol es muy incierto y cambiante, pero Unionistas debe ponerse ya manos a la obra para construir un nuevo proyecto e intentar que no sea a corto plazo y si a medio o a largo… elaborar una plantilla casi nueva cada año provoca este tipo de situaciones, igual que en el banquillo. Acertar es clave y, en eso, Unionistas sí sabe algo. Su suerte será la de todos.