Mohamed Rida Kabiri, originario de Marruecos, llegó a Salamanca con 16 años, donde se ha convertido en un destacado luchador de K1 y un ejemplo de integración.
Salamanca, reconocida por su patrimonio y su legado académico, es también un mosaico de vivencias personales, de sueños que cruzaron fronteras para arraigarse en sus calles. Una de estas historias es la de Mohamed Rida Kabiri, un joven que emprendió su viaje desde Beni Melal (Marruecos) siendo un adolescente y que en Salamanca se ha erigido como una figura destacada del K1, representando con orgullo a la ciudad que le ha dado todo.
Su llegada a la capital del Tormes se produjo "entre finales de 2017 y principios de 2018", rememora. Con apenas dieciséis años, casi diecisiete, decidió seguir los pasos de sus hermanos y un tío que ya habían residido en la ciudad. "Siempre me habían contado que era una ciudad bonita y yo también quería vivir aquí en Salamanca", explica con naturalidad.
El cambio fue, como era de esperar, significativo. "Es otra cultura diferente, otras costumbres diferentes, es todo diferente", admite Mohamed. Sin embargo, su juventud y la necesidad de integrarse facilitaron el proceso. Como menor no acompañado, residió en un primer momento en un centro de menores, una etapa que considera crucial para su adaptación.
"La verdad que no me costó mucho, porque al final si convives con gente que habla solamente español, al final te acostumbras y te haces a la manera de ser de aquí", relata sobre aquellos primeros tiempos de inmersión lingüística y cultural.
Una vez superada la barrera inicial del idioma y las costumbres, Mohamed se enfrentó al desafío de la inserción laboral. "Cuando salí del centro de menores me fui a un piso, hice un curso, y luego ya fue complicado porque al principio me daban unos papeles que no autorizaban para trabajar", recuerda.
Estos documentos acreditaban su estancia legal, pero no le permitían acceder al mercado laboral. "Cuesta mucho porque te piden para trabajar un contrato de trabajo de un año", detalla sobre las trabas burocráticas. Pero la constancia tuvo su recompensa: "con el tiempo al final, pues siempre hay una manera u otra". Actualmente, Mohamed Rida trabaja en el sector de la construcción, especializándose en cubiertas y pizarra, un oficio que compagina con su gran pasión, el K1.
A pesar de los años y de sentirse plenamente integrado, hay elementos de su Marruecos natal que Mohamed echa en falta. "Lo primero la comida, que es distinta", confiesa con una sonrisa. El cuscús de los viernes, una tradición en su país, ocupa un lugar especial en sus recuerdos. "Se puede comer en algunos sitios y hacerlo", dice, "pero el cuscús de la mamá no es el mismo".
También percibe diferencias en el tejido social. "La gente aquí es más independiente y cada uno va a lo suyo. En muchos casos los vecinos ni se hablan", contrasta con la vida comunitaria de su barrio en Beni Melal. "Allí puedes casi entrar a cualquier casa, la gente va toda junta y eso aquí es más difícil". Aunque vive con un amigo al que considera "casi un hermano" y mantiene vivas ciertas costumbres como tomar un té, reconoce que la dinámica social es diferente. Su familia directa, sus padres, residen en Marruecos, mientras que sus tres hermanos, que también pasaron por Salamanca, viven ahora en Francia.
Sin embargo, sus lazos con Salamanca son fuertes. Cuando se le pregunta por qué Salamanca, la respuesta es firme: "Me gusta mucho la ciudad y no me quiero mover de aquí. Además tengo el gimnasio donde entreno y he conocido gente y ya tengo amigos. Hay muy buen rollo".
El deporte, y específicamente el K1, es el gran motor de Mohamed Rida Kabiri. Es en el Club José Ángel Gómez Salamanca y en la competición donde canaliza su energía y donde ha encontrado una forma de devolver a la ciudad parte de lo que le ha ofrecido. "Yo cuando voy a pelear en algún sitio fuera de Salamanca peleo representando a mi club y a la ciudad, por supuesto. Yo represento a Salamanca, no tengo otra cosa que representar", afirma con convicción. Este sentimiento de pertenencia es tan profundo que no duda en declarar: "Salamanca es la que me ha dado todo y es gracias a Salamanca por donde yo estoy".

Esta identidad salmantina, construida con esfuerzo y afecto, se enfrenta en ocasiones al desafío del racismo. Mohamed lo aborda con pragmatismo. "Racismo siempre va a haber. Ser extranjero en cualquier país siempre es difícil", comenta, añadiendo que "en todos los sitios hay gente buena y hay gente mala".
Sus experiencias más directas con actitudes discriminatorias provienen, principalmente, del anonimato de internet. "Algunas veces en algunos comentarios de las publicaciones de los periódicos cuando gano algún campeonato hay gente que dice que no soy salmantino y al final eso también es racismo", explica, refiriéndose a comentarios que cuestionan su identidad salmantina cuando se anuncia un combate. A pesar de ello, su respuesta es contundente: él se siente salmantino.
La carrera deportiva de Mohamed Rida Kabiri es impresionante. "He sido varias veces campeón de España", enumera. A esto se suma una medalla de plata en una Copa del Mundo en Turquía y un bronce en otra competición profesional en Italia.
Ahora, su objetivo inmediato es el Campeonato de España que se celebra este fin de semana en Benidorm, coincidiendo con el Día de África. "Hay que darlo todo para ganar y llevar el título para Salamanca, claro", asegura con determinación. Para él, una medalla de oro sería la mejor forma de celebrar esa fecha tan significativa.