El libro recoge unas 3.000 palabras y 400 refranes, y propone nuevas etimologías para términos como «charro», reivindicando la riqueza lingüística y etnográfica del municipio
El resultado de una minuciosa investigación y una profunda conexión personal con la villa de Los Santos ha tomado forma en el 'Diccionario del habla de la villa de Los Santos', una obra de Ovidi Carbonell Cortés presentada esta mañana en la Sala de las Comarcas. Editado por el Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca, el libro consta de 540 páginas y cuenta con una tirada inicial de 300 ejemplares, disponibles a un precio de 25 euros. Este trabajo no solo recopila términos, sino que también explora sus orígenes y el universo cultural que los envuelve.
Ovidi Carbonell, quien se definió como "experto en traducción científico-técnica"; " y docente de esta materia, confesó que su inmersión en el habla santeña se la debe en gran medida a su mujer y a la gente del pueblo. "Aunque llevo 33 años en Salamanca, yo soy valenciano y he conocido este universo gracias a mi mujer, que me ha introducido a palabras", explicó. Su agradecimiento se extendió "a todo el pueblo de Los Santos".
El autor destacó la importancia histórica y material de Los Santos, más allá de su humildad aparente. "Cuando paseamos por la ciudad de Salamanca y nos admiran sus construcciones en piedra de Villamayor vemos que esos maravillosos edificios se sustentan en firmes columnas de granito, en granito de Los Santos", afirmó Carbonell, subrayando también el papel del granito santeño en el Puente Romano y la vinculación de la localidad con la Vía de la Plata. Recordó que Los Santos ha sido "tierra de canteros, de agricultores y ganaderos, pueblo de tejedores y de constructores de carros", y uno de los últimos lugares donde se conserva la artesanía del lino en todo su proceso.
El diccionario recoge un vasto léxico, con "unas tres mil palabras de acepción, unos cuatrocientos refranes y una sección de cantares". Carbonell mencionó ejemplos como "rinche, achiperre, echar un parlao, vuelta pineta", y otras de influencia del castellano occidental, extremeño o portugués como "tupir" o "tecer".
Uno de los aspectos más destacados del libro es la revisión etimológica de ciertos términos. Entre ellas, Carbonell resalta su propuesta para la palabra "charro", que según su investigación no provendría del vasco "txar" (malo), sino que sería "un préstamo directo de la palabra chara, a su vez un derivado de Charrería, préstamo directo de la palabra árabe sha'rawíya, a su vez de shara'a, que ha dado el español jara. Es decir, una tierra de jarales".
Para Carbonell, "no hay palabra ni expresión mal dicha. Son testimonios de un legado de generación en generación, y guardan en ellos los ecos de la historia. Es importante respetarlos y mantenerlos". Con este diccionario, Los Santos "se convierte, no en una cantera, sino en toda una mina lingüística".
En la presentación intervino también David Mingo, diputado de Cultura, quien ensalzó la obra. "Este libro no solo documenta un patrón cultural invaluable, sino que también nos recuerda la importancia de conservar las tradiciones orales como parte inicial de nuestra filosofía", afirmó Mingo. Citando al el prólogo del profesor Agustín Torijano Pérez, calificó el diccionario como "una verdadera historia lexicográfica y etnológica".
El diputado señaló que este estudio "complementa y amplía otros estudios publicados por la Diputación de Salamanca como el habla de Rebollar, el habla de la Sierra de Francia (...) También el Diccionario de las hablas de Salamanca (...) o el antiguo Campo de Agadones". Mingo destacó especialmente la propuesta etimológica para "charro", que "a buen seguro se alinea más con nuestro sentir como charros".
Finalmente, Mingo felicitó al autor, Ovidi Carbonell Cortés, por esta "valiosa construcción" e invitó tanto a los santeños como a los salmantinos en general a adentrarse en esta obra que "sin duda, enriquecerá su visión de nuestro legado lingüístico". Por su parte, la alcaldesa de Los Santos, Noemí Rodríguez de Arriba, manifestó su alegría por contar con este diccionario como patrimonio del pueblo, "donde todos los vecinos ya pasean con el libro entre sus manos".