La voz de Teresa de Jesús sigue resonando con vigor, ofreciendo luz, consuelo y esperanza con motivo de la veneración de su cuerpo
La misa de la mañana del viernes 16 de mayo fue presidida por el Obispo de Zamora, Monseñor Fernando Varela Sánchez. El prelado articuló su mensaje en torno a dos "gritos" esenciales que, según él, Santa Teresa transmite a través de sus reliquias. "Damos gracias por todo lo que ha supuesto su vida, porque ha sido una luz muy potente para la Iglesia, para la humanidad, y lo sigue siendo para nosotros", expresó.
El primer mensaje que emana del cuerpo venerado es que "nuestra carne, nuestra humanidad, que un día va a morir... está hecha para la gloria". Monseñor Varela recordó que experimentamos la "dura fatiga de la existencia", pero que estamos llamados a una esperanza mayor: "Jesús un día lo va a resucitar glorioso, triunfante, al modo de su cuerpo glorioso".
"Hemos sido creados, salvados y vivimos y morimos para ser llevados a la gloria", enfatizó el obispo, transmitiendo la exhortación teresiana: "Mira al cielo, mira al final de tu existencia. El que no mira al final yerra".
El segundo mensaje se centra en cómo alcanzar esa gloria prometida. "Enséñanos, Santa Teresa de Jesús, el camino de la santidad, que no es otro que el de Jesucristo", citó el obispo, subrayando que este camino consiste en "vivir con Cristo, en vivir de Cristo".
Para concretar este camino, Monseñor Varela ofreció una clave teresiana: "mendigar la gracia de Dios". "Todos, lo sepamos o no, somos mendigos. El hombre está llamado a realizarse, a crecer, y eso no es posible sin recibir la gracia de Dios", afirmó.
Según Varela, Santa Teresa nos enseña que la oración es el medio indispensable para obtener esos dones divinos. "La oración te hace mendigar los dones de Dios y recibirlos. Es la respiración del alma", explicó, comparándola con necesidades vitales como comer o respirar. La homilía concluyó con un llamado a la transformación personal y mundial: "Necesitamos que el mundo cambie, y no cambia sin santos. Y los santos no nacen, se hacen. ¿Y cómo? Por la oración".
El obispo pidió a Santa Teresa que "grabe en nosotros a fuego" la doble certeza de estar hechos para la gloria y que a ella se accede por medio de Jesucristo y la oración. "Vive unido a él por medio de la oración y él te colmará de su sabiduría, de su dulzura", concluyó, bendiciendo especialmente al Carmelo Teresiano y a España.