La presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Salamanca, analiza los retos, entre ellos la despoblación, de las 254 farmacias y 92 botiquines de la provincia e insta a poner en valor y aprovechar este recurso para mejorar la salud de la población
En el corazón de cada barrio y en la soledad de muchos pueblos salmantinos, la farmacia se erige como un faro de salud y confianza. Sin embargo, tras el mostrador donde se dispensan remedios y consejos, late una compleja realidad de desafíos y la constante búsqueda de adaptación. María Engracia Pérez Palomero, presidenta del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Salamanca y también del Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León (Concyl), desgrana la situación actual, los problemas acuciantes y las reivindicaciones de una profesión que se siente esencial, pero que lucha por su futuro, especialmente en el ámbito rural.
Salamanca cuenta con una extensa red de atención farmacéutica. Según los datos proporcionados por Pérez Palomero, en la provincia existen 254 oficinas de farmacia. De estas, 85 se encuentran en la capital, mientras que las 169 restantes prestan servicio en la zona rural, un dato que subraya su capilaridad. A esta cifra se suman 92 botiquines, esenciales para garantizar el acceso a la medicación en las localidades más pequeñas. Detrás de estos establecimientos, hay un nutrido grupo de profesionales: aproximadamente 800 farmacéuticos colegiados en Salamanca.
Esta amplia distribución, si bien es una fortaleza en términos de accesibilidad para el ciudadano, también dibuja uno de los principales retos: la sostenibilidad de muchas de estas farmacias rurales en un contexto demográfico adverso.
La presidenta de los farmacéuticos es clara al señalar el problema más grave que enfrentan: "Al final en Castilla y León la problemática que tenemos no solamente afecta a las farmacias, pero bueno, en este caso, digamos que nosotros nos centramos obviamente en esto, pero el problema principal es la despoblación". Esta sangría demográfica, que afecta con especial dureza a los municipios más pequeños, tiene un impacto directo en la viabilidad de las oficinas de farmacia.
Pérez Palomero destaca que más del 60% de las farmacias de la región se encuentran fuera de los grandes núcleos de población. Esta realidad se traduce en que "Salamanca tiene muchas farmacias de viabilidad económica comprometida", una situación preocupante para los profesionales que, como subraya, no buscan depender de subsidios. "Ninguna persona, ya no hablo de farmacéuticos, le gusta vivir de ayudas, sino de que le puedan dar las herramientas para ser solvente por sí misma", afirma con rotundidad.
En este contexto, el farmacéutico rural se convierte, en muchas ocasiones, en el único profesional sanitario accesible de forma continuada. "Es el único sanitario, porque es verdad que hay centros que sí que tienen consultorios, que el médico acude un par de días a la semana, pero el farmacéutico al final pues está todos los días de la semana", explica Pérez Palomero. Esta presencia constante refuerza su papel como agente de salud de confianza y sin necesidad de cita previa.
Ante este panorama, la estrategia del sector pasa por potenciar una farmacia "más asistencial y más social", dotando al farmacéutico de nuevas competencias que refuercen su valor y contribuyan a su sostenibilidad. En esta línea, se están impulsando diversas iniciativas.
Una de ellas es la entrega en proximidad de medicamentos hospitalarios. Este proyecto, que ya una realidad en León y que se espera extender al resto de provincias de Castilla y León, permitiría que los pacientes con ciertas patologías crónicas que requieren medicación hospitalaria mensual no tengan que desplazarse hasta la capital. "El farmacéutico comunitario sería quien reciba esa medicación por parte de los compañeros del servicio de farmacia hospitalaria y que sea el farmacéutico comunitario el que haga esa entrega", detalla la presidenta.
Otra propuesta fundamental es la participación activa de las farmacias en los cribados de enfermedades. Pérez Palomero defiende que el farmacéutico puede jugar un papel crucial para aumentar las tasas de participación en programas preventivos, como el del cáncer de colon. "Está demostrado que en otras comunidades autónomas donde sí que funcionan este tipo de cribados en los que el farmacéutico forma parte de la cadena para que el paciente al final se acabe haciendo la muestra, que la tasa del cribado aumenta considerablemente", asegura. Facilitar el test desde la farmacia simplificaría el proceso para el paciente y redundaría en una mayor detección precoz.
Además de estos proyectos a largo plazo, las farmacias también afrontan desafíos coyunturales, como el actual incremento de alergias. "Ha sido un año que ha habido muchas lluvias y que, por tanto, hay bastantes alergias", comenta Pérez Palomero, recalcando que las farmacias disponen de "todo tipo de medicación disponible tanto con receta como sin receta médica" y que la indicación farmacéutica es clave para manejar patologías sencillas.
Si bien la población general reconoce y valora el papel del farmacéutico, desde el Colegio se percibe una necesidad de mayor implicación y reconocimiento por parte de las administraciones. "Nosotros lo que reivindicamos es que también formamos parte del sistema sanitario", enfatiza Pérez Palomero. Aunque las farmacias comunitarias son establecimientos privados, su carácter es eminentemente público y están fuertemente reguladas.
La presidenta considera que la Administración tiene una oportunidad en la red farmacéutica. "Creemos firmemente que somos un profesional del cual la administración puede sacar mucho provecho. Somos en Salamanca 254 oficinas de farmacia más 92 botiquines. Esa red capilar de farmacias y de profesionales sanitarios es muy difícil de conseguir a día de hoy", argumenta. La petición es clara: que se sepa aprovechar este valioso recurso para mejorar la salud de la población.
El desabastecimiento de ciertos medicamentos es otro de los temas que preocupa, aunque Pérez Palomero matiza su alcance. "El problema de los desabastecimientos es un problema que ha existido siempre. Es verdad que en los últimos años en España hay un aumento, pero es cierto que este año e ha ido viendo como esa falta de medicamentos está disminuyendo", explica. A menudo, la alarma surge cuando afecta a fármacos muy conocidos o de patologías comunes.
Las causas son multifactoriales: problemas de producción, errores en fábrica, falta de principio activo o de material de envasado, errores de previsión, o decisiones de mercado relacionadas con los precios y la derivación de producto a otros países. No obstante, se suelen encontrar soluciones, ya sea cambiando el principio activo o utilizando herramientas como el programa FarmaHelp, que permite a las farmacias localizar un medicamento en otra oficina y derivar al paciente. "Al final hay millones de medicamentos puestos en el mercado y el tanto por ciento de los que les afecta el desabastecimiento es mínimo", concluye.
La farmacia salmantina, y por extensión la de Castilla y León, se encuentra en una encrucijada. Su capilaridad y la profesionalidad de sus farmacéuticos son activos indiscutibles, especialmente en la lucha contra las consecuencias de la España vaciada. La apuesta por una farmacia más asistencial, la colaboración con la Administración y la búsqueda de soluciones innovadoras son las claves que maneja el sector para seguir siendo ese pilar sanitario fundamental, cercano y accesible, que la sociedad demanda y necesita. El camino no está exento de dificultades, pero la vocación de servicio y la voluntad de adaptación marcan la hoja de ruta.