Campaña agrícola diferente, donde la preocupación por la sequía ha dado paso, al menos de momento, a la necesidad de que el tiempo permita finalizar las labores de siembra
Por primera vez en años, el campo no implora por agua, sino por un respiro en las precipitaciones para poder completar la siembra de primavera. Coincidiendo con la festividad de San Isidro, los agricultores han dejado a un lado las habituales súplicas por la llegada de agua tan necesaria para los cultivos, ya que este año a su patron le llegan más peticiones para que interceda y cesen temporalmente las precipitaciones.
Por primera vez en varias campañas, el sector agrario local se enfrenta a un escenario donde la abundancia de lluvias ha sido tal que ahora ruegan "una tregua en las lluvias para completar la siembra de primavera".
Como es costumbre arraigada en la villa ducal, los agricultores festejaron a San Isidro Labrador con los tradicionales actos religiosos. La jornada comenzó con una solemne eucaristía celebrada en la iglesia de San Pedro.
La misa fue presidida por Emilio Vicente, párroco de la localidad, quien acompañó a los fieles en sus oraciones y reflexiones en un día tan señalado para el mundo rural. La devoción y el recogimiento marcaron este primer acto litúrgico.
Posteriormente, tuvo lugar la procesión con la imagen del santo, un momento de fervor popular que recorrió las calles hasta la explanada de la Basílica Teresiana. Allí, como colofón a los actos matutinos, se llevó a cabo la tradicional y emotiva bendición de campos, un rito con el que se implora protección y buenas cosechas.
