Ambos desempeñan su actividad altruista junto a Cruz Roja en varios de los programas de ayuda social que desarrollan entre grandes y pequeños en el medio rural.
Ofrecer ayuda desinteresada, tender la mano a quien lo necesita o apoyar a todos aquellos que sienten la soledad. Así tal cual son solo palabras, quizás anhelos vitales para muchos o simplemente frases hechas que coloquialmente decimos que son para "bien quedas".
Pero estos tres simbolizan una pequeña parte de los objetivos que cada mañana están fijados en la mente de los voluntarios, muy especialmente entre todos aquellos que desarrollan su labor junto a Cruz Roja y en el medio rural.
Ejemplo de esto podemos encontrarlo en las historias del peñarandino Alejandro Baladrón Hernández y Ana Isabel Chico Morate, ambos integrantes de la Asamblea Comarcal de Cruz Roja en Peñaranda e integrantes de dos de los programas que habitualmente desarrollan tanto en la ciudad como en la comarca y la cercana localidad de Alba de Tormes.
Alejandro, de 23 años, recuerda emocionado que "llegué a Cruz Roja tras vivir una situación personal. Fue a raíz de esta cuando empecé a buscar este tipo de voluntariados" algo que hoy le tiene integrado en los equipos del proyecto de socorros y emergencias, además de programa de promoción del éxito escolar.
Sobre las sensaciones personales que vive cada día de los que dedica su tiempo a estas iniciativas, Alejandro asegura cómo "recibir el cariño de la gente cuando estás con ellos es algo muy especial. Cualquier detalle, por pequeño que sea, sobre todo en los avances que pueden vivir los pequeños para alcanzar su éxito escolar es muy motivante para ellos y para mí" y añade que "ver cómo llega la persona caída anímicamente y vivir con ellos su ascenso, como poco a poco van levantándose, motivándose y encontrando aquello que quieren hacer en su vida es algo verdaderamente bonito".
En el caso de Ana, su llegada a Cruz Roja viene casi desde su infancia, pero como parte activa principalmente gracias a la insistencia de su hija Eva, que desde hace años es parte del colectivo peñarandino. "He sido socia desde muy joven, pero el voluntariado, al estar trabajando y tener hijos me parecía complicado. Mi hija lleva como voluntaria desde muy joven y ha sido quien no ha parado de animarme. Mi vida cambió cuando me quedé viuda y comencé a cerrarme un poco, a no querer moverme apenas de casa. Ella ha sido la que me ha dado el empujón definitivo para poder salir y pensar en que tenía que hacer algo, tras lo que daba el paso de ser voluntaria".
Hoy forma parte del equipo del programa destinado a la España Despoblada, que visitan pueblos de menos de 200 habitantes en los que, explica, "llevamos a cabo diferentes talleres de memoria, manualidades y sobre todo ofrecemos compañía y charla…con esto se liberan un poco de estar en casa siempre metidos y es verdaderamente gratificante".
"La gente es muy agradecida la verdad…date cuenta que en los pequeños pueblos pueden llegar a sentirse tan solos…sin bares ni lugares a los que acudir, estos ratos que compartimos con ellos se convierten en un gran aliciente" asegura Ana, mientras desempeña estas acciones semanalmente en municipios como Chagarcía Medianero, Malpartida o Aldeaseca de Alba.
Una nueva actitud vital, la de ser voluntario en Cruz Roja, institución sobre la que asegura que "se muestra neutral, dando igual quién seas, cómo eres, tu religión o pensamiento político. Esto es algo que me parece fundamental. Ves que al final aquí se basan en eso, en la neutralidad y el ayudar a la gente".
Para Ana hoy ser voluntaria "es algo que te llena, te ofrece paz personal. Levantarte cada mañana con la idea de aportar tu granito de arena para mejorar el mundo te enriquece mucho. Animo a todo el mundo a que, aunque sea un rato cuando puedan, pero que se hagan voluntarios. Igual que tenemos tiempo para tomarnos un café que se planteen hacer esto…si no hacemos nada para mejorar la vida no podemos quejarnos, y esto de verdad es muy bonito" mientras que Alejandro tampoco tiene duda ninguna, afirmando rotundo que "ser voluntario es una satisfacción personal. Son cosas que, aunque no estén pagadas, se pagan de otra forma diferente y única…Me aporta satisfacción personal tratar de hacer un mundo mejor".