Conocemos de primera mano una enfermedad poco conocida que afecta a unas 2000 personas en Castilla y León, estando en Salamanca la única asociación de la comunidad, ASALU
Un sistema inmunitario que ataca al propio organismo que debería proteger. Así se define el lupus, una enfermedad autoinmune crónica y sistémica que puede afectar a múltiples órganos simultáneamente, complicando tanto su diagnóstico como el día a día de quienes la padecen.
“El problema sucede porque en las enfermedades autoinmunes, el propio sistema inmune reacciona frente a determinados tejidos del propio cuerpo, pensando que son agentes externos”, explica el doctor Antonio Javier Chamorro Fernández, médico internista, profesor titular de la Universidad de Salamanca e investigador.
A diferencia de otras patologías autoinmunes que atacan un solo órgano, el lupus puede dañar articulaciones, piel, riñones, pulmones y corazón, entre otros. “Hay enfermedades que se llaman órgano específicas, que solamente afectan a un determinado órgano. Y hay otras que afectan a multitud de órganos... y ahí está el lupus”, detalla el especialista.
El lupus afecta predominantemente a mujeres. El rango de edad más frecuente está entre los 15 y los 40 años, aunque “puede aparecer a cualquier edad”, existiendo incluso el denominado “lupus del anciano”. Esta realidad tiene importantes implicaciones, ya que impacta principalmente en personas en edad laboral y reproductiva.
Aunque la causa exacta sigue siendo un enigma médico, existe una clara predisposición genética. Sin embargo, también intervienen factores ambientales que pueden “despertar” la enfermedad en personas predispuestas. Un fenómeno particularmente interesante es el llamado “efecto burbuja”, que podría explicar por qué las enfermedades autoinmunes, incluido el lupus, son más frecuentes en sociedades occidentales y nórdicas: “Ahora mismo, en nuestra sociedad, tenemos a nuestros niños que están aislados del campo, de los animales. Se ha visto que, cuanto más al norte y más occidental, más enfermedades autoinmunes”.
En contraste, en países de África o Asia, la incidencia es notablemente menor, exceptuando naciones más occidentalizadas como Japón o Corea. “En Nepal y demás, prácticamente es muy bajita la incidencia”, añade el doctor.
Uno de los mayores desafíos es su diagnóstico, que no puede confirmarse con una única prueba. El proceso se basa fundamentalmente en la sospecha clínica del médico, apoyada por un conjunto de síntomas, signos y pruebas complementarias.
Esta complejidad explica que muchos pacientes experimentan un largo peregrinaje por diferentes especialistas antes de recibir un diagnóstico definitivo, llegando frecuentemente a la consulta “un poco tristes o sin información”.
El abordaje terapéutico ha experim e n t a d o una transformación r a d i c a l . “Hasta hace 10 años solamente h a b í a 2 tratamientos en ficha técnica para el lupus: los corticoides y la hidroxicloroquina”, destaca el especialista. Durante décadas, los médicos utilizaban medicamentos aprobados para otras enfermedades: “Ha habido un desierto de 40 o 50 años sin tratamientos”.
Esta situación ha cambiado drásticamente con la aparición de nuevas alternativas terapéuticas. El objetivo es controlar la actividad de la enfermedad y “en la medida de lo posible, disminuir al máximo
el tratamiento”. El cambio más esperanzador ha sido la drástica mejora en el pronóstico. “Hace 40 años había una mortalidad del 40% de pacientes con lupus. Ahora mismo no llega
ni al 5%”, subraya el doctor Chamorro. Esta reducción espectacular permite que hoy, la inmensa mayoría de personas con lupus puedan llevar una vida prácticamente normal.

Paralelamente, Salamanca investiga sobre enfermedades autoinmunes. El doctor Chamorro forma parte de varios grupos de investigación: “Tenemos un grupo en el IBSAL, de enfermedades autoinmunes, alcohol y metabolismo” y destaca un Grupo de Investigación Reconocido por la Universidad de Salamanca.
Su trabajo actual incluye la dirección de una tesis doctoral sobre “la incidencia de hospitalizaciones de pacientes con lupus en España”. Estas investigaciones buscan mejorar el conocimiento epidemiológico y clínico para optimizar el abordaje de la enfermedad.
Para quienes reciben un diagnóstico de lupus, el doctor Chamorro lanza un mensaje claro: “Que realmente no les va a limitar esa enfermedad”. Reconoce que “toda enfermedad, al principio, crea un trauma”, especialmente si el paciente busca información en internet sin filtro profesional.
Su consejo es contundente: “Lo primero es que se deje asesorar por su médico especialista, que confíen en él”. El especialista insiste en la importancia de establecer una relación de confianza con el equipo médico: “Vamos a estar ahí siempre”.
Su mensaje final resume décadas de experiencia: “Confiar en el médico y pensar que esto es una enfermedad crónica, pero se puede llevar una vida prácticamente normal en la inmensa mayoría de las ocasiones”.