El presidente de este colectivo lidera un grupo de once personas que trabaja silenciosamente para mejorar la vida de quienes más lo necesitan en la ciudad
En Salamanca, un grupo de once personas trabaja discretamente para transformar la vida de quienes más lo necesitan. Sin grandes titulares ni reconocimientos públicos, el Rotary Club Salamanca Plaza Mayor se ha convertido en una pieza fundamental del engranaje solidario de la ciudad. “De pocas cosas me siento orgulloso en mi vida, pero sí de ayudar un poquitín a que el sitio donde yo vivo, que es el mundo, sea un pelín mejor”, explica Pedro Sánchez, actual presidente de esta organización charra en una entrevista en la sede de SALAMANCArtv AL DÍA.
Fundado en 2004 como una escisión del Rotary Club Salamanca, este colectivo forma parte de Rotary Internacional, una organización global con más de 1.200.000 miembros distribuidos en 35.000 clubes por todo el mundo. Su objetivo principal es claro: servir a la sociedad sin esperar nada a cambio, bajo el lema `Dar de sí antes de pensar en sí´, una filosofía que Pedro Sánchez ha hecho suya: “Es un lema que a mí me parece muy bonito, y que yo me lo hago propio cuando puedo”.
“Somos personas de diversas ascendencias sociales. Casi todos profesionales autónomos: abogados, empresarios, joyeros, médicos, enfermeras...”, explica Sánchez. Esta diversidad no es casual, sino buscada intencionadamente: “Se buscan perfiles complementarios porque no queremos hacer un club endogámico. Si la conversación es distinta por tus propios haberes, por tu propia trayectoria, enriquece el espacio”.
El club se reúne todos los lunes para compartir ideas y organizar sus actividades solidarias. Estas reuniones, lejos de ser meramente protocolarias, son el germen de iniciativas que luego se materializan en ayudas concretas. “No es todo trabajo ni todo lúdico. Nos juntamos y hacemos una comida, y hablamos un poco de todo, eso es enriquecedor porque la aportación de cada uno no es uniforme”, señala el presidente.
Cada uno de los once miembros del Rotary Club Salamanca Plaza Mayor aporta una cuota mensual de aproximadamente 50 euros. Estas aportaciones tienen un doble destino: una parte se destina a Rotary Internacional en Evanston (Estados Unidos) para financiar proyectos globales como la erradicación de la polio, mientras que otra porción se utiliza para cubrir los gastos de las comidas semanales y para financiar los proyectos locales que desarrollan en Salamanca. Este sistema de financiación permite que el club mantenga su independencia económica y pueda responder con agilidad a las necesidades que detectan en la comunidad, sin depender exclusivamente de donaciones externas o subvenciones.
En la capital, las iniciativas del club van desde la ayuda a personas concretas hasta grandes eventos benéficos. “Ayudamos, por ejemplo, a una chica salmantina, Ara Santero, que ha estado en Honduras y que acoge a once niños. Uno de ellos lo encontró en un basurero”, relata Sánchez. Recientemente, han regalado un ordenador a Isis, una joven traída a Salamanca por esta cooperante, para que pueda continuar sus estudios. “Le dije algo que me pareció bonito: te damos esto para que tú, cuando te toque, devuelvas esa ayuda a la sociedad, colegida y aumentada”, esa es la filosofía de ‘cadena de favores’ que trasmiten.
Entre sus proyectos más emotivos destaca ‘Taxiluz’, una iniciativa que permite a ancianos de residencias salir a ver las luces navideñas de la Plaza Mayor. “No te puedes imaginar, de verdad, se te saltan las lágrimas”, confiesa emocionado.
La idea surgió en una de sus reuniones y rápidamente encontró eco en la Asociación de Taxistas de Salamanca, que cedió vehículos y tiempo de forma totalmente altruista. “Nosotros somos el nexo, el pegamento entre unos y otros”, explica Sánchez. “Cada jueves de diciembre van cinco taxis a una residencia, cada semana a una diferente. Y hay gente que repite porque está encantada, porque hay mucha demanda”.
El funcionamiento es sencillo pero efectivo: “Nos ponemos en contacto con los directores de las residencias, les explicamos el proyecto y ellos seleccionan a los residentes que pueden participar”. La iniciativa cuenta además con el apoyo del Ayuntamiento de Salamanca: “La policía municipal nos ayuda porque hay que entrar en la Plaza Mayor, y alguna vez nos ha acompañado la concejal de mayores, Isabel Macías, que es muy buena gente”.
“Hay gente que está realmente sola, que no va nadie a verlos. El hecho de sacarlos de ahí, de darles vida, de que vean otra vez las calles... Y que se arreglen, que se compongan un poquito”, reflexiona. Se estima que unos 200-300 mayores se benefician anualmente de esta iniciativa.
El contacto humano es fundamental en este proyecto: “Les damos la mano, nos agarramos, porque muchas veces no son válidos o lo son un poquito. Les agarras y le echas la mano por encima a la señora o al señor, y le ayudas a salir y a meterse en el taxi”.
Otro de sus proyectos estrella fue una cena solidaria puesta en marcha con chefs locales bajo el lema ‘El Sabor de la Esperanza’, el objetivo del evento es recaudar fondos para un proyecto del Centro de Investigación del Cáncer (CIC), un evento que reunió a los mejores restauradores de Salamanca en una causa común. “Quedamos sorprendidísimos con la acogida. Todo el mundo lo hizo gratis: el vino, las instalaciones, las luces, los camareros... Todo fue gratis para un bien”, recuerda Sánchez.
Entre los restaurantes participantes estuvieron Consentido, Las Tapas de Gonzalo, En La Parra o colaboraciones como la de Pastelerías La Madrileña, entre otros. “Nosotros éramos los impulsores, los precursores, pero los que lo hicieron realmente fueron ellos”, reconoce.
El evento logró recaudar 12.000 euros que fueron destinados íntegramente al CIC para un proyecto específico sobre un tipo de cáncer de pulmón muy agresivo y poco conocido. “Es muchísimo más enriquecedor para el que da que para el que recibe”, asegura.
Anualmente, el Rotary Club Salamanca Plaza Mayor entrega el Premio Servir a instituciones o personas que destacan por su labor social. Este año, el galardón ha recaído en la Casa Escuela Santiago Uno, que fue entregado hace apenas unos días en un emotivo acto.
“Es muy bonita su labor. El año pasado dimos el Premio Servir a la Universidad Pontificia, una institución digna de ser merecedora del premio, porque hace cosas por los demás, sobre todo por un grupo muy desfavorable, que es el de la gente mayor”, explica Sánchez. La Universidad Pontificia decidió no quedarse con el dinero del premio: “Nos dijeron: quiero que le deis este dinero a esta gente, a Santiago Uno, y de ahí que decidiéramos que este año el galardón fuera para ellos.
Cuando le dijeron al director de Santiago Uno, Jesús Garrote, que el premio era para ellos, invitó a los miembros del club a conocer su labor: “Fuimos a tomar un vino allí y nos enseñó qué hacen. Cuando lo vimos, dijimos: esta gente necesita ayuda”. Sánchez reconoce que su percepción cambió radicalmente: “Desde fuera, se ve otra cosa, pero cuando rascas y quitas la pintura de las personas, de las instituciones, ves que debajo hay una persona que llora y que necesita cosas”.
El premio no solo consiste en una aportación económica, sino también en dar visibilidad a causas que merecen ser conocidas: “El reconocimiento social, la visibilidad social de un problema, es tan importante como la ayuda económica”.
Pedro Sánchez insiste en una idea que ha comprobado una y otra vez: “Tú pides ayuda a la gente, y la gente está loca por ayudar”. Esta experiencia la han vivido en múltiples ocasiones, como cuando recogieron alimentos en Navidad en el hipermercado E.Leclerc: “Recogimos unas 25-30 toneladas de alimentos”.
Especialmente emotivo resultaba ver cómo los padres involucraban a sus hijos en estos actos solidarios: “El padre cogía una bolsita y le decía al niño: toma. Y venía el niño a entregarla. Era para que el niño supiese, para que viese qué hay que hacer”.
Otro ejemplo de esta solidaridad fue durante la pandemia de COVID-19: “Nos ofrecimos al Ayuntamiento para ayudar en el Multiusos Sánchez Paraíso durante la vacunación. En nuestro club hay tres sanitarios, y ayudábamos a la gente según salían de la vacuna”.
El club también ha colaborado en situaciones de emergencia: “Hemos hecho un proyecto con lo de la DANA de Valencia, también con lo de La Palma cuando sucedió la erupción volcánica en 2021. Incluso en La Palma se reconstruyó una escuela con cuotas de los miembros de Rotary España”.
Rotary tiene una presencia significativa en España y en todo el mundo. “En Castilla y León hay clubes en todas las provincias, e incluso en Salamanca hay sede en pueblos importantes como Béjar”, explica. “En Salamanca somos dos clubes, en París puede haber 20, en Madrid hay muchos... En Nueva York, donde yo he ido a una reunión, hay muchísimos clubes”.
A finales de mayo, Salamanca acogerá el congreso anual de Rotary, que reunirá a unos 400 rotarios de toda España. “Se ha elegido Salamanca porque nuestro gobernador, Luis Gómez Acebo, es de Salamanca y lo ha querido hacer aquí”, explica. Este evento servirá para hacer balance de lo realizado y planificar nuevos proyectos.
Para formar parte de Rotary Club Salamanca Plaza Mayor, el proceso es sencillo: “Ir con nosotros a cenar un día o un par de días, se le invita, se ve su perfil, si encaja... Buscamos personas buenas, que quieran ayudar a los demás”, resume.
Como concluye el presidente, cuando haces algo por los demás, “te vas para casa sintiéndote mejor persona”. El Rotary Club Salamanca Plaza Mayor demuestra que no se necesitan grandes recursos para generar un impacto significativo, solo voluntad y organización.