, 07 de diciembre de 2025
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Reflexiones y aprendizaje de vida
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Reflexiones y aprendizaje de vida

Actualizado 08/05/2025 08:16

Robin Sharma, considerado uno de los mayores expertos en liderazgo en la actualidad a nivel mundial, afirma que:

“En realidad no hay errores en la vida, sólo lecciones de las cuales se supone que debemos aprender. No hay mejor cosa que una experiencia negativa, de la cual surgen sólo oportunidades para crecer, aprender y avanzar por el camino del esfuerzo y la actitud para lograr las metas impuestas. De la lucha viene la fuerza. Incluso el dolor puede ser un profesor maravilloso”.

Hace 2.500 años así reflexionaba Buda:

“Lo que Ud. piensa es en lo que se convierte. Lo que Ud. siente es lo que atrae a los demás. Lo que Ud. imagina es lo que crea”.

Lo que sí está probado en investigaciones que se hay realizado sobre la conducta humana, tanto a nivel individual como de grupo, que nuestros pensamientos nos condicionan, tanto a nivel profesional como personal. Que es nuestra imaginación la que nos permite crear, en términos más actuales: la innovación tecnológica.

Reflexionando y aprendiendo

La cuestión es si estamos preparados para el fracaso. Pareciera ser que no. Nos resistimos a renunciar al camino del éxito, pero no sabemos cómo volver a retomar el sendero una vez que hemos perdido alguna que otra batalla.

El ánimo y la fuerza para enfrentarnos al cambio y a cualquier otro desafío, proviene de nuestro interior y de nuestra capacidad de reflexión para volver a coger fuerza e implementar la nueva acción que se supone tenemos que hacer. El aprendizaje es una auténtica fuerza motivadora.

No confundamos nuestra fuerza mental con lograr los objetivos a cualquier coste. Existe una ética y una moral que debemos respetar. Y la fuerza que nos proviene de dentro se nutre de la reflexión.

Lo que señala con su precisión habitual Warren Buffett:

“Busque tres cosas en una persona: inteligencia, energía e integridad. Si no tiene la última, ni siquiera se preocupe por las dos primeras”.

En una conferencia TED, me impresionó la forma en que dictó esta sentencia, porque hizo un pequeño cambio sobre la marcha, típica de su capacidad de improvisación y de que es una persona que no se repite a sí misma. En vez de decir “no tenga en cuenta las dos primeras” dijo, “si no tiene la última (se refería a integridad) … las dos primeras pueden matarlo”.

Impresionante y contundente. Como diciendo, que demasiada inteligencia, así como energía, aunque sin principios, valores y ética, son los factores que pueden llevar a una persona al desastre, a su ruina tanto económica como espiritual.

Aprender lo que no es controlable y no obsesionarnos con ello

Las personas tienen cierta tendencia a querer tener el control, o al menos sentir que están en una posición ventajosa, pero lo que no hay que dejar es que éste (el control) se convierta en un flagelo por no poder influir ni hacer nada por todo aquello que es no controlable, como lo son las opiniones de los demás, los errores que cometen la gente, así como las acciones que realizan otras personas dentro o fuera de nuestro entorno, como también cuáles son sus sentimientos y emociones.

En cambio, aquellas cosas que sí podemos controlar, las que nos hacen sentir que podemos gobernar nuestras vidas, son tan sencillas como la actitud, el esfuerzo y especialmente, nuestro comportamiento.

Esto implica que estamos valorando la honradez y la honestidad como virtudes que no deben faltar, aunque escasean bastante hoy día, especialmente en alguna parte (que no toda) de la clase política.

Esto nos lleva a otra reflexión, la de la realizara hace unos años la presidenta de General Foods, Clarence Francis que dijo: “se puede comprar el tiempo de un hombre. También su presencia física en un lugar determinado. Lo que no se puede comprar es el entusiasmo, la iniciativa, la lealtad, la devoción tanto de los corazones como las mentes y las almas. Ud. tiene que ganarse estas cosas”.

No hay que sentirse mal por tomar decisiones acerca de nuestra propia vida que pueda molestar a otras personas, ya que no somos responsables de su felicidad. Solo lo somos de la nuestra y cualquier persona que quiera que vivamos en la infelicidad, para empezar, no debería formar parte de nuestra vida. Debemos valorar a las personas por sus acciones y nunca nos sorprenderemos entonces de sus palabras.

¿Quieres tener esa sensación que estás viviendo una gran vida?

La cuestión es saber qué cosas debes hacer y empeñarte (con todos los recursos a tu alcance) en hacerlas y cuáles erradicar (al menos intentarlo)

Nos referimos a:

- Disfrutar de tu tiempo a solas

Saber estar en silencio. Me recuerda la anécdota de dos vecinos en una urbanización, en el que uno pasaba haciendo su paseo diario a primera hora de la mañana y veía a su amigo con una pala cavando hoyos para plantar unos árboles.

- Trabajando desde temprano, le dijo

- No estoy descansando.

Otro día, a la misma hora de la caminata habitual, pasó frente a la casa de su amigo y le vio en el porche muy cómodamente sentado leyendo un libro

- Descansando, le dijo.

- No…trabajando.

Era evidente que su trabajo era mental y que cualquier otra actividad era una forma de relajarse.

- Celebra la felicidad de otros

Cuánto más nos importen los demás y festejemos, así como nos alegremos de su felicidad, más felices nos sentiremos, justamente por el sentimiento compartido. Debemos crear nuestra propia felicidad, especialmente preocupándonos por la de los demás, desde ya el núcleo familiar más íntimo.

- Desconectar de todo el ruido y lo que nos distrae

Debes buscarte ese espacio íntimo, que te permita desconectar, por ello lo del ruido, porque cuando caminas, por ejemplo, por una calle peatonal en una víspera de un puente, y todo el mundo está de paseo y compras, ese ruido no es el de tu oficina, es mucho mayor, pero es para ti una desconexión.

- Qué cosas no debes hacer y debes empeñarte en frenarlas

- Dudar de ti mismo, creyendo que no vas a ser capaz de dar ese próximo paso que tienes que dar, sea en el plano laboral o personal. La reflexión es como un motor que te impulsará.

- Dejar que la sociedad te influya en cómo debes vivir, cuando eres tú mismo el que con tus actos y ejemplos, sin quererlo, puedes influir a otras personas de tu entorno.

- No debes depender de otras personas para obtener tú propia felicidad, excepto al que es ese núcleo duro familiar.

- No debes poner excusas.

- Tampoco debes esperar siempre ese golpe de suerte que no llega.

- Evita estar viviendo mentalmente en el pasado y del pasado.

Las reflexiones alimentan nuestro espíritu. Nos ayudan a descomprimir el presente para planificar nuestro futuro. Nos permiten mejorar como personas, porque nos reflejamos en los espejos de otras, que nos ilustran con su forma de ver y entender la vida.

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