El tiempo y la devoción convergen en Alba de Tormes. Mientras la villa ducal se prepara para acoger a miles de peregrinos en la próxima veneración pública de Santa Teresa de Jesús, sus emblemáticos accesos se someten a un minucioso proceso de restauración.
Las portadas de la Basílica de la Anunciación y del Monasterio de las Madres Carmelitas Descalzas recuperan su esplendor original, preparándose para ser el umbral de la fe para los visitantes. Los trabajos buscan asegurar que estos elementos patrimoniales, testigos de siglos de historia, luzcan en perfecto estado. La intervención ha sido confiada al restaurador Israel Guerrero Vázquez, formado en Conservación y Restauración en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.
El objetivo es doble: preservar el valioso legado artístico e histórico y preparar adecuadamente los espacios para el importante evento teresiano que atraerá a numerosos fieles.
Un trabajo integral en accesos clave
La restauración abarca varios puntos significativos del conjunto monumental. Se interviene en la portada principal de la Basílica, una pieza del siglo XVIII, y también en su cancela interior.
Asimismo, se trabaja en la portada del Monasterio de las Madres Carmelitas, que data del siglo XVII, y en la portada lateral conocida como de San Juan de la Cruz. Se busca una recuperación completa y armoniosa.
Estas puertas, realizadas artísticamente combinando maderas de pino, castaño y nogal, cuentan con herrajes originales en hierro forjado y bronce, aportando elegancia dentro de la característica sobriedad carmelita.
La monumentalidad de la Basílica
La portada de la iglesia destaca por su monumentalidad. Su cuerpo bajo refleja el estilo de Rodrigo Gil de Hontañón, con una gran puerta de medio punto moldurada. Está enmarcada por columnas con plinto, estriadas y decoradas con bucráneos, guirnaldas y puttis. El entablamento es sencillo y las enjutas muestran medallones de San Pedro y San Pablo.
El cuerpo superior, marcadamente escultórico y manierista, se divide en dos pisos. El primero alberga un relieve de la Anunciación, flanqueado por los escudos de los benefactores. Tras otro entablamento, un tímpano exhibe la figura de Dios Padre. La obra escultórica es de Juan de Montejo, con influencias de Juan de Juni a través de Lucas Mitata.
La puerta de la historia teresiana
Más sencilla, la portada del convento da acceso al zaguán de lo que fueron las casas de los Velázquez, benefactores de la fundación teresiana en 1571. Una inscripción tallada revela su origen y donante: "ESTAS PUERTAS DIO DON DOMINGO DE LEGUERICA, CABALLERO VZCAÍNO. AÑO DE 1696".
Por esta misma puerta entró la madre Teresa de Jesús el 20 de septiembre de 1582 para terminar sus días en Alba de Tormes. Está flanqueada por columnas de granito y sobre el arco se halla el escudo de los Velázquez.
Técnicas para preservar la madera y el metal
La intervención actual pretende subsanar los daños causados por agentes atmosféricos y biológicos, dada la exposición al exterior de las obras.
Se ejecutan tratamientos de saneamiento de la madera, eliminando tintes y pinturas antiguas para permitir la penetración de productos conservadores. Se aplican mixturas de resinas y aceites que regulan la humedad, absorben radiación UV y previenen xilófagos y hongos. Posteriormente, se realiza una carpintería de saneamiento y se aplica la pasivación química para detener la oxidación en los elementos metálicos originales.
Estos trabajos devolverán el aspecto original a las portadas y cancelas, asegurando una adecuada uniformidad con el conjunto arquitectónico y preparándolo para su función devocional y turística.
