Los bodoneses y visitantes no se acomplejaron para salir a la calle pese a la intensa lluvia que cayó durante el encierro matinal.
Un fin de semana pasado por agua, pero que no ha sido obstáculo para que la festividad de la Santa Cruz se haya llevado a cabo con éxito, resignación, devoción y alegría, tanto en Saelices el Chico como en El Bodón. La lluvia ‘perdonó’ a los bodoneses para que celebraran la procesión, pero no dio tregua en la mañana dominical, cuando, a la una de la tarde, estaba programado el encierro de vaquillas, cayendo una buena cantidad de agua, sobre todo a la hora del evento.
No fue obstáculo para que centenares de personas salieran a la calle para disfrutar del encierro urbano y participar, bien activamente o bajo paraguas, en las talanqueras, bajo balcones o bien a cubierto de un buen paraguas. Cualquier atavío servía para quitarse de encima el agua que los nubarrones grises descargaban a la una de la tarde en El Bodón.
Las vaquillas se fueron soltando de una en una desde la antigua carretera de Cáceres, desde un camión dentro del recorrido, donde aguardaban, con esmero, multitud de jóvenes que no se importaron en calarse con tal de sentir la adrenalina en sus cuerpos corriendo delante de las reses hasta la Plaza de Toros, en un amplio recorrido.
Cabe destacar que hubo momentos de peligro, ya que las cornúpetas no entraron en toriles a la primera, quedándose a lo largo del recorrido y poniendo muy en alerta a los mozos, que tenían que dar obligatoriamente la espalda a algún animal si querían estar pendientes de otro.
Finalmente, las vacas fueron juntadas, y hubo estampas de hermosura al ver el ganado junto tras un nutrido grupo de corredores jóvenes que miden sus primeros pasos con estas reses de menor peligro para dentro de unos años, participar con animales de más envergadura.
La tarde dominical está reservada para una capea con estas mismas vaquillas al estilo tradicional siempre que el tiempo no lo impida. A la hora de redactar estas líneas, se presentaban nubes sin amenaza de lluvia, con una leve salida de sol que podría dar buenos augurios para la celebración con normalidad de la capea, que pondrá la guinda a las fiestas de la Santa Cruz.