Viernes, 05 de diciembre de 2025
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Conflictos armados en el ámbito internacional en 2024
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Conflictos armados en el ámbito internacional en 2024

La multiplicidad y complejidad de los conflictos armados en 2024 subrayan la necesidad de una acción internacional coordinada y efectiva. Es imperativo que los Estados y las organizaciones internacionales refuercen el respeto al derecho internacional humanitario, protejan a las poblaciones civiles y aseguren la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos. Sin un compromiso renovado con la paz y la justicia, millones de personas seguirán sufriendo las consecuencias devastadoras de estos conflictos.

Lucía Fondón Valdés

Defensora de los derechos humanos

El año 2024 ha sido testigo de una intensificación de conflictos armados en diversas regiones del mundo, exacerbando crisis humanitarias y violaciones de derechos humanos. Desde enfrentamientos en Gaza y Ucrania hasta las persistentes guerras en Sudán, Myanmar, Somalia, Yemen, México y Colombia, la comunidad internacional enfrenta desafíos monumentales para proteger a las poblaciones civiles y garantizar el respeto al derecho internacional humanitario. Los conflictos armados del pasado año han tenido un impacto devastador especialmente en la población infantil. Se estima que más de 93.000 niños han sido reclutados como combatientes entre 2005 y 2020, y que esta tendencia continúa en aumento. En Haití, la violencia de las bandas ha llevado al reclutamiento de niños y abusos sexuales contra niñas. En México, los menores se enfrentan al tráfico de personas y violencia de género, especialmente entre migrantes y desplazados internos. La impunidad prevalece, perpetuando el ciclo de violencia y dejando a una generación en riesgo.

En cuanto al conflicto en Gaza, la reanudación de hostilidades ha resultado en un aumento significativo de víctimas civiles y desplazamientos masivos. Las operaciones militares han destruido infraestructuras esenciales, incluyendo hospitales y escuelas, agravando la ya precaria situación humanitaria. La comunidad internacional ha condenado el uso desproporcionado de la fuerza y ha instado a ambas partes a respetar el derecho internacional humanitario. Sin embargo, las violaciones continúan, y la población civil sigue soportando la carga de un conflicto prolongado. Amnistía Internacional y otras organizaciones han considerado como genocidio la actuación del ejército israelí en Gaza, y la Corte Penal Internacional ha iniciado procedimiento criminal contra Netanyahu y otros responsables.

El conflicto en Ucrania ha mantenido su intensidad, especialmente en las regiones orientales. Los combates han provocado un aumento en el número de desplazados internos y refugiados, mientras que las denuncias de violaciones de derechos humanos, como detenciones arbitrarias y torturas, son frecuentes. La comunidad internacional ha intentado mediar en el conflicto, pero las tensiones geopolíticas han dificultado la implementación de soluciones duraderas. La Corte Penal Internacional ha interesado la detención del responsable ruso V. Putin.

En Sudán, los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han resultado en más de 16.650 muertes desde abril de 2023. Han documentado ataques indiscriminados y directos contra civiles, constituyendo posibles crímenes de guerra. La constante afluencia de armas ha exacerbado el conflicto, alimentando un ciclo de violencia que afecta desproporcionadamente a mujeres y niños. La comunidad internacional ha sido criticada por su inacción y falta de medidas efectivas para detener el flujo de armas hacia la región.

Myanmar ha experimentado, desde el golpe de Estado en 2021, una escalada en las violaciones de derechos humanos. Las fuerzas armadas han llevado a cabo torturas, detenciones arbitrarias y ataques indiscriminados contra civiles. Más de 6.000 personas han sido asesinadas y más de 20.000 detenidas de manera arbitraria. La negación de ayuda humanitaria ha exacerbado la crisis, dejando a millones en situación de vulnerabilidad extrema. La comunidad internacional ha impuesto sanciones, pero la falta de una acción coordinada ha limitado su eficacia.

Somalia y Yemen se continúan enfrentando conflictos armados prolongados que han resultado en crisis humanitarias devastadoras. En Somalia, los enfrentamientos entre el gobierno y grupos insurgentes han desplazado a miles de personas, mientras que en Yemen, la guerra civil ha llevado al colapso de servicios básicos y a una hambruna generalizada. La comunidad internacional ha sido criticada por su respuesta insuficiente y la falta de atención mediática a estas crisis.

En la región de América Latina, México y Colombia se enfrentan a altos niveles de violencia relacionados con el narcotráfico y conflictos armados internos. En México, la violencia ha resultado en numerosas desapariciones forzadas y en asesinatos, afectando especialmente a los migrantes y comunidades indígenas. En Colombia, a pesar del acuerdo de paz de 2016, la violencia ha resurgido en regiones como Catatumbo, Chocó y Putumayo, con grupos armados disputando el control territorial y cometiendo violaciones de derechos humanos. La fiscal general de Colombia ha destacado que el país sigue siendo uno de los más peligrosos para los defensores de derechos humanos, con 1.372 líderes sociales asesinados desde 2016.

En conclusión, la multiplicidad y complejidad de los conflictos armados en 2024 subrayan la necesidad de una acción internacional coordinada y efectiva. Es imperativo que los Estados y las organizaciones internacionales refuercen el respeto al derecho internacional humanitario, protejan a las poblaciones civiles y aseguren la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos. Sin un compromiso renovado con la paz y la justicia, millones de personas seguirán sufriendo las consecuencias devastadoras de estos conflictos.

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