Ambas reliquias serán colocadas en sus lugares originales y podrán ser veneradas a partir del 11 de mayo, fecha que marcará el inicio del tiempo de veneración del cuerpo de la Santa.
En la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes, se están llevando a cabo importantes trabajos de restauración y acondicionamiento de los espacios destinados a venerar las reliquias mayores de Santa Teresa de Jesús. Estos espacios, diseñados a principios del siglo XVII en la parte baja del retablo mayor, a ambos lados del sepulcro, están siendo restaurados con esmero para devolverles su esplendor original. Las restauradoras Carmen Fernández y Carmen Diego lideran este proyecto, que incluye la conservación de las rejas y puertas de los relicarios del corazón y el brazo de la Santa, piezas de gran valor espiritual y artístico.
El relicario del brazo ya fue restaurado y presentado en Alba de Tormes por el padre carmelita descalzo Ricardo Plaza, quien actualmente ultima en Toledo la restauración del relicario del corazón, una joya de la orfebrería.

La reja que protege el relicario del corazón de Santa Teresa es una pieza de plata de extraordinaria riqueza ornamental. Compuesta por nueve barrotes verticales de sección hexagonal, está decorada con motivos florales, roleos, elementos vegetales y pequeñas cabezas de angelitos. Los balaustres, con medallones que representan símbolos marianos, teresianos y sanjuanistas, aportan un ritmo visual dinámico. Destaca la escena repujada de la transverberación del corazón de la Santa, acompañada por el ángel, el busto de San Juan de la Cruz y la Virgen del Carmen. Esta reja no solo protege, sino que eleva espiritualmente el relicario, reflejando la tradición barroca de exaltar lo sagrado mediante la nobleza de los materiales y la ornamentación.
Por su parte, la reja del relicario del brazo se caracteriza por su sobriedad y funcionalidad. Realizada también en plata, cuenta con cinco barrotes torneados y un marco rectangular liso, con una cerradura metálica en el lateral derecho. Diseñada originalmente para el comulgatorio de las carmelitas descalzas del monasterio albense, su estética depurada prioriza la devoción sobre la ornamentación. A pesar de su simplicidad, cumple con dignidad su propósito de custodiar el relicario del brazo, en un contraste que resalta la diversidad de enfoques artísticos al servicio de la fe.
La puerta que cierra la hornacina del corazón de Santa Teresa es una obra de arte en sí misma. Ornamentada con guirnaldas florales simétricas, cuatro cabezas aladas de ángeles en sus extremos y pan de oro de primera calidad, esta pieza combina plata repujada con efigies de Jesucristo y la Virgen María. En su centro, un relieve del sol resplandeciente simboliza al Padre Universal y a Jesucristo, la luz del mundo. Este motivo evoca la inmortalidad y la vida espiritual eterna del corazón de la Santa, que brilla como un faro de fe.
Las diferencias estilísticas entre las rejas reflejan dos enfoques complementarios: la reja del corazón, con su exuberancia barroca, exalta la mística teresiana, mientras que la del brazo, más austera, subraya la humildad y funcionalidad propias de la espiritualidad carmelita. Ambas, junto con la puerta del relicario, cumplen una misión común: proteger y dignificar las reliquias de Santa Teresa, cuya presencia sigue inspirando a los fieles.