Lunes de Aguas: Salamanca celebra el fin de la abstinencia carnal
El entorno del Puente Romano, el lugar preferido por los jóvenes, sobre todo universitarios, para celebrar el Lunes de Aguas. Imagen de archivo de David Sañudo
Este tradicional día tiene sus orígenes en la celebración del regreso de las prostitutas a la ciudad tras terminar la Cuaresma
Aunque ya nada tiene que ver con sus orígenes, el Lunes de Aguas es una tradición que se celebra en Salamanca y provincia cuyos orígenes se remontan a hace más de 500 años. Es un homenaje a la historia que perdura en el tiempo, una jornada que no es festiva, pero sí muy especial para los salmantinos, que en familia o en grupos de amigos se reúnen a orillas del Tormes o en el campo para disfrutar de una merienda donde el gran protagonista es el hornazo. Uno de los lugares que más personas congrega es el entorno del Puente Romano; cientos de jóvenes, sobre todo universitarios, se dan cita este día, más que a merendar a reunirse en torno a un gran botellón. No tiene nada que ver con antaño, pero quizás es lo que más se asemeje.
El Lunes de Aguas es el primer lunes después de Pascua, una fecha que marca el final del periodo de ayuno y abstinencia de la Cuaresma. Abstinencia de carne y en su día, también carnal, porque detrás de esta tradición salmantina hay un contexto histórico que se remonta varios siglos atrás (siglo XVI) cuando las prostitutas de Salamanca abandonan la ciudad antes de iniciarse la Cuaresma y pasado el periodo establecido, regresaban a Salamanca el lunes siguiente al Lunes de Pascua. Para celebrar su vuelta, los estudiantes organizaban una gran fiesta de desenfreno.
Una fiesta (aunque no sea festivo) de origen pagano y cuyas raíces se remontan al S.XVI. En el siglo anterior, se produjo la legalización de la prostitución en Salamanca por el princípe Juan, hijo de los Reyes Católicos. Pero en 1543, un joven Felipe II visita la ciudad de Salamanca con motivo de su matrimonio con María Manuela de Portugal.
La ciudad contaba por entonces con más de 8.000 estudiantes y se dice que no solo tenía la Universidad más prestigiosa del mundo, también era considerada el mayor burdel de Europa. Felipe II quedó perplejo y ordenó que durante los días de Cuaresma la prohibición de comer carne se llevara a todos los ámbitos y obligó a que las prostitutas fueran expulsadas de la ciudad, conducidas a la orilla izquierda del río Tormes. El encargado de conducirlas a ese temporal exilio, así como de su regreso, era el sacerdote Padre Lucas, conocido como el ‘Padre Putas’. Pasado ese tiempo, las prostitutas regresaban el lunes siguiente al Lunes de Pascua y los estudiantes organizaban una gran fiesta, las salían a recibir a orillas del río tormes con alboroto y mucho júbilo y también desenfreno.
La celebración del Lunes de Aguas se ha seguido conservando, aunque nada que ver con aquello; hasta no hace mucho tiempo, también era como un desahogo de los estrictos ritos de recogimiento y penitencia de la Cuaresma. Es como una ruptura simbólica de la abstinencia y qué mejor que celebrarlo comiendo la carne del típico hornazo -en cuarema no se podía-, una empanada rellena de chorizo y lomo y/o pacenta y/o huevo
