La joya gastronómica charra se consolida como emblema provincial durante todo el año, no solo en Lunes de Aguas
El hornazo salmantino representa la perfecta conjunción de los productos de matanza en una elaboración artesanal que ha trascendido su origen festivo para convertirse en referente culinario con marca de calidad certificada.
Definirlo no es sencillo, degustarlo sí. A grandes rasgos, el Hornazo de Salamanca es como una empanada de harina de trigo, rellena de productos típicos de la tierra (lomo, jamón o paleta y chorizo), de color dorado y adornado con una malla de la misma masa formando rombos. Una delicia que conjuga la tradición gastronómica charra en cada bocado.
Aunque tradicionalmente vinculado al Lunes de Aguas, el hornazo ha rebasado esa barrera temporal para convertirse en seña de identidad salmantina durante todo el año. Este salto cualitativo se debe, en gran parte, a la labor de la Asociación Gastronómica de Productos Charros, creada en 2002 por un grupo de industrias de la provincia con el objetivo de proteger la elaboración tradicional del auténtico hornazo salmantino.
La iniciativa de la Asociación dio sus frutos en 2004, cuando la Junta de Castilla y León aprobó el Reglamento de Uso de la Marca de Garantía HORNAZO DE SALAMANCA. Este sello certifica que solo pueden comercializarse bajo esta denominación aquellos hornazos que cumplan estrictamente los estándares establecidos.
Entre los requisitos más destacados figura un porcentaje mínimo de relleno del 40% respecto al peso total del producto, así como proporciones específicas de sus ingredientes principales: lomo adobado, chorizo, jamón o paleta y huevo duro. Esta normativa garantiza que el consumidor recibe un producto auténtico y de calidad contrastada.
El proceso de certificación no es mera formalidad. Técnicos de la Asociación realizan visitas periódicas a los obradores para verificar mediante inspecciones que el proceso de elaboración cumple con todos los requisitos establecidos. Además, seleccionan hornazos al azar en las pastelerías y los envían a laboratorios externos para analizar la proporción de masa/relleno y de ingredientes.
Anualmente, una entidad de certificación autorizada por la Junta realiza auditorías a los obradores y analiza los productos. Solo aquellos que superan estos controles pueden comercializar sus hornazos con la contraetiqueta numerada que incluye el logotipo de la Marca de Garantía y la fecha de consumo preferente, que no puede exceder los cinco días desde su horneado.
Actualmente, los hornazos con calidad certificada pueden adquirirse en establecimientos seleccionados de la capital y provincia: Tahona Delicatessen: en sus tiendas de Salamanca (Azafranal 53, Avenida Portugal 134 y Paseo de Carmelitas 23) y Pastelerías La Madrileña: en sus establecimientos de Salamanca (Cruz de Caravaca 2, María Auxiliadora 91, C/ Concejo 9) y Alba de Tormes (Plaza Mayor 12)
Para quienes no residen en la provincia, la buena noticia es que el auténtico Hornazo de Salamanca puede disfrutarse en cualquier punto de España a través de la tienda online www.hornazodesalamanca.org, que garantiza la entrega del producto manteniendo todas sus propiedades.
Esta delicia gastronómica, que combina la tradición culinaria con los controles de calidad más exigentes, representa como pocos productos la esencia de la gastronomía salmantina: elaboración artesanal, ingredientes de primera calidad y un sabor inconfundible que trasciende fronteras.
