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Bienaventurados los que sufren
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TANTOS LIBROS POR LEER

Bienaventurados los que sufren

Actualizado 22/04/2025 08:39

Tras la pausa de Semana Santa, vuelven a SALAMANCArtvALDIA las propuestas de lectura con un libro que hoy comparece aquí al hilo de la próxima celebración, el jueves que viene, primero de mayo, del Día Internacional de los Trabajadores. Y es que la novela que quiero presentarles está protagonizada por trabajadores, siendo el trabajo y su problemática uno de los asuntos centrales de su planteamiento, su trama argumental y hasta su “atmósfera”. Se trata de Las uvas de la ira, un título indispensable de la historia de la literatura, la obra mayor del escritor norteamericano John Steinbeck, Premio Nobel de Literatura en 1962.

La novela, que vio la luz por vez primera el 14 de abril de 1939, ha sido objeto de múltiples tratamientos en diversos ámbitos culturales, entre los que destacan, aparte del literario, el cinematográfico (con una película excepcional, del mismo título, dirigida en 1940 por John Ford y cpn Henry Fonda en su papel principal), el musical (con un espléndido disco, The Ghost of Tom Joad, publicado en 1995 por Bruce Springsteen), el fotográfico (pues el contexto social de la época en que se desenvuelve la novela -los primeros años treinta del siglo pasado, los de la Gran Depresión- ocupó un lugar muy significativo en la obra de muchos fotógrafos, dos de los cuales, Dorothea Lange y Walker Evans, son nombres legendarios, grandes exponentes de los más destacados logros del universo de la imagen fotográfica) y hasta el periodístico (con otro formidable libro, Los vagabundos de la cosecha, que recoge una serie de reportajes, escritos por el propio John Steinbeck en el verano de 1936 y aparecidos en el diario San Francisco News, que constituyen la base documental en la que se inspiró el escritor para su construcción novelística). Siendo todos estos acercamientos a Las uvas de la ira altamente interesantes y dignos, por tanto, de consulta y análisis, me limitaré aquí, como es obvio, a recomendarles encarecidamente la novela, una obra magistral.

En la década de los treinta del siglo pasado, la acción combinada del crack de la bolsa en 1929, de la posterior Gran Depresión de la economía norteamericana y de la desoladora sequía que afectó a gran parte de los estados del Medio Oeste de los Estados Unidos (la seca Dust Bowl, la así llamada ‘Taza de polvo’ o “Cuenca polvorienta”, en los estados de Oklahoma, Nebraska, Kansas, Texas) provocó que, como consecuencia de todo ello, decenas de miles de granjeros, de campesinos, de pequeños agricultores, se vieran obligados a abandonar sus tierras, partiendo con sus familias y sus humildes pertenencias hacia la tierra prometida de California en busca de un trabajo, de un jornal, de sus muy pobres posibilidades de supervivencia; en busca, también y en definitiva, de su propia dignidad como seres humanos.

En 1939, John Steinbeck relató en Las uvas de la ira esa experiencia multitudinaria y dolorosa, ese trágico y masivo éxodo, sorprendente en una sociedad ya entonces tan desarrollada, tomando como protagonista a los Joad, una familia de ficción, pero fiel trasunto de cualquiera de las que en la realidad tuvieron que llevar a cabo tan infausta aventura, tan dramático viaje. El personaje principal, Tom, la madre, MaJoad, el padre, PaJoad, sus hermanos Ruthie, Winfield y Rosa Sharon, el marido de ésta, Coney, los ancianos abuelos, el predicador Casey, Noah, el tío John… son expulsados de sus tierras por las compañías especuladoras, y abandonan, a la fuerza, su hogar para, en una camioneta renqueante, iniciar su aventura de emigrantes en busca de un futuro mejor. Steinbeck nos muestra la digna peripecia de este puñado de nobles seres humanos poniéndose en todo momento del lado de los débiles, de los desfavorecidos, de los desamparados, de los abandonados de la fortuna, de los que sufren los abusos del poder, de los desvalidos, en una novela intensa y emotiva, profunda y repleta de humanidad que, como he señalado, constituye una obra maestra de la literatura de todos los tiempos.

La historia que nos cuenta Las uvas de la ira comienza cuando los Joad son desalojados de su granja en Oklahoma. Malvenden sus escasas posesiones, amontonan sus exiguas y precarias pertenencias en un destartalado camión, abandonan las tierras que los vieron nacer y malvivir, y se embarcan en un viaje hacia el soñado paraíso californiano, en una odisea con resonancias míticas en la que la ilusión inicial va dejando paso a la desesperación. En su difícil periplo, los Joad descubrirán que la esperanza de una vida mejor es un espejismo y que las dificultades y los obstáculos del camino, las contrariedades y los escollos que plantea la subsistencia, la hostilidad de las gentes, las deplorables condiciones de trabajo (cuando lo hay), la explotación y la competencia despiadada, la lucha por la vida, en definitiva, son siempre difíciles y penosos; que, para quienes como ellos son proscritos, desclasados, indigentes, infortunados, desventurados, la miseria y el fracaso, la derrota y la pobreza serán siempre el único y triste horizonte; y que el anhelo de un existencia justa y feliz, decente y digna, respetable y decorosa, resultará inevitablemente estéril e inalcanzable.

Más allá del prodigioso relato del éxodo, de la peregrinación de los Joad (y “éxodo” y “peregrinación” no son términos elegidos al azar: hay muchas connotaciones religiosas en la novela), el libro interesa por diversos motivos: los aspectos estrictamente literarios y estilísticos; la soberbia construcción de un puñado de personajes memorables; la espléndida recreación del contexto histórico, el marco “real” en el que se desenvuelven las esforzadas peripecias de los Joad, fiel trasunto de la convulsa época en la que se ambienta la narración; y, claro está, el “mensaje” combativo e indignado en defensa de la libertad, la justicia y en contra la explotación laboral y las desigualdades sociales: En donde haya una pelea para que los hambrientos puedan comer, allí estaré, afirmará su protagonista en su lúcido, apasionado e imperecedero alegato final.

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John Steinbeck. Las uvas de la ira. Editorial Tusquets. Barcelona, 2010. Traducción de Pilar Vázquez Álvarez. 24.95 euros. 560 páginas

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