En plenas celebraciones de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, explica que los miembros de la “Iglesia, que es muy grande y la formamos todos los creyentes, la viven de formas muy diferentes”
El obispo de Salamanca y de Ciudad Rodrigo, Mons. José Luis Retana, lleva ya varios años al frente de estas dos Diócesis. En plena festividad de Semana Santa, el obispo hace un breve balance de la labor desde que llegó.
Además, nos da su visión sobre esta festividad, que en Salamanca sale a la calle gracias a la labor de las 18 Hermandades, Cofradías y Congregaciones, además de la labor de la Junta de Semana Santa.
Lleva varios años como obispo de Salamanca y de Ciudad Rodrigo, ¿qué balance puede hacer de este tiempo?
Lo primero que hay que decir es que es una tarea difícil. Los primeros meses fueron muy complicados. La dificultad viene de tener que repartir continuamente tu tiempo y tus energías; te exige no bajar el ritmo de trabajo y te dificulta avanzar en las relaciones y conocimiento de las personas. El balance deben hacerlo los diocesanos. Mi balance es positivo.
¿Qué significa la Semana Santa?
La Semana Santa es un misterio de amor. En ella celebramos la pasión, muerte y resurrección de Cristo por nosotros y por nuestra salvación. A esto, que es central, que celebramos en la liturgia, se une una manifestación pública en las calles de nuestra ciudades y pueblos, que es una mezcla de piedad, de arte de belleza y de turismo.
¿Cómo se viven estos días dentro de la Iglesia?
La Iglesia, que es muy grande y la formamos todos los creyentes, se vive de formas muy diferentes: los hay que aprovechan estos días para un justo descanso, los hay que, en un turismo interior, buscan conocer las manifestaciones externas de la Semana Santa en las procesiones y los hay que viven estos días con hondura, siendo plenamente conscientes de la importancia que tienen para su fe. Y los sacerdotes viven estos días con mucha generosidad y entrega, procurando acompañar y servir a las comunidades a las que han sido enviados.

Para usted dos Diócesis, doble trabajo. ¿Cómo se organiza?
Todo el mundo entiende que en dos lugares a la vez no se puede estar. La decisión que tomé desde el inicio con los vicarios de las dos diócesis fue alternar los días de la Semana Santa y Navidad: cada día en un lugar y la Misa Crismal, unido a todos los sacerdotes diocesanos, en las dos diócesis. Hay días que he de celebrar en las dos diócesis por significado: Corpus, Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, Pentecostés….
Hermandades, Cofradías y Congregaciones, hasta 18 tenemos en Salamanca, ¿qué papel juegan en estas fechas?
Además de las celebraciones, que son el centro del año litúrgico, las hermandades y cofradías juegan un papel importante; sus procesiones, en el marco incomparable de la ciudad de Salamanca son una invitación a la piedad, una especie de catequesis viviente, que ayuda al recogimiento de tantas personas que las contemplan. Tengo que agradecer el enorme trabajo que realizan a lo largo de todo el año. Es encomiable también la labor de coordinación de la Junta de Semana Santa y la actitud positiva y el trabajo del Ayuntamiento para cuidar la ciudad.
No solo hay procesiones, también celebraciones y eucaristías, como es la Misa Crismal del Miércoles Santo o la celebración de la Pasión del Señor del Viernes Santo, también presidida por usted.
Como he dicho anteriormente, celebro una Semana Santa con la máxima solemnidad posible en las catedrales de la dos diócesis: Domingo de Ramos, Misa Crismal (en las dos diócesis), la Cena del Señor el jueves, los oficios del Viernes Santo, la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección, alternando los días y participando en los actos que puedo en esos días.
Son días de procesiones, de manifestaciones públicas de fe que abarrotan las calles de nuestra ciudad, ¿toda esa gente se ve reflejada el resto del año en otras celebraciones de la Iglesia o cuesta más?
Estas celebraciones de la Semana Santa son el centro del año litúrgico y de nuestra fe. Evidentemente la asistencia a las celebraciones es mayor que en el resto del año. Pero esto depende mucho de la vitalidad de las comunidades y de la profundidad con la que uno vive su fe.
Según nos comentan las cofradías se mantienen en números de cofrades, e incluso algunas aumentan cada año, destacando la presencia de gente joven. ¿Ocurre lo mismo con los sacerdotes?
El atractivo que tiene la cofradía para nuestros fieles es grande, incluido los jóvenes. El sacerdocio es una vocación, como lo es la vida religiosa y matrimonial y no todos viven conscientes de que cada uno somos una vocación, que se nos ha llamado a la vida, a la vida cristiana en el Bautismo y que esa vida se nos ha dado para entregarla a Otro y a los hermanos. Evidentemente, una vocación que implica la entrega de la vida entera y no parcialmente, como el sacerdocio, es difícil de acoger. Pero el Señor sigue llamando; la dificultad es vivir una vida que nos permita tener los oídos abiertos para escuchar su llamada. Vivimos con excesivo “ruido” que nos distrae.
¿Qué mensaje le transmitiría a los salmantinos de cara a esta Semana Santa?
Que vivan una santa Semana Santa. Que no se distraigan con lo que no es esencial para su vida. Que sean capaces de tomar distancia de la semana de simple ocio y turismo. Que sean capaces de alzar los ojos al Señor que nos abraza y perdona cualquiera que sea nuestra situación.