Los amantes de esta música forman una asociación para que todo el mundo disfrute del baile y de la alegría del swing
Entre las coloridas paredes de “La Más Cromática”, un espacio para el arte acogedor y vivo, hablan de swing quienes han encontrado en el encuentro feliz del baile, una forma de juntarse al ritmo de la música y al margen de las agotadoras ocupaciones de la semana que son docentes en el caso de Jesús Pico, propias del gabinete psicológico y las terapias naturales en el de José Antonio Alonso y Teresa Cornejo y las de la fotografía y la gestión de este espacio creativo en el de Lur Barrios. Todos bajo el ritmo del swing. Esa música jazz que apareció en los años treinta en Estados Unidos llena de energía contagiosa y ritmo sincopado y que tan famosa se hizo gracias a las grandes bandas y los locales de jazz.
Charo Alonso: ¿Cómo surgió la idea de hacer una asociación? ¿No daba lo mismo juntarse para bailar, sin más?
Lur Barrios: Los trámites son más sencillos si se hacen desde una asociación. Esto no es nuevo, viajamos y vimos que había muchas asociaciones y nos preguntamos por qué no hacerla en Salamanca…
Teresa Cornejo: Es una costumbre más del norte de España, más cercana a Francia, hacer asociaciones de gente que se junta para bailar. En Salamanca hubo una alrededor del 2017 o así.
Jesús Pico: Hay que despertar, recuperar el deseo de reunirse y organizar bien las cosas. Con una asociación es más fácil la burocracia, dirigirte a las instituciones, tener relación con asociaciones de toda España que organizan talleres y festivales. Son beneficios de ida y vuelta, como hermanamientos o descuentos.
Jose Antonio Alonso: Con la pandemia todo se paró y ahora hay que recuperar el gusto por juntarse. Parece que ahora todo lo hacemos de forma individual, autosuficiente.
Jesús Pico: Cierto, el asociacionismo está de capa caída, la gente no queda con gente, es todo muy individualista. Sin embargo tenemos ejemplos cercanos en la Asociación de Zamora que son amigos, hacen muchas cosas además de bailar y hay muy buen rollo entre ellos.
Lur Barrios: Sí, se pertenece, se hace grupo. La gente de Zamora monta rutas, queda… es un modelo de asociación que no solo baila, se llevan muy bien, el baile es excusa para quedar, hacer algo juntos.
Charo Alonso: Entonces hay que quedar para algo más que para bailar ¿Cómo y dónde se queda?
Lur Barrios: Lo mejor que puedes hacer en venir a verlo. Ver bailar. Ven a un social, un social es quedar en algún sitio para bailar. Si se hace un lugar público y no se pide permiso a la autoridad local, se llama “clandestino”. El ambiente es muy especial.
Charo Alonso: ¡Pero yo no sé bailar!
Teresa Cornejo: Nos gusta decir a los amigos que vengan, que aunque no sepan bailar no pasa nada, a veces viene la gente, o se nos queda mirando y se une. Bailamos en el “Café Musical” todos los viernes de 21h a 23,30h y muchos domingos a las 12 en una estancia que la cafetería “Ágora DA2”, la del museo, nos presta. Son empresas que colaboran sin interés económico, gratis. El calendario de sociales se puede seguir por redes, (PONED LAS DIRECCIONES PORFA)
Jesús Pico: Invitamos a la gente a que baile, el ambiente que se genera es tan bueno que estás con la sonrisa permanente. Es pura diversión, puro movimiento, pura alegría.

Charo Alonso: ¿Necesitamos ponernos a bailar con la que está cayendo ahora?
Jose Antonio Alonso: Claro. El swing es muy fluido, nació en los años cuarenta, en plena depresión, en la guerra. Y eso es muy revelador. Va muy bien con los tiempos en los que vivimos.
Charo Alonso: Y tiene una estética muy particular…
Teresa Cornejo: No hace falta que vayas vestido de ninguna manera aunque a mí me gusta la estética, claro, pero no es imprescindible ir maqueados.
Lur Barrios: ¡A mí también, mírame! Esos pantalones con pinzas, caídos, los chalequitos… En los festivales se ve a la gente bien vestida y me gusta verlo así.
José Antonio Alonso: Es importante sentir, en estos tiempos en los que todo es tecnología y en los que tú te lo haces todo, que es necesario compartir, sentir esa pasión en común… Nosotros llevamos poco tiempo funcionando, pero lo disfrutamos mucho.
Jesús Pico: Hay que consolidar. Buscar, con el buen tiempo, lugares en el exterior para bailar. Dar visibilidad y enganchar a la gente. En cuanto salga el sol, Salamanca nos va a ver en la calle.

Teresa Cornejo: Dimos una clase abierta en el Liceo y la gente se animó mucho. Hay clases de baile para socios, en realidad pertenecer a la Asociación es fácil y barato.
José Antonio Alonso: Son treinta euros de nada al año. Estuvimos bailando en uno de los conciertos del Jazz de Invierno de la Biblioteca Torrente Ballester. Nos divertimos nosotros y, creemos, la gente que estaba en la sala.
Lur Barrios: ¡Con el buen tiempo sería genial bailar en esa explanada delante de la biblioteca!
Charo Alonso: Pues seguro que se animan a organizarlo ¿Por qué os habéis decidido por el swing habiendo tantas músicas?
Lur Barrios: Es especial. Se trata de una pareja en la que uno propone y el otro responde. Luego ambos pueden proponer o responder, ser líder o follower, da igual, se intercambian los roles. Pueden ser dos chicos, dos chicas, llevar la chica… es un baile que combina la tensión y la fluidez.
Teresa Cornejo: Y que permite que no se baile la misma pareja. Hay reglas no escritas en los sociales: no hay género ni nivel, se trata de intentar bailar todos con todos.
Lur Barrios: Y algo particular. Es un tira y afloja, un juego divertido en sí mismo. A veces, un instante loco y creativo. Yo puedo bailar swing, rock and roll, de hecho el rock primitivo está muy cerca del Lindy Hop, que es una de las variantes del swing que bailamos.
Jesús Pico: También está el Balboa, el Charleston, Shag… el swing es alegría contagiosa, algo siempre social, siempre alegre… y que nació en una época de crisis, no lo olvidemos.
Teresa Cornejo: Es un baile generoso, no hay problema. A bailar viene gente mayor y gente joven. Sirve para unir a la gente que le gusta el ambiente, que pasa, nos ve y se unen. Queremos que los que miren se unan.

Lur Barrios: Hay un bailarín que tiene Parkinson y mira… Me emociono de recordarlo. Como baila, como le gusta… Recuerdo a Tony Bennet, que tiene una enfermedad degenerativa, y como con la música se animó, cantó con Lady Gaga.
José Antonio Alonso: Bailar es neurorregenerador, te obliga a moverte, promueve la creación neuronas nuevas en áreas relacionadas con la memoria, por ejemplo.
Lur Barrios: ¡Nos inundan la dopamina, las endorfinas, todas las “inas” del mundo!
José Antonio Alonso: Y es un elemento de unión. Hace poco estuve en Bilbao, no conocía a nadie, pero fui a un social y estuve bailando con todo el mundo ¿Has visto el logo? Nos lo hizo un diseñador gráfico del País Vasco, no hay fronteras en esto.
Y como si la rana del logotipo de “Swingpática Salamanca” diera un salto, los cuatro se ponen a bailar. Y es cierto, de inmediato la sonrisa es aún más ancha, vuelan las faldas y olvidamos lo nublado de una tarde de viernes ya agotado de toda la semana. Es la magia de la música que transciende La Era del Swing y que ahora nos trasmite color y alegría. Y solo hay que dejar que la música se deje sentir en este espacio de color o en la sala del DA2, pura alegría y pasos que dibujan siluetas de otro tiempo. Un tiempo que es el nuestro, el del gusto por el encuentro bajo el ritmo sincopado de la respiración del swing.

Charo Alonso / Fotografías: Carmen Borrego