Son los tres grandes buques insignia de estos días en los que la fe y los reencuentros se mezclan en las calles y los establecimientos
Sin duda es una tradición que cuenta con una historia que se pierde en el tiempo pero que, lejos de desaparecer, tiene fuerza más que suficiente para seguir adelante, ya que se ha convertido en una cita irrenunciable para las miles de personas que durante esta Semana Santa abarrotaran las calles de Peñaranda y los diferentes municipios de su comarca, quienes no perderán la oportunidad de disfrutar en los bares de un combinado tan autentico como autóctono.
Hablamos de la limonada y la clarea, dos bebidas preparadas artesanalmente y que, sobre todo en el caso de la segunda, solo puede encontrarse en Peñaranda y durante la semana de pasión, algo que cada vez cuenta con más adeptos en un rito que ya pasa de generación en generación.
Helio Flores, chef y gerente de Los Álamos Gastrolab, nos cuenta en una especial charla junto a Pepe, uno de los profesionales del restaurante y gran experto en esta tradición, ya que su padre fue gerente de una histórica distribución de bebidas peñarandina, asegura que la limonada “tiene una formula muy sencilla: Vino bueno, zumo de limón, agua embotellada, azúcar y canela…le ponemos rayadura de limón al finalizar y moverlo todo bien, para dejar reposar como poco 3 horas. Tras ello tenemos que colarlo con mucha paciencia, pasado por dos filtros, uno de tela y otro de aluminio (colador), para que al final quede limpio como un vino”.
Sobre la Clarea y su misterio, Helio Flores detalla que “necesitamos vino blanco, manzanas, especialmente la reineta del Bierzo, piel de naranja, canela y, en vez de azúcar, hacemos almíbar, que bañe bien a las manzanas….hay que tener en cuenta que la manzana suelta de por si una gelatina dulce que se une a este almíbar” y recuerda como la receta “puede venir, yo creo, de principios de los años 20 del siglo pasado…A mi me la trasmite Carmen Bruno, camarera histórica del Santo Cristo de la Cama, gran conocedora de ella ya que la realizaba su madre tiempo atrás” pero sobre su origen histórico afirma que “creo que realmente nadie sabe a ciencia cierta como se descubría, pero es algo tan autóctono y nuestro que debe ser incluido dentro del informe que se presente para validar que nuestra Semana Santa sea declarada de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León, ya que supone un reclamo único para Peñaranda. Quién no la ha probado que venga y la descubra, repite seguro”.
TORRIJA DE ORO
Además de estas dos bebidas, otro de los platos tradicionales y particulares de la Semana Santa es la torrija. En Peñaranda se puede encontrar la denominada ‘torrija de oro’ una variedad tan única como sencilla, que tiene una receta tradicional transmitida desde las gentes más humildes décadas y siglos atrás. “La torrija se comía antes y durante la Semana Santa, ya que es calórica total. La gente durante este tiempo ayunaba y solo comía el pan rebozado y frito bañado con leche con azucar…eso les daba la energía necesaria para sacar adelante el día” explica Helio Flores, quién además detalla que “esta solo puede tener leche, huevos, azúcar y pan…ni rayaduras de limón, ni canela ni nada de nada…si que aconsejo que para hacerlas se utilice la leche de la peor calidad que pueda encontrar la gente, ya que esta para un café va mal, pero para esto muy bien, porque tiene mucha grasa y ayuda mucho”.
Desde este Domingo de Ramos y hasta la Resurrección, los establecimientos van a contar por cientos los litros de limonadas y clareas, así como las unidades de torrijas degustadas, todo ello unido en una tradición que suma nombres, generaciones y familias enteras, quienes no dudan en reunirse cada año en estos días para disfrutar de las únicas procesiones peñarandinas y la hostelería, algo a lo que se suman los miles de visitantes que llegan, prueban y vuelven año tras año.