Viernes, 18 de abril de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
Pisar moqueta
X

A MENOS

Pisar moqueta

Actualizado 12/04/2025 09:40

“¿Se puede ver al señor de tal? -dice usted en una oficina. Y aquí es peor, pues ni siquiera contestan ‘no’; ¿ha entrado usted? Como si hubiera entrado un perro. ¿Va usted a ver un establecimiento público? Vea usted qué caras, qué voz, qué expresiones, qué respuestas, qué grosería”. MARIANO JOSÉ DE LARRA, ‘¿Entre qué gente estamos?’, en la revista “El observador”, noviembre 1834.

Aunque los actuales medios digitales han reducido en parte la presencialidad, volver a hablar de las miserias y servidumbres de la burocracia, de las dificultades de la ciudadanía en sus relaciones con las instituciones públicas, de cómo el mero tener que personarse en una oficina pública para realizar cualquier trámite o gestión se torna inquietud y no poco temor, no es más que repetir la ya muy manida y antigua realidad de la quiebra de comunicación, mostrada de mil formas y debida a muchas menos causas, entre la administración pública y sus administrados, profusamente denunciada desde hace siglos (Larra, Cadalso…) y en absoluto corregida, sino todo lo contrario, en un siglo XXI en que parece hereditaria la descortesía y el desaire, cuando no la zafiedad y grosería que, salvadas escasas excepciones, es habitual encontrarse en ventanillas, despachos, negociados y secretarías públicas y no tanto.

A ese físicamente invisible, pero real y robusto, muro separador entre el ciudadano y el funcionario (llamemos así a los servidores públicos, sean o no de carrera), expertos en la negación y el desdén, hay que añadir algo que podríamos conocer como el síndrome de “pisar moqueta”, expresión tal vez no muy descriptiva, que puede traducirse como el cambio, no tanto de mentalidad como de comportamiento, de personas “del común”, hasta ayer mismo administrados “sufrientes” que, al pasar por méritos, amistades, reconversiones, cercanía u otros arrimamientos, “al otro lado del mostrador”, se convierten en nuevos negadores, en modernos obstaculizadores y en flamantes desdeñadores de la fila de los que aguardan y de la que hasta ayer ellos formaban parte.

Sucede, además de la administración pública, en organizaciones más o menos cercanas, entes y oficinas que pueden ser de organizaciones sindicales, empresariales, fundaciones culturales o educativas de diverso tipo, a las que el administrado, de grado o por fuerza, ha de realizar personalmente alguna petición, trámite, formalidad o papeleo, que el desdén, el desprecio y la displicencia forman parte fundamental de la “relación” (comillas, sí) que se establece entre el peticionario y el “mero” (otra vez comillas, sí) receptor, tal vez solo escuchador, de la demanda.

“Pisar moqueta”, en el sentido en que aquí se denuncia, es la altivez del mediocre, la jactancia del gris y el no saber mantener la personalidad (de tenerla), o la mera buena educación (en su caso), a partir de imbuirse en la relación (de cualquier tipo, incluso solo de adulador) con cargos políticos y sus despachos, autoridades económicas y sus palacios o administrativas y círculos de cierta “altura” y sus templos que, como los nuevos ricos, como esos trabajadores que llegan a creerse mejores que sus no más ayer compañeros menos afortunados, forman una suerte de “casta” imitativa de las miserias comportamentales de las clases dirigentes y que, aumentadas y multiplicadas, reeditan e imitan sus miserias, aumentadas sin clase (de tener clase la miseria moral), sobre todo el desprecio, la altivez y la altanería hacia quienes ayer mismo eran sus gemelos. Los cargos intermedios, los segundos escalones, los antedespachos, los pasantes, las secretarías, los meritoriajes y las asistencias de todo tipo rebosan de gente experta en pisar moqueta.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.