El mayor número de personas proceden de Marruecos, pero también a comunidades de Latinoamérica, especialmente de Venezuela, Colombia y Perú
El Centro Intercultural Baraka, perteneciente a Cáritas Salamanca y situado en el corazón de la ciudad, lleva 22 años brindando un espacio de acogida y formación a personas inmigrantes que llegan a la ciudad. Nuria Reinoso y Luis Alberto González, coordinadores y trabajadores del centro, nos abren las puertas de este punto de encuentro cultural, donde la diversidad se convierte en un valor esencial para el día a día de los participantes.
Su objetivo principal es ser un lugar de encuentro entre personas de diversas culturas, con el fin de facilitar su integración en la sociedad. Según los datos del presente curso escolar (funcionan sobre el curso escolar), el centro ha acogido a 151 personas en los talleres y a 227 en las clases de español, donde conocemos la experiencia de una alumna y profesora.. “Los talleres de formación, en los que participan tanto inmigrantes como personas españolas, buscan ofrecer herramientas prácticas y educativas. Además, el centro también se enfoca en el acompañamiento en gestiones administrativas y la preparación para los exámenes de nacionalidad, explica Nuria Reinoso.
A lo largo de los años, el centro ha acogido a personas de diversos países y nacionalidades, donde el mayor número se concentra en personas procedentes de Marruecos, pero también a comunidades de Latinoamérica, especialmente de Venezuela, Colombia y Perú. “Si bien muchos de los inmigrantes se quedan durante años, la duración de la estancia depende mucho de sus circunstancias personales, como la búsqueda de trabajo o formación”, aseguran.
Su función se divide en dos grandes bloques: el de adultos y el de infancia y juventud. En el primer bloque destacan las clases de español, los talleres de informática, inglés, cocina española, primeros auxilios y bailes latinos, todos ellos muy demandados, especialmente por aquellas personas que buscan insertarse en el mercado laboral. “La cocina española, en particular, es uno de los talleres más solicitados, ya que ofrece una vía directa para conseguir empleo en el sector servicios de la ciudad”, asegura Nuria.
Entre la infancia y juventud, los niños y adolescentes tienen acceso a actividades educativas, ludoteca, apoyo al estudio y tiempo libre. “Los niños, de hecho, se integran rápidamente sin importar su origen”, explica Luis Alberto: "Entre los niños no hay distinción, lo importante es el juego y el respeto mutuo". Además, se organizan actividades fuera del centro para que los pequeños también conozcan y disfruten de su entorno.

Un menos en una clase de apoyo de Primaria, al fondo, el profesor voluntario
Una de las características más destacadas del centro es su capacidad para acompañar a las personas en su proceso de aprendizaje del idioma. “Algunas personas llegan sin saber ni una palabra de español, pero con el tiempo logran hablarlo con fluidez. La edad y el nivel educativo previo influyen, pero el objetivo es siempre crear un espacio donde todos puedan aprender y relacionarse", explican
El voluntariado es otro pilar esencial en el funcionamiento del centro. La mayoría de las clases y actividades son impartidas por voluntarios, principalmente mujeres, que dan su tiempo para apoyar a los participantes. Si alguien está interesado en ser voluntario, puede acercarse al centro o contactar con Cáritas, que coordina las actividades de voluntariado.
El centro ocupa un edificio de seis plantas, con aulas, talleres y una cocina. El espacio está dividido para ofrecer la máxima funcionalidad a las diversas actividades que se realizan a lo largo del día. Como señala Nuria, el centro es amplio y permite una gran variedad de actividades simultáneas, lo que facilita que los participantes puedan acceder a los recursos que necesiten.

Alumnos del centro en una clase de español
El Centro Intercultural Baraka no es solo un lugar de aprendizaje, sino también un espacio donde la integración, el respeto mutuo y la convivencia se convierten en los cimientos para construir una sociedad más inclusiva. Con 22 años de historia, el centro continúa siendo un referente para muchas familias que buscan una oportunidad para crecer y convivir, superando las barreras culturales y lingüísticas.