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Patricia Vega, más de veinte años junto a su trompeta en la Semana Santa de Salamanca
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TESTIMONIO

Patricia Vega, más de veinte años junto a su trompeta en la Semana Santa de Salamanca

Actualizado 07/04/2025 09:15

Pese a su juventud es sin duda un referente para sus compañeros por su humildad y por llevar toda una vida dedicada a su pasión: la música cofrade

Patricia Vega Barnés es una de las componentes más antiguas de la Sección Musical del Cristo Yacente, formación perteneciente a la Real Cofradía de Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora. Pese a su juventud, es también una de las caras más reconocibles en la música cofrade en Salamanca, ya que desde muy niña comenzó su andadura en este mundo junto a su trompeta, hace ya más de veinte años.

Lo primero que hace Patricia al iniciar su conversación con SALAMANCArtv AL DÍA es recordar sus comienzos: “Mi pasión por la música comenzó cuando decidí formar parte de la Real Cofradía Penitencial. Ese fue el hilo conductor que me llevó a descubrir esto de la música”. Tiene claro que el germen de su vocación musical, a parte de su tradición familiar, fue su amor por la Semana Santa: “La música ya corría por mis venas sobre todo por la influencia de mi tío y mis primos, aunque en mi caso fui cofrade antes de dar el paso a integrarme en la banda”.

Esta salmantina tiene un recuerdo especial para sus antepasados: “Ver como ellos vivían esta pasión me enseñó el camino a seguir. Yo también quería formar parte de este ‘mundillo’”, afirma. Patricia Vega rememora sus comienzos en la música: “Empecé con solo 10 años pero no se me olvidará que todos los componentes de la banda, entonces unos 30, me acogieron con los brazos abiertos”. “Éramos como una familia”, enfatiza.

Desde el prisma que le da su larga trayectoria en la Semana Santa, la músico cofrade hace balance de la evolución en los últimos años: “Como todo en la vida, hay cosas que se pueden hacer mejor, pero creo que la evolución de la Semana Santa en Salamanca ha sido positiva en términos generales”. Además, en el apartado musical explica que “la evolución ha sido enorme. A nivel musical, estamos avanzando a pasos agigantados”.

Es en este punto de la conversación cuando Patricia recalca que casi ninguno de los músicos es profesional: “No debemos olvidar que la mayoría somos amateurs, es decir, hemos aprendido ‘en la calle’ y no nos dedicamos a esto de manera profesional. Eso tiene doble mérito, aunque personalmente creo que con el tiempo se va perdiendo aquella manera humilde de vivirlo como teníamos antes”.

Patricia Vega, más de veinte años junto a su trompeta en la Semana Santa de Salamanca | Imagen 1

Algunos de los más de veinte años que lleva Patricia en la Sección Musical del Cristo Yacente los ha compartido junto a su padre y su hermano: “Es algo que no se puede explicar con palabras. Cuando sientes tan fuerte la Semana Santa y la música, poder compartirlo con los tuyos es un recuerdo que siempre llevaré dentro”. Por todo lo vivido y, sobre todo, por su humildad, es una referente para sus compañeros: “Ser una ‘vieja gloria’, como decimos nosotros, es un orgullo con todas las letras. Conlleva responsabilidad, claro, porque buscas ser un buen referente para las nuevas generaciones, que son quienes en el futuro seguirán luchando por esto”. “Es difícil hablar de una misma”, continúa Patricia, “pero sí siento ese halago de mis compañeros”.

Según desvela a este medio, la música le aporta tranquilidad y le hace revivir momentos especiales, además de ayudarle a evadirse de su día a día. Si tuviera que quedarse con un momento como el más especial durante todos estos años, lo tiene claro: “El primer Jueves Santo que salí con mi hijo en brazos. Él llevaba una túnica diminuta y aquello fue como revivir mis propios inicios”. Esa salida por la Puerta de Ramos en la madrugada del Jueves Santo tocando tras el Cristo de la Agonía Redentora es también el momento que con más intensidad vive dentro de la Semana Santa: “Es sin duda el más especial. Es inevitable”.

Patricia Vega destaca la dureza de la Semana Santa para los músicos: “Es dura, sí. Da mucho a nivel personal, pero también te quita, y eso es difícil de llevar”. Para que la formación musical a la que pertenece dé el ‘Do de pecho’ en todas las procesiones en las que pone sus melodías, “los ensayos son muy duros y conllevan un sacrificio que poca gente puede ver”, explica. “Es una superación continua tanto en lo musical como en lo personal, porque implica dejar muchas cosas a un lado, como por ejemplo tu familia”, añade.

Su reflexión final es acerca de un posible adiós a su pasión, la música: “Hay veces que pienso que mi retirada está cerca, pero sería mentir. La verdad es que no me hago a la idea de seguir mi vida sin la música”. En el futuro, le encantaría que su hijo siguiese sus pasos, aunque lo deja a su elección: “Siempre he dicho que lo que él decida, bien estará, pero sí es verdad que desde que nació no hay día que no lo vea ‘aporreando’ un tambor con dos lápices”. Por último, lanza un mensaje para todos aquellos que sienten atracción por este mundillo pero que no se deciden a formar parte activa de ello: “Nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Si te gusta, ¡adelante!”.