Varias formaciones musicales salmantinas pondrán sus acordes tras los pasos procesionales en la Semana Santa
Los desfiles procesionales que en los próximos días colmarán Salamanca de fé y tradición no se entenderían sin la banda sonora por la que son acompañadas. Las diferentes formaciones musicales salmantinas ultiman su puesta a punto para diez días frenéticos en los que sus melodías marcarán el ritmo de las diferentes imágenes a través del incomparable casco histórico de la ciudad.
La actividad de las bandas no se limita a Semana Santa, ni siquiera a la Cuaresma. Ensayan durante todo el año, de forma casi ininterrumpida, para preparar un repertorio acorde a cada una de las hermandades y cofradías a las que acompañan. Además, durante el año, alternan esa preparación de cara a su ‘semana grande’ con diferentes actuaciones solidarias, conciertos o actividades vinculadas a las cofradías a las que acompañan en Semana Santa.
Tras la desaparición en septiembre de la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo del Amor y la Paz, los estilos que gobiernan en Salamanca son los de las bandas de música y las agrupaciones musicales. En los últimos años se ha producido una notable evolución en la calidad de todas las formaciones, tanto en repertorio como en su puesta de largo en la calle. Es preciso señalar que prácticamente la totalidad de los músicos que forman parte de estas formaciones son 'amateurs' y no tienen una formación reglada sobre música. Han aprendido tocando en las propias bandas, algunos desde muy pequeños, y dedican el tiempo libre que le permiten sus trabajos y sus ocupaciones personales para ensayar junto a sus compañeros y amigos.
Algunas de las agrupaciones musicales como La Expiración o Virgen de la Vega ensayan durante todo el año en sus respectivas naves, lo que supone una ventaja frente a las inclemencias meteorológicas durante el largo invierno salmantino. La Sección Musical del Cristo Yacente alterna sus ensayos en plena calle en el polígono El Montalvo, cuando las condiciones climáticas lo permiten, con la utilización de la Iglesia Nueva de El Arrabal, donde puede resguardarse para ensayar en días fríos y lluviosos.
La Agrupación Musical María Santísima de la Estrella, la Agrupación Musical La Esperanza, y las bandas de música de Ciudad del Tormes, Felipe Espino, Tomás Bretón, Alba de Tormes y Villamayor ensayan durante todo el año en diferentes espacios cerrados que son cedidos por diferentes instituciones, por lo que también tienen garantizadas unas condiciones bastante favorables para su práctica diaria.

Cuando llega la Cuaresma, la actividad de las diferentes formaciones se dispara, con actuaciones en conciertos y certámenes prácticamente todos los fines de semana. Entre medias, no hay suficientes días en la semana para dar los últimos retoques al repertorio y prepararse físicamente para las muchas horas que tienen que pasar los músicos en la calle.
La mayoría de ellas acumulan prácticamente 48 horas seguidas tocando de forma casi ininterrumpida entre Jueves Santo y Viernes Santo, ya sea en Salamanca o fuera de ella. Las horas de descanso son escasas pero la fé y la ilusión por poner sus melodías tras las imágenes que procesionan en la Semana Santa lo pueden todo.
Los hermanos de carga y las diferentes hermandades valoran con cariño el esfuerzo que los músicos realizan en cada procesión. A pesar de que a medida que avanza la semana las fuerzas van flaqueando y comienzan a notarse los estragos del esfuerzo realizado, las formaciones musicales dan el máximo hasta el último de los compases que interpretan en la Semana Santa. En la mayoría de los casos, la simbiosis que se produce entre paso y banda está alcanzando cotas importantes, resultando un auténtico ‘espectáculo’ digno de ver en las calles de la ciudad. Esa relación en ocasiones trasciende a la propia procesión y es cada vez más frecuente ver jornadas de convivencia entre hermanos de paso y los músicos que les acompañan el día de la procesión.
Una de las principales demandas de todos los músicos es el respeto por parte de los espectadores en las procesiones. En muchos casos, la multitud que espera en las aceras interrumpe con sus inoportunas conversaciones la actividad de las bandas y no respeta el trabajo que relizan.

Además, al comenzar la Semana Santa siempre se hace un llamamiento por parte de las diferentes agrupaciones a que ningún espectador cruce entre las filas de la formación, evitando de esta forma daños materiales en los instrumentos o daños físicos en los músicos, como ya ha sucedido en alguna ocasión con motivo del golpe de algún instrumento en los labios de algún componente.
Con todo, las formaciones musicales de Salamanca se convierten, cada año, en parte imprescindible de la esencia y el alma de la Semana Santa. Su esfuerzo silencioso durante meses se transforma en emoción cuando sus notas resuenan en las calles empedradas de la ciudad, acompañando el paso solemne de las imágenes. Más allá del cansancio, de las largas horas y de las dificultades, permanece intacta la entrega de quienes, con cada compás, elevan la experiencia de la Semana Santa salmantina y la convierten en una vivencia única que va mucho más allá de la fe o la tradición: es también una muestra de amor al arte, a la música y a la ciudad.