Un barrio envejecido, con mucha inmigración y con mejores infraestructuras, pero aún con carencias, como señala Gabriel Iglesias, de la Asociación Navega
Extenso, populoso, popular, multicultural y lleno de contrastes. Garrido es el barrio más grande de Salamanca, además se divide en Norte y Sur, pero también Chinchibarra y Estación se puede decir que son Garrido, al menos, así lo sienten sus vecinos.
Los inicios del Garrido están unidos al ferrocarril, cuando se construyó la primera estación de tren que unía Salamanca con Medina del Campo en 1877. Debe su nombre a los pioneros en la construcción de las primeras casas, Manuel Garrido y Santiago Bermejo.
En sus comienzos careció de los servicios más esenciales; en los años 70 llegó el asfaltado, pero en los 80 todavía había muchas calles sin arreglar y con muchos barros. En los años 80 se produjo un 'boom' urbanístico y el barrio se expandió hacia el norte de la ciudad donde antes todo era campo y montículos de arena. Llegaron gentes de los pueblos y también del extranjero; proliferaron los negocios y comercios locales.
Hoy muchas de estas tiendas están cerradas y las que quedan sobreviven frente a los centros comerciales y grandes superficies ubicadas en el barrio. Está dotado con buenos servicios y comunicaciones, también de infraestructuras, como el pabellón Multiusos, las piscinas, el parque Würzburg o la biblioteca Torrente Ballester.
Garrido tiene cuatro grandes avenidas, Los Cipreses, Paseo de la Estación, María Auxiliadora y Federico Anaya, y grandes aceras con zonas verdes. Pero al mismo tiempo, calles estrechas y aceras pequeñas que se van arreglando y ensanchando -en la actualidad hay casi una decena de vías en obras-, como también se remodelaron dos sitios emblemáticos, el parque Garrido y la plaza de Barcelona.
Y es que el barrio es una zona de contrastes, donde las nuevas edificaciones de viviendas se mezclan con esos edificios que carecen de ascensor y que poco a poco se van rehabilitando; donde se intercalan las infraestructuras modernas con las más antiguas que se han quedado obsoletas…
Garrido ha mejorado y cambiado en los últimos años en muchos aspectos, pero queda mucho por hacer en este barrio multicultural, que, de hecho, es una de las zonas de Salamanca con mayor población extranjera, donde la convivencia es sana y sin problemas entre razas y culturas.
La Asociación vecinal Navega, cuya área de actuación es Garrido Norte, Estación y Chinchibarra, luchó desde 1986 por el barrio y sus vecinos, para tener asfaltado, agua, servicios... Ahora todo ha cambiado y mejorado, pero siguen las carencias.
“Es un barrio que se ha envejecido bastante, como un poco pasa en general en toda Salamanca”, comenta Gabriel Iglesias Gutiérrez, nuevo secretario y anterior presidente de la Asociación de Vecinos Navega, que alude también a la gran inmigración que hay. “Ha habido como varias olas, cuando el 'boom' inmobiliario vino mucha gente, sobre todo de Latinoamérica, luego se volvieron a ir cuando la crisis del 2008 y ahora se nota otra vez una vuelta de gente de esa parte del mundo. Además sigue viniendo gente de la zona de Marruecos. Ha aumentado bastante la inmigración, pero es un barrio en el que no hay ningún problema con la población extranjera, la convivencia es muy buena”.
Garrido “ha mejorado bastante en cuanto a infraestructuras, un tema donde se ha reivindicado mucho desde esta asociación de vecinos; quizás ahora algo más tranquila, porque la gente se ha hecho un poco mayor y no hay relevo generacional. Cuando se es más joven, eres más inquieto y reivindicativo, hemos bajado un poco a nivel reivindicativo, que seguimos, pero a ese nivel hay una asociación más activa, Garrido Contigo”.
Entre las reivindicaciones actuales de Navega, se encuentra, por ejemplo “el carril bici en una parte de Federico Anaya, que está muy pegado a los comercios y hay muchos encontronazos”, apunta Iglesias.
Las nuevas paradas del autobús para llegar al centro de salud ha sido, junto con los sanitarios, una de sus reivindicaciones, que parece, según él, que no ha calado entre los vecinos. “Era sobre todo para evitar que la gente mayor suba la cuesta del paseo de los Olivos, pero hacen poco uso, no sé si es un problema de desconocimiento o el tener que pagar para hacer solamente una parada”. En este sentido, Gabriel cree que desde el Ayuntamiento se podría hacer algo para aumentar su uso, quizás, apunta como idea, que el trayecto final, las tres últimas paradas, fueran gratuitas; no sé si es factible o no y tampoco sé dónde estaría la clave”.
Otro problema del barrio al que alude son los trabajos de ampliación de las aceras, que “se alargan demasiado en el tiempo. Se tiene mucho cuenta en las licitaciones el precio de la obra, pero también hay que mirar el tiempo. Las empresas la alargan en el tiempo y así consiguen bajar el presupuesto, pero supone un quebranto para los vecinos”. Pone como ejemplo las obras que se están realizando en la zona del colegio Filiberto Villalobos, que “llevan más de medio año, se empezaron antes del verano y aún seguimos, son 6-8 calles y eso realmente se podría hacer en mucho menos tiempo”.
Y sobre la rehabilitación de edifcios de Chinchibarra con los ascensores, afirma que “se terminó la obra, pero se dejó pendiente el cableado de telefónica, que está colgado de las paredes, incluso invadiendo las propias ventanas de los edificios. Desde el Ayuntamiento nos dan buenas palabras, pero sigue igual y, aparte de ser antiestético, es un peligro, no se pueden dejar sin terminar las cosas, por eso desde el Ayuntamiento, que es el responsable último, tienen que ‘meter caña’ a las empresas para que lo terminen”,
En cuanto a las zonas verdes del barrio, Gabriel Iglesias alude al proyecto presentado hace aproximadamente un mes por el Ayuntamiento para dotar a la zona “de una especie del tipo Life que hicieron al lado del río; lo habíamos reivindicado nosotros y sobre todo Garrido Contigo, que es muy sensible con la renaturalización”. Navega, añade, lleva pidiendo desde hace tiempo que en la zona de las vías del tren se haga una especie de paseo para que los vecinos “no vayan por la carretera que va al polígono”.
A esa reivindicación se une otra relacionada con el proyecto que tiene previsto realizar el Ayuntamiento en Mercasalamanca, un espacio en el que “seguiremos pidiendo una residencia de mayores pública, andamos escasos y más teniendo en cuenta la población de Garrido”.
Reivindicaciones vecinales que poco a poco se van realizando, pero “no sabemos si se hacen porque lo pedimos nosotros o por la simple casualidad de que en ese momento el Ayuntamiento lo decide, porque a veces pasa mucho tiempo y de la noche a la mañana se hace. Tenemos nuestras dudas, yo creo que se nos usa un poco como promoción política”. De todas formas, añade, “se tarda mucho en conseguir las cosas”.
Sobre la implicación de los vecinos en las asociaciones, señala que el problema común a todas es que la gente se implica menos; en el caso de Navega alude a que no hay relevo generacional. “La gente tiene que verlo como algo útil, se realizan muchas actividades, se reivindica, se da vida al barrio, pero necesitamos más y eso se hace con implicación del vecindario”, subraya y también apunta a la necesidad de un mayor contacto entre las asociaciones, porque en este barrio da igual que las haya por zonas, “sigue siendo Garrido”.