Entre sus iniciativas figura una galería de imágenes científicas intervenidas que es utilizada por universidades hispanohablantes de todo el mundo
En un modesto espacio de apenas 500 metros cuadrados, con un presupuesto anual de 5.000 euros y un equipo de solo cuatro personas, con el apoyo de una quinta en momentos puntuales, la Biblioteca de Biología y Biotecnología de la Universidad de Salamanca, que fue reconocida como la tercera mejor biblioteca verde del mundo, compitiendo contra gigantes con presupuestos 180 veces mayores y espacios 20 veces más amplios, sigue desarrollando un modelo innovador que engancha a los estudiantes, aporta a la sociedad y hasta facilita salidas laborales.
"Cuando nos presentamos al premio, ni siquiera pensábamos en las posibilidades de competir", confiesa Ángel Poveda, director de esta pequeña pero innovadora biblioteca universitaria. "Fue el Ministerio de Transición Ecológica quien nos animó a participar, ya que conocían nuestros materiales y proyectos".
El proceso de selección para el prestigioso 'Green Library Award', otorgado por la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA), constó de tres fases eliminatorias. "En la primera criba quedaron unas 40 bibliotecas de todo el mundo. Había varias chinas, alemanas, estadounidenses, de Japón... y nosotros pasamos a la siguiente fase junto con otras seis", explica Poveda.
La sorpresa llegó cuando, en la segunda fase, la biblioteca salmantina se coló entre las tres finalistas, compitiendo directamente con la biblioteca pública principal del estado de Minnesota (EE.UU.) y una imponente biblioteca alemana ubicada en un palacio. "La de Minnesota tiene un presupuesto de 900.000 dólares anuales, entre 40 y 50 empleados, y 10.000 metros cuadrados. Además, ya había sido elegida tres veces como la mejor biblioteca pública del mundo", señala Poveda, evidenciando la magnitud del logro.
¿Cómo ha conseguido esta pequeña biblioteca universitaria competir a nivel mundial? La clave está en tres pilares fundamentales: automatización de procesos, uso inteligente de software y, sobre todo, colaboración. "Decidimos que no íbamos a hacer proyectos de forma individual, sino que nuestro principal cometido fue ir convenciendo a diferentes entidades, colectivos de investigadores, profesores, alumnos o instituciones externas para desarrollar proyectos conjuntos", explica el director.
Entre sus iniciativas más destacadas se encuentra Imaginarium, una galería de imágenes científicas intervenidas que ha alcanzado los 54 millones de visualizaciones y es utilizada por universidades hispanohablantes de todo el mundo. "No es una imagen sola, sino imágenes especializadas a las que añadimos una capa de información descriptiva, textos y etiquetas para recopilar imágenes similares. Tenemos más de 5.000 imágenes de botánica, zoología, fisiología animal y vegetal, embriología, microscopía electrónica y microbiología".
La colaboración con estudiantes y profesores ha sido fundamental para el desarrollo de este proyecto. "Como nosotros no somos biólogos, nos falta el conocimiento especializado. Por eso, muchas de las colecciones de imágenes se desarrollan como Trabajos de Fin de Grado, coordinados por profesores", explica Poveda. Actualmente están trabajando en colecciones sobre semillas y hongos, incluyendo visualizaciones microscópicas que permiten contrastar la apariencia externa con la estructura interna.
Pero la biblioteca va mucho más allá de los servicios tradicionales. Organizan visitas guiadas a los parques de Salamanca, donde los propios estudiantes actúan como guías tras preparar fichas de especies vegetales, aves e insectos. "Empezamos a hacerlo porque no se hacía nada similar en la ciudad. Lo convocamos cuando los alumnos tienen disponibilidad, normalmente en el primer trimestre del curso, y siempre se llena".
También desarrollan un ciclo anual de cine sobre ciencia y medio ambiente llamado BioFilm, organizan visitas a centros de investigación como el Centro del Cáncer, entre otros, y han puesto en marcha iniciativas de inserción laboral como Bioempleo, un boletín semanal con 400 ofertas de trabajo en biología y biotecnología de todo el mundo.
"Muchas empresas de Barcelona, e incluso del extranjero, nos escriben directamente porque somos como la fuente canónica de toda España para conseguir profesionales en estas áreas", comenta orgulloso Poveda. El impacto de estas iniciativas se refleja en los testimonios de antiguos alumnos que han conseguido empleo gracias a estos servicios, algunos de los cuales regresan para compartir su experiencia profesional con los estudiantes actuales.
La trayectoria profesional de Poveda, quien anteriormente dirigió la biblioteca del Instituto Cervantes en París y trabajó en la Universidad de Valladolid antes de llegar a Salamanca en 2007, ha sido clave para implementar esta visión innovadora. "Al principio, los profesores estaban acostumbrados a otro tipo de bibliotecarios. Tienes que conseguir que confíen en ti, y eso se hace a base de resultados".
El reconocimiento internacional ha puesto de relieve un modelo de biblioteca universitaria que trasciende el concepto tradicional para convertirse en un motor de innovación educativa, investigación colaborativa y servicio a la comunidad. "La universidad es un ente muy grande que va muy lento actualizándose, y en la biblioteca creo que se sigue teniendo una visión muy tradicional", lamenta Poveda.
Sin embargo, para él y su equipo, la mayor satisfacción no viene de los premios, sino del impacto real en las personas: "Me resulta profundamente satisfactorio que venga un alumno que tuve hace años y me diga: 'Estoy trabajando en esta multinacional que siempre quise y gracias a vosotros'. Eso me produce una satisfacción enorme".
La Biblioteca de Biología y Biotecnología de la USAL, ubicada en el paseo Universidad de Coimbra, 7, en el Campus Unamuno, demuestra que, con creatividad, colaboración y una visión clara, es posible competir en la élite mundial incluso con recursos limitados. Un ejemplo inspirador no solo para otras bibliotecas (de hecho, desde países como Corea se han interesado en su funcionamiento para replicarlo), sino para cualquier institución educativa que aspire a maximizar su impacto social con medios modestos.