Así comienza una canción a ritmo de salsa que cantaba Ángela Leiva allá por el año 2014. El caso es que todos y cada uno de esos calificativos se pueden aplicar a Carlos Mazón tras la penosa, y ofensiva para muchos, pseudo Declaración institucional[1] del pasado día 17 que no fue otra cosa que una nueva perorata como a las que nos tiene ya acostumbrados.
En mi opinión su máxima prioridad era mantener el sillón presidencia de la Comunidad para conservar su estatus de aforado y poder permanecer fuera del alcance de la Ley que le persigue. Pero para ello necesitaba imperiosamente aprobar los Presupuestos y para lograrlo era obligado el apoyo de la ultraderecha de Vox, por ello no dudo en aceptar su favor a cambio de abrazar y elogiar su ideario, dando así una patada en la boca no sólo a los dirigentes de su propio partido (al estilo Isabel Díaz Ayuso) también a la Comunidad Europa, al Gobierno Central, la Confederación Hidrográfica del Júcar, a los sistemas de alerta y a todo bicho viviente, culpándoles a todos de todo si hacer la más mínima autocrítica. Se mostró como la víctima inocente de una conspiración contra su persona.
Solo algunas “perlas” que tuvo la desfachatez de pronunciar durante su intervención ante los medios gráficos, los únicos presentes no fuera que a los periodistas se les ocurriera hacerle preguntas. Les dejo el enlace por si lo quieren oír completo[i].
En primer lugar, culpó de las graves consecuencias de la Dana del 29 de octubre del año pasado al dogmatismo climático y la rigidez normativa. Afirmó que en Valencia hay un clamor de desencanto en la ciudanía por la actuación del Gobierno Central. Sin rubor alguno sentenció que la reconstrucción necesita un gobierno que no busque réditos electorales y se ocupe menos por los votos. Dijo que ellos, PP y Vox, han cambiado imposición por libertad. ¿Pero porque este tipo de personas, como Trump, Putin o Benjamín Netanyahu se presentan siempre como los paladines de las libertades?
Luego, tras alabar sin paliativos el apoyo de Vox, pasó a enumerar y abrazar sin rubor algunos de los puntos del ideario de los de Abascal que nada tenían que ver con el asunto porque así se lo ordenaron los de la ultraderecha a cambio de sus votos favorables al presupuesto y sus censores estaban en la sala. Puntos como permitir en España a los padres que sus hijos estudien es español, y con Vox lo hemos hecho realidad. Rechazar el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible porque según ellos va directamente en contra de nuestra economía. Y a afirmar que las políticas medioambientales europeas han dañado a nuestros agricultores, ganaderos y pescadores.
Se cuidó mucho de ocultar en público algunos de los acuerdos con Vox que se reflejarán en el presupuesto de la Comunidad: recorta las subvenciones para promocionar la lengua valenciana, eliminar todas las partidas destinadas a Memoria Histórica y las subvenciones a los sindicatos, la patronal y los todos organismos que fomentan la igualdad, reducir drásticamente los fondos destinados a la Cooperación al Desarrollo. Además, no aportará ni un solo euro a la Agencia de Naciones Unidas para los palestinos de Gaza y Cisjordania masacrados por el Gobierno israelí. En definitiva, podría haber terminado su matraca con un Make Valencia Great Again («Hacer Valencia grande otra vez») como hubiera dicho Trump o València per als valencians («Valencia para los valencianos») que sería más propio.
Pues tras todo esto creo que hay motivos suficientes para decir que el Señor Carlos Mazón es:
Mentiroso, por sostener que no busca ni réditos electorales ni votos y también por declarar que el clamor de los ciudadanos valencianos es en su mayoría contra el Gobierno Central cuando la realidad es que claman contra él y sus consejeros. Prueba de ello es su ausencia de los actos institucionales que han tenido lugar durante las fiestas más importantes de Valencia, pero las mentiras siempre tienen fecha de vencimiento.
Y por lo anterior es también cobarde, incapaz de hacer frente a sus responsabilidades las que le ha llevado a meterse bajo las faldas de Vox, a los que contar con un “político zombi” al que su partido quemará cual ninot no indultado en cuanto le sea posible, les aporta muchos beneficios.
Y por último es tramposo, al dar a entender que son él y Vox los que van a defender el derecho de los padres a que sus hijos estudien es español, porque eso nunca estuvo prohibido. Y yo añadiría que es un traidor, cuando reniega del Pacto Verde Europeo y de la Agenda 2030, acuerdos que su propio partido suscribió en el seno del Parlamento europeo, colocando a sus dirigentes en una posición digamos que incómoda de la que ya se han distanciado algunos importantes barones de otras comunidades.
Para terminar, utilizaré el mismo final de la canción de Ángela Leiva antes citada. Se notaba en tu mirada que algo sucio me ocultabas, así que adiós, adiós, adiós, adiós, Señor Mazón.
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