La modista salmantina lleva más de cuarenta años vistiendo a muchos cofrades que procesionan y también ha realizado túnicas, mantos y diversos enseres para las cofradías
Cristina Domínguez lleva casi toda la vida confeccionando hábitos para los cofrades de la Semana Santa de Salamanca. Su labor no cesa durante todo el año, pero en estas semanas previas su taller se colapsa de encargos: “Estoy desbordada”, manifiesta esta salmantina a SALAMANCArtv AL DÍA.
Pese a que ahora centra toda su actividad en esta imprescindible labor, sus comienzos hace cuarenta años fueron casi por casualidad, según relata: “Yo había estudiado diseño, patronaje y moda, pero me dedicaba al mundo de la costura en otro ámbito totalmente diferente a la Semana Santa. El primer hábito que hice fue el de mi hija, que salió en la Dominicana con sólo tres añitos y el de mi hermano, que cargaba en la Virgen de la Esperanza”. “Lo hice porque me lo encargó mi madre”, recuerda, “me dijo que le hiciese un hábito a la niña que iba a salir en la procesión”.
Así empezó su vinculación con el mundo de la Semana Santa, que la aprecia, la valora y la necesita a partes iguales: “Al año siguiente de hacer el hábito de mi hija, me dicen que si puedo hacer hábitos para unos niños que salían con mi hija, y ya de ahí el boca a boca ha hecho el resto”. Cristina manifiesta que esa es su mejor publicidad, el que unos cofrades recomienden a otros pasar por su coqueto taller.
La modista ha confeccionado hábitos para todas y cada una de las hermandades que procesionan por las calles de Salamanca. Sus manos han sido testigo de las subidas y bajadas de las diferentes cofradías a lo largo del tiempo. En la actualidad, tal y como ella misma explica a este medio, “la Semana Santa de Salamanca está creciendo muchísimo. No me imaginaba yo este boom. Además, me sorprende que viene muchísima gente joven para hacerse hábitos y eso no lo hay en todas las ciudades, así que somos unos privilegiados”.
Cristina Domínguez, que entre otros momentos especiales de su aportación a la Semana Santa de Salamanca rememora que en la fundación de la Hermandad de Jesús Despojado elaboró todos los capirotes o que diseñó y elaboró los primeros hábitos de la Hermandad Franciscana, destaca la gran cantidad de hábitos que está confeccionando este año para la Real Cofradía de Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora: “Se están haciendo cofrades familias enteras”.
En estas últimas semanas antes de la semana más esperada por los cofrades, éstos se suceden uno tras otro en el taller de Cristina, que además ejerce en muchas ocasiones de consejera o de pañuelo de lágrimas: “Aquí cada uno te cuenta una historia. Siempre he dicho que el día que me jubile escribiré un libro de anécdotas”, dice en medio de una sonrisa.
Sin quitar ojo de su labor, nos desvela la prenda que más le gusta confeccionar: “A mi me gusta el capirote, con todo lo que conlleva su proceso y lo costoso que es”. Además, detalla cuales son las características que debe cumplir el capirote perfecto: “Que quede cómodo, que vaya a su altura, que los ojos se vean bien, que no tengas que estar durante la procesión pendiente de él, capirote para arriba capirote para abajo…”. Su dedicación y amor por la profesión es tal que es capaz de reconocer en medio de un cortejo procesional las prendas que ella ha confeccionado: “Me gusta que las cosas queden muy bien hechas y no se me pasa ni uno. Te lo digo además con toda seguridad que puedo distinguir todos los capirotes y hábitos que he hecho yo”.
Además de elaborar hábitos y capirotes, por las manos de Cristina también han pasado túnicas de incalculable valor, como la de Jesús Nazareno de San Julián que restauró hace unos años y cuyo forro escondía una sorpresa: “Fue una gran sorpresa cuando desmonté el forro para restaurar la túnica y encontré bordada una fecha de 1790. Estamos hablando de 250 años”. La modista recuerda lo que hizo en aquel momento del hallazgo: “Llamé a la Junta de Gobierno y les pregunté que si querían restaurarla. Decidieron tirar para adelante porque la verdad que es una joya”.
Este año, la Congregación de Jesús Nazareno y el Santo Entierro ha decidido ponerle esa túnica al nazareno en el besapié y ha sido todo un éxito: “Merece la pena que Salamanca vea esa joya. El sábado pasado cuando bajé al besapié de Jesús Nazareno, entré en la iglesia y vi que tenía la túnica, me emocioné”. Cristina señala que no es la única túnica que ha confeccionado para esta imagen, una de las de mayor devoción de la ciudad de Salamanca. También ha realizado faldillas para los pasos, mantos para alguna virgen, enseres para las cofradías… Un sinfín de productos manufacturados de un incalculable valor. Cuando ve su trabajo en la calle o en los templos, esta salmantina se siente orgullosa de tantas horas entre agujas, telas e hilos: “Cuando ves un trabajo tuyo terminado es una satisfacción inmensa y recompensa tantas horas de esfuerzo y dedicación”.
Antes de terminar, revela una anécdota curiosa que describe a la perfección su amor por la Semana Santa de Salamanca: “Yo procesiono la Dominicana y en el Despojado y en esta última, aunque soy del Cristo, me gusta ir lo más atrás posible del cortejo, cerca de la Virgen, para ver toda la procesión por delante de mí. Me encanta”.