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“Alejandro es bastante autónomo, en casa y fuera de ella”
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Un camino de superación 

“Alejandro es bastante autónomo, en casa y fuera de ella”

Actualizado 09/03/2025 19:33

“Hace todas sus cosas como los demás, pero a lo mejor lo hace a un ritmo diferente”, matiza Raquel Cruz sobre su hijo con síndrome de Down

Para conocer el día a día de una familia de Salamanca con un hijo con síndrome de Down hemos charlado con Raquel Cruz, madre de Alejandro Gaite, que explicaba su experiencia, un relato lleno de retos, superación y, sobre todo, de mucho amor. Desde el inesperado diagnóstico en el nacimiento de Alejandro, hasta su vida adulta, trabajando en una empresa de Salamanca, Raquel nos guía a través de un camino de aprendizaje constante, con la información y el apoyo familiar como pilares fundamentales.

“En principio, como la mayoría de los casos, no sabíamos en aquellos momentos que íbamos a tener un hijo con síndrome de Down”, comienza explicando Raquel, recordando el shock inicial al recibir la noticia tras el nacimiento prematuro de Alejandro. El desconocimiento era total, pero “a partir de ahí lo asumes, como cuando te caes y te tienes que levantar, buscando información, bibliografía y referencias en las asociaciones”.

Y es que, en su búsqueda de respuestas y apoyo, Raquel y su familia encontraron en las asociaciones un valioso recurso. “En ese momento vivíamos en la provincia de Ávila y empezamos a ir a Madrid a un centro de terapia infantil. Ahí nos fueron informando de todas las pautas que había que hacer en el primer momento”. Este acompañamiento inicial fue crucial para entender el síndrome de Down y comenzar a trabajar en el desarrollo de Alejandro. Raquel, docente de profesión, aplicó su experiencia y dedicación para estimular a su hijo en casa, siguiendo las pautas de los profesionales.

Información, la llave para afrontar los retos

La información se convirtió en la brújula que guio a la familia a través de los desafíos que iban surgiendo. Además, esta búsqueda de conocimiento no cesó con el tiempo, ya que, como explica Raquel, “empiezan a manifestarse otros problemas”. Desde la atonía muscular inicial hasta la cardiopatía que requirió cirugía en la infancia, cada etapa trajo consigo nuevos retos que afrontar con determinación y recursos.

A pesar de las dificultades, Raquel siempre ha tenido claro que Alejandro es uno más en la familia, ya que tiene dos hermanos, uno mayor que él y otra menor. Una situación que ha jugado un papel fundamental en su integración y desarrollo porque “él se siente más acompañado, más reforzado, aunque va a tener otros problemas diferentes de los nuestros, que serán muy importantes y muy serios, a los que hay que aplicar una serie de soluciones”.

Autonomía e independencia: un objetivo posible

Uno de los aspectos más destacados de la historia de Alejandro es su autonomía. Raquel subraya que, si bien cada persona con síndrome de Down es única y presenta diferentes capacidades, en el caso de su hijo la independencia es una realidad palpable. “Él es bastante autónomo, en casa y fuera de ella”, ya que en su vida diaria realiza desde las tareas domésticas hasta la gestión de sus asuntos personales: “hace todas sus cosas en casa como los demás, pero a lo mejor lo hace a un ritmo diferente. Porque tiene el ritmo de Alejandro”.

Además de su autonomía en el hogar, Alejandro ha logrado insertarse en el mundo laboral. Trabaja en Meins, una empresa de energías renovables ubicada en el Polígono de los Villares, que le ha brindado un espacio de desarrollo personal y social. “Está encantado en la empresa y en el trabajo”, destaca su madre que recuerda que, desde hace cuatro años, Alejandro forma parte de la cadena de producción, realizando tareas de montaje y contribuyendo al equipo. De hecho, esta experiencia laboral ha tenido un impacto muy positivo en su vida: “cambió mucho al empezar a trabajar, yo estoy encantada con él”.

El apoyo constante de la Asociación y la Familia

El camino hacia la autonomía de Alejandro no ha sido solitario. La asociación Down Salamanca ha jugado un rol crucial en su desarrollo y en el mantenimiento de sus habilidades. Raquel explica que, aunque Alejandro trabaja, dedica dos días a la semana a actividades en la asociación: “los martes y jueves acude a los talleres de Down Salamanca, ya que nuestros hijos tienen mucha autonomía y desarrollan muchas competencias y capacidades, pero sus redes neuronales son más débiles que las nuestras y hay que estar continuamente reforzándolas”. Así, estas sesiones de refuerzo en la asociación, combinadas con el apoyo familiar continuo, son esenciales para consolidar los logros de Alejandro y seguir avanzando.

En este sentido, el programa de vivienda compartida, en el que participa Alejandro, es un paso más hacia la preparación para una vida más independiente en el futuro. “Es parte del proceso para impulsarles a hacer todo lo que han aprendido fuera de su casa, sin en ese contexto”.

Para Raquel, la clave del progreso reside en la colaboración constante entre las familias y Down Salamanca. Es decir, “ellos saben lo que se hace en casa, yo sé lo que hacen aquí y nos vamos reforzando… siempre hay comunicación entre la asociación y la familia, que creo que es fundamental”. Esta unión de fuerzas, junto con los avances sociales en la inclusión de las personas con síndrome de Down, permiten mirar el futuro con optimismo, aunque siendo conscientes de que “aún nos falta mucho camino” por recorrer.