Viernes, 05 de diciembre de 2025
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El Centro Penitenciario de Topas celebra el Día Internacional de la Mujer con la entrega del Premio Izcala a la Mujer a Carmen Cabrera 
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El Centro Penitenciario de Topas celebra el Día Internacional de la Mujer con la entrega del Premio Izcala a la Mujer a Carmen Cabrera 

Actualizado 06/03/2025 19:36

El reconocimiento pone en valor a las personas que promueven la igualdad en la institución penitenciaria

En un acto emotivo y lleno de agradecimiento, porque la fecha de la jubilación de una institución en Topas como la educadora Carmen Cabrera, está muy cerca, se entregaron en su Tercera Edición los galardones que premian el esfuerzo por fomentar, dentro de las instituciones penitenciarias, la igualdad de oportunidades y garantizar los derechos de todas las personas, independientemente de su situación. Una tarea que destacó el subdelegado del gobierno en Zamora, Ángel Blanco, y la de Salamanca, Rosa López y que tuvo como galardonadas a Carmen Cabrera y a Rosa Rodríguez y María Muñoz, responsables estas últimas de la Comisión de Igualdad del Centro Penitenciario.

Una tarea necesaria que merece todo el reconocimiento y, que en el caso de Carmen Cabrera, es el broche de oro de una trayectoria ejemplar que elogiaron el director del Centro, Carlos García y la subdirectora de Tratamiento, cuyas palabras recordaron la arrolladora personalidad y la tarea constante de una mujer dedicada a su querida “UTE” y que ha conseguido hacer de la cultura y del trabajo diario una entrega constante que nunca desfallece pese a las dificultades y que nos enseña que todos tenemos, o debemos tener, la oportunidad de seguir adelante.

Desde la cultura, como miembro fundador e integrante de la Asociación santamartina “Tierno Galván”, Carmen Cabrera ha despertado el interés de todos por la cultura, ha defendido el papel de la mujer y en su tarea política y divulgadora, nos ha hecho partícipes de su amor a toda manifestación artística en su querida Santa Marta. Ese arte que también atraviesa los muros de Topas para que vayamos a participar de las actividades que organiza para hacer que los internos vivan un momento de alegría compartida, de arte, literatura, música, conferencia. Siempre de la mano de la cultura, de su fantástico equipo, de su coherencia personal y ética y de una capacidad de trabajo y empatía envidiables. Todos admiramos a Carmen Cabrera y quisiéramos ser, aunque sea un poco, como ella, dispuesta a no dejarse rendir por las adversidades y a darles a todos fundamentalmente a aquellos que sufren el revés de la falta de libertad, ese oído y ese hombro que necesitan.

Funcionaria de Instituciones Penitenciarias desde aquellos tiempos oscuros de cerrojo y tristeza sórdida, Carmen Cabrera tiene una larga experiencia en movimientos sociales, vecinales y solidarios, y una sólida formación como docente, técnico en riesgos laborales y en tratamiento con personas en riesgo de exclusión, pero toda su formación y labor profesional no podría entenderse sin su personalidad abierta, incansable, de fecunda entrega y de absoluta empatía. La suya, en su querida “UTE”, “Unidad terapéutica educativa”, es una tarea diaria en la que cada interno recibe su atención, su cariño, su escucha activa y si a esto se une un equipo tan comprometido como ella, podemos afirmar que la experiencia de verles trabajar nos hace mejores.

Una tarea diaria que no sabe de cansancio y ni de fracasos. Y una labor restaurativa en la que los valores democráticos, educativos y sobre todo, de igualdad están siempre presentes. De ahí este galardón que reconoce, en su Tercera Edición, la tarea de la Comisión. La de mostrar a la población reclusa la igualdad entre hombres y mujeres, y llevarla a esa tan ansiada libertad que debe afrontarse con nuevos valores. Valores adquiridos en un espacio penitenciario que, con gentes como las premiadas, y equipos como los que llevan la UTE, serán básicos en la labor de reinserción en la sociedad.

Sirva este reconocimiento y estas sentidas palabras de un acto necesario para felicitar a las galardonadas y sobre todo, a Carmen Cabrera, para agradecerle su labor de años. Una labor que no solo ha sido diaria en sus fecundos talleres con los internos que la adoran y le cantan “Carmen quédate” a cada rato, sino que ha servido para que el mundo de la cultura salmantina se asome de su mano al Centro Penitenciario para compartir un momento de luz con quienes están tan necesitados de ese aire de fuera. Un aire que ella trae y lleva con su energía contagiosa, con su entusiasmo, con su alegría, con la esperanza de que todo irá mejor, con su fuerza… esa fuerza que ahora es premio y reconocimiento. Ese que, mejor que nada ni nadie, le otorgan quienes cada día han trabajado con ella y reciben su afecto. Ese que nos hace cantar a todos en el patio del módulo de la UTE a ritmo de guitarra desafinada y flamenquito: “Carmen, Carmen, Carmen, te quiero y tú lo sabes”.