El ropero de Puente Ladrillo cumple 20 años: “Es un pequeño milagro, lo que nos está sobrando en nuestras casas hace mucha falta otras personas”

El Ropero de Puente Ladrillo está de aniversario. Lo que surgió como una necesidad de apoyo para los inmigrantes que llegaban a Salamanca a principios de los años 2000, cuando un grupo de voluntarios entre los que se encontraba Chuchi Razquin, junto con el antoguo párroco del barrio Antonio Romo y Paco, quienes decidieron crear una asociación para ayudar a los inmigrantes en su difícil proceso de llegada.

En sus comienzos, la tarea parecía abrumadora. Los recién llegados, muchos de ellos provenientes de países sin bajas temperaturas, se enfrentaban a un extremo frío que no conocían. Sin mantas, abrigos ni ropa adecuada, el ropero nació para llenar ese vacío. Aunque el proyecto se abrió oficialmente en 2005, las acciones comenzaron mucho antes, con el deseo de ofrecer una primera acogida integral: apoyo en la búsqueda de empleo, alojamiento y, sobre todo, ropa.

A lo largo de los años, el Ropero ha vivido una constante evolución, no solo en términos de organización, sino también en la diversidad de las personas que han acudido en busca de ayuda. Inicialmente, fueron muchos los inmigrantes latinoamericanos y centroamericanos los que llegaron a Salamanca. Sin embargo, con el tiempo, el perfil de las personas que acudían al ropero se amplió: "Han llegado también muchas personas de África, del norte de África (Marruecos, Argelia, Túnez), del Sahel (Senegal, Guinea) y, más recientemente, de países del este de Europa y, en los últimos tres años, también de Ucrania debido al conflicto", señala Chuchi.

El fenómeno migratorio global ha afectado a Salamanca, lo que se refleja en la constante llegada de personas con diferentes necesidades. “El mundo es grande, y la gente se mueve de un sitio a otro”, dice, reconociendo que, aunque el ropero tiene una función esencial en la ciudad, la demanda de ayuda nunca ha disminuido.

Una de las preguntas más difíciles es la valoración de las donaciones, especialmente cuando la necesidad parece no cesar. Chuchi lo resume de manera contundente: "La gente necesita, y la necesidad es continua. No parece mejorar, y en algunos casos hasta puede empeorar. La gente no lo ve porque vive en su propio mundo, en su propia burbuja, pero la necesidad de muchas familias es tremenda".

El Ropero se abastece principalmente de las donaciones que recibe. La ropa, las mantas, los abrigos y las sábanas son los artículos más demandados. “Lo que nos sobra a algunos en nuestras casas es fundamental para otros”, reflexiona Chuchi. Además, desde 2008, el ropero colabora con Paraguay, enviando ropa a este país en contenedores, un gesto que amplía el alcance de su mano de obra más allá de Salamanca.

Para Chuchi, lo más gratificante de su trabajo es ver a las personas que llegan al ropero recibir la ropa que necesitan. "Lo mejor del mundo es cuando alguien que está pasando frío se lleva unas mantas y abrigos. Porque lo que parece poco para nosotros, para ellos es un mundo. Se lo ahorran en ropa y pueden gastar ese dinero en otras cosas, como comida, libros para los niños o material escolar”, destaca.

Lo que más se necesita y cómo donarlo

Aunque cualquier tipo de donación es bienvenida, Chuchi señala los artículos más cruciales: "Es muy importante recibir ropa, mantas, edredones y abrigos. Estos se agotan rápidamente porque el frío es muy intenso aquí y hay muchas personas que no tienen nada”. También mencionó que la ropa excedente de hoteles o residencias universitarias sería un aporte valioso para abastecer la demanda constante.

El Ropero de Puente Ladrillo está abierto para recibir donaciones y entregar ropa en los siguientes horarios: lunes de 11:00 a 12:30 horas y los lunes y miércoles de 16:30 a 18:30. Se encuentra en la calle Jesús Arambari, número 81, Salamanca. La entrada es libre, sin necesidad de cita previa. Los que deseen dejar ropa o ayudar en la medida de lo posible solo deben acudir durante estos horarios.