De los distinguidos como Porteros Mayores, sólo pudo asistir Dionisio Holgado, al encontrarse Miguel Cid convaleciente
> El pregón íntegro de Paco Cañamero se puede leer aquí: https://salamancartvaldia.es/noticia/2025-02-25-pregon-integro-de-paco-canamero-para-la-pena-puerta-del-desencierro-364111?rc=80
El preCarnaval Cultural retornó en la tarde-noche del martes al Teatro Nuevo Fernando Arrabal, con motivo del pregón de la Peña Puerta del Desencierro, a cargo del escritor, crítico y amante del Campo Charro Paco Cañamero. Junto a él, en esta velada fueron protagonistas los designados por la Peña como sus Porteros Mayores para este Carnaval 2025: Miguel Cid Cebrián y Dionisio Holgado García, aunque el primero de ellos no pudo estar presente al encontrarse convaleciente.
Dionisio Holgado estuvo acompañado por su mujer, María Eugenia Muñoz, que ha sido nombrada Madrina de Honor de la Peña, al igual que la esposa de Miguel Cid, María Dolores Velasco. Miguel Cid estuvo representado durante la velada por su hermano José Ramón, que precisamente es miembro de la Peña Puerta del Desencierro, encargándose como es tradición de encabezar, tocando la gaita y el tamboril, el pasacalles previo de los miembros de la entidad.
Este pasacalles arrancó en la Glorieta del Árbol Gordo, donde los miembros de la Peña estuvieron tomando vino y chochos con la compañía de Paco Cañamero y Dionisio Holgado, la Corte de Honor del Carnaval, cuatro charras y varios amigos. La comitiva se dirigió hacia la sede de la Peña en el inicio de la calle Madrid, donde realizaron una parada para tomar unas perronillas, vino o cerveza.
Una vez cogidas fuerzas, y tras una foto conjunta en la Plaza Mayor, se alcanzó el Teatro Nuevo, donde el acto lo abrió el presidente de la Peña, Julete Moriche, quién para empezar pidió un aplauso para José Luis Tabeque, miembro de 92 años de la Peña que no había podido asistir. Julete Moriche habló en esta intervención de los Porteros Mayores, antes de pasar a desgranar el currículum de su pregonero.
Paco Cañamero abrió su intervención (que duró unos 35 minutos) con palabras de alabanza para la Peña Puerta del Desencierro, “cuyos integrantes son guardianes de toda la pureza del Carnaval”, que definió como “alegría, amistad y diversión”, en una ciudad donde ha pasado “muchos de los mejores momentos de mi vida; me marcó desde la infancia”.
Como es costumbre, el pregonero tuvo palabras en el arranque para los Porteros Mayores, Miguel Cid, con quien le unen “muchas cosas, todas buenas, a través de tantos años de amistad”, enumerando la Tauromaquia, “el cariño a nuestra querida tierra” y la vinculación con los medios y el mundo de las letras (dentro de esta mención tuvo un recuerdo para el diestro Juan José); y Dionisio Holgado, “una leyenda del mundo del caballo y un extraordinario alcalde” de quién recuerda su “amabilidad y las dotes diplomáticas”.
Como nexos de unión entre ambos, Paco Cañamero resaltó el “ser amantes y defensores de Miróbriga” y “su pasión taurina”, relatando que ambos son cercanos a la figura de Santiago Martín ‘El Viti’. Mientras, en torno a las Madrinas de Honor, María Dolores Velasco y María Eugenia Muñoz, apuntó que “habéis sido un ejemplo; vuestra sensibilidad y amor a la familia han sido muy importantes para Ciudad Rodrigo”.
Tras mencionar que la Peña había “tocado la fibra de mi corazón” nombrándole pregonero, Paco Cañamero explicó que su intervención iba a consistir en “un viaje al alegre Ciudad Rodrigo que conocí en mi infancia y juventud”, comenzando por apuntar que procede “de un pueblo cercano”, La Fuente de San Esteban, que mantiene con Miróbriga “un vínculo cercano y familiar”, con un personaje como “cordón umbilical”: Julián Sánchez ‘El Charro’.
Paco Cañamero abrió el recuerdo de los “infinitos momentos vividos en esta monumental ciudad” con las temporadas de verano que pasaba en una finca cercana a Ciudad Rodrigo donde trabajaban unos tíos suyos, con los que se acercaba los martes a Ciudad Rodrigo, siendo la felicidad “total”, por el “bullicio” que había. En este punto, recordó establecimientos míticos, o los aperitivos que tomaban en el Castilla o El Sanatorio, “que era mi preferido”, ya que se pasaba “horas mirando las fotos del Carnaval”.
De esos veranos, evocó además cuando se acercaba con sus primos en bicicleta a bañarse en La Pesquera, recordando el Chiringuito del Fari, donde había una foto dedicada del futbolista Enrique (a quién ha tenido en “un pedestal de máxima admiración”), al hilo de lo cual también quiso tener un recuerdo para otro “ilustre” futbolista local, Ángel González Castaños. Al mudarse sus tíos a Guipúzcoa, las visitas a Ciudad Rodrigo “se acabaron”.
De ahí saltó a sus “años mozos”, cuando se acercaba desde La Fuente a pasar algunas tardes junto a los amigos, quedando “cautivado por tanto embrujo como guarda esta ciudad”. De esa época, habló sobre los Carnavales, empezando por el Bolsín, “el primer gran anuncio de que la gran fiesta grande se acercaba”. Respecto al Carnaval, dijo que “nevase o cayesen chuzos de punta” los pasaba enteros en la ciudad, incidiendo en que “eran muy diferentes a los actuales”, evocando el ‘domingo gordo’, la llegada de portugueses, los Cenizos, los personajes míticos, o las “notas alegres” de murgas y rondallas.
En torno al Carnaval en general, dijo que “es una fiesta tan bonita, especial, diferente y alegre que no tiene comparación con alguna otra”, haciendo hincapié en que en Ciudad Rodrigo los mozos “deben sortear la muerte varias veces al día”, al haber múltiples citas taurinas. Al respecto, comentó que vio en directo la muerte en 1986 en el Registro del joven Miguel Ángel Garzón, lo que le dio pie a enumerar a los cirujanos responsables del Carnaval, Antonio Crespo Neches, Enrique Crespo y Luis Ortega.
Paco Cañamero explicó que “aquel ambiente de Ciudad Rodrigo me cautivó, me sirvió de mucho”, especialmente conocer a quienes “tanto contribuyeron a la grandeza de la Salamanca taurina y ganadera”, siendo unos tiempos que “añoro”. Al respecto, desgranó un “viaje imaginario” por El Moderno, La Paloma, El Rodeo, el Bar Alegría, el Manolín, El Barrigana y Amayuelas, añadiendo que “los tiempos han cambiado mucho” y “al menos a mí me gustaban más los Carnavales de antes, quizás porque era más joven”.
A continuación, pasó a hablar de toros y toreros, subrayando la “enorme importancia que ha gozado en Miróbriga y de la que tanto nos hemos inspirado”. Tras expresar “el compromiso de defender este legado cultural”, habló de Manolito Santos y José Luis Ramos, para pasar a continuación a hacerlo de escritores (mencionó a Fray Diego Tadeo, Delio, Dionisio de Nogales Delicado y Juan Nogales Delicado); y de fotógrafos (porque “un buen artículo o crónica necesita ir ilustrada con una fotografía adecuada”), recordando a Ángel Prieto.
Paco Cañamero cerró su pregón animando a disfrutar de “estas fiestas tan grandes y singulares, porque Carnavales solamente hay unos definidos por tanta grandeza y categoría” en una ciudad que “es la mejor del mundo”.
Tras una larga ovación a Paco Cañamero, subieron al escenario los miembros de la Peña para la habitual foto de familia, durante la cual se agradeció a las charras su participación y se dio a conocer que uno de los peñistas, Arturo, ha obsequiado a la Peña con un cuadro taurino creado por el mismo, con la técnica del óleo sobre madera.