El acto incluyó los ‘pregones’ de 4 de los hermanos, con varias canciones a modo de separación por parte del 5º hermano
El Teatro Nuevo Fernando Arrabal de Ciudad Rodrigo fue escenario en la tarde-noche del viernes de uno de los pregones precarnavaleros más singulares que se recuerdan, por su propia concepción, ya que hubo un total de 5 pregoneros, los hermanos Antonio, Julio, Ignacio, Jaime y Pablo De la Puerta (cuya ganadería cumple 100 años); y por su singular remate, con un caballo sobre el escenario bailando con compañía, mientras era montado por uno de esos hermanos, Jaime.
La velada precarnavalera reservada para la Peña El Caballo también comenzó de forma diferente a lo habitual, en este caso por las inclemencias meteorológicas, anulándose debido a la lluvia que cayó durante toda la tarde (justo cesó a la hora prevista) el tradicional encuentro en el Monumento al Garrochista de los miembros de la Peña con su pregonero y el receptor de la Garrocha de Plata, que este año ha sido Álvaro Matías Martín.
En su lugar, todos los involucrados (incluidos los familiares de los pregoneros y el Garrocha de Plata) se concentraron en la Cafetería Arcos, donde escoltados por la Rondalla III Columnas (cuyas canciones llamaron mucho la atención de algunos miembros de la Familia De la Puerta) y con la compañía de la Corte de Honor se dirigieron al Teatro Nuevo, que estuvo lleno a rebosar, por la expectación generada por la participación de un caballo en el evento.
Juan Luis Montero ‘Perita’ fue el encargado de abrir el acto, pero no de presentar a los pregoneros, lo que hizo a través de un vídeo, con tono poético, Eduardo Palencia. A continuación, entraron en escena los 5 hermanos protagonistas, ofreciendo cada uno de ellos un pregón de mayor o menor extensión con muchísimos puntos en común y con la música de una guitarra como compañía, entre los que se intercalaron canciones interpretadas principalmente de uno de los hermanos, también junto a la guitarra.
Las intervenciones
El encargado de abrir la ronda de intervenciones en “esta tierra que nos une en sentimiento y pasión por el caballo” fue Julio De la Puerta, quién de inicio remarcó que el Carnaval “no es sólo fiesta, es la manifestación de nuestra cultura y raíces”. En primer lugar, Julio De la Puerta habló del toro de lidia (“representa el animal en estado puro en el campo”), y de la ganadería familiar, explicando que “nació del esfuerzo y constancia”, siendo “un sueño familiar que se ha ido consolidando y engrandeciendo”.
A continuación, recordó a su padre, también llamado Julio (quién decía que “ser ganadero no es solo tener toros en el campo, es algo más profundo”, con la “selección y constancia” como “base del éxito”), y a su madre Mari Pepi, “pilar fundamental de la familia”.
El segundo tramo lo dedicó a hablar del “compañero inseparable” de cualquier ganadero, el caballo: “no se entiende la vida en ganadería sin jinete y caballo; no es sólo herramienta, sino un maestro que enseña disciplina y respeto”. Incidiendo en ello, dijo que el caballo y la ganadería “no son solo una forma de vida, sino una escuela de valores: disciplina, respeto y constancia”, añadiendo que “solo el campo puede enseñar la importancia de la familia: es aprender juntos, disfrutar juntos”, de tal modo que los hijos “hemos heredado no solo la ganadería, sino una filosofía de vida”.
Julio De la Puerta recordó que ha corrido desde el año 1989 en los 3 correderos de Ciudad Rodrigo (amparado por miembros de su familia), antes de cerrar su intervención apuntando que en el Carnaval “honramos la tradición y el esfuerzo” (dedicó unas palabras específicas al encierro a caballo). En ese momento, Antonio De la Puerta ofreció la primera canción de la velada.
El segundo hermano en intervenir fue Ignacio De la Puerta, quién empezó hablando de que el caballo es “compañero inseparable del hombre en esta tierra”, que “nuestra vida ha girado en torno al caballo; aprendimos a montar casi antes que a andar”, y que “nos ha dado valores que no se aprenden en los libros: la disciplina, la humildad, el respeto,...”, añadiendo que con este animal “no valen las prisas”.
Ignacio De la Puerta dedicó la mayor parte de su intervención a la Doma Vaquera, “reflejo de la relación del hombre y el caballo en su estado más puro”, resaltando que “lo que nació como necesidad se convirtió en un arte”, y que “exige compenetración absoluta entre el jinete y el caballo; se convierten en uno solo”. Asimismo, alabó que la Doma Vaquera “ha trascendido fronteras, llegando a otros países”.
Este hermano también señaló que “cuando miramos atrás y vemos todo lo que el caballo nos ha dado solo podemos sentir gratitud; nos ha dado mucho más de lo que podíamos haber imaginado”, teniendo un recuerdo para Guitarrero, el equino que le convirtió en el campeón más joven de la historia de Doma Vaquera. Ignacio De la Puerta cerró su intervención pidiendo brindar por “esta Feria Ganadera de Ciudad Rodrigo” (estuvo llamando así al Carnaval), que definió como “una pasión compartida”.
El siguiente ‘intermedio’ en forma de canción corrió a cargo de Pepa ‘La Cani’, perteneciente también a la familia protagonista de la velada, antes de tomar la palabra Jaime De la Puerta, quién de salida mostró su “gran admiración a esta tierra”, mencionando a Farina y a Julio Robles. Según expuso, “lo que traemos aquí es lo que mostramos a diario, es la pasión por el caballo y el toro bravo”, teniendo un “gran orgullo” de lo que hacen.
Jaime De la Puerta explicó que orientó su vida hacia el caballo enfocado al espectáculo (siempre como equitación), entrando en una compañía con la que ha dado vueltas al mundo “mostrando la cultura y el caballo”, consiguiendo copar portadas allá donde actúan. Por último, explicó que para él el caballo es “la forma en la que he nacido y me he criado; mi forma de aportar a la vida y no pasar de puntillas”.
Antonio De la Puerta interpretó otra canción, en este caso dedicada a Ciudad Rodrigo, antes de la última gran intervención en “esta tierra que respira tradición e historia ecuestre” a cargo de Pablo De la Puerta, quién mencionó que para él hablar del caballo es “hablar de familia y afición; nunca les agradeceré a mis padres lo suficiente esta bendita herencia”.
Tras hablar de los orígenes de la ganadería familiar –y cómo se encuentra en la actualidad-, dijo que “las mayores lecciones las aprendí en el campo, allí es donde crecí y donde quiero estar”, remarcando que “desde niños aprendimos a montar, pero no para competir, sino como faenas de campo”. Al hilo de ello, Pablo De la Puerta expuso que “la destreza no se mide en el corredero, sino en el esfuerzo diario”.
En el tramo final, quiso rendir un homenaje a los garrochistas que “han dedicado horas de vida y esfuerzo para mantener la tradición”, haciendo mención a varios históricos, antes de comentar que Salamanca y Ciudad Rodrigo son “referentes en el acoso y derribo en España”. Esta intervención fue seguida por otra pieza sobre Ciudad Rodrigo de Antonio De la Puerta, quién también tomó la palabra en el atril para ofrecer una intervención poética en la que mencionó que “nos definimos andaluces y salmantinos”.
Tras esos cuatro pregones ‘y medio’, llegó el esperado momento de que Jaime De la Puerta entrase en escena a lomos de su caballo para bailar junto a la bailadora local Sarah Malmierca. Como bonus, hubo un segundo baile del caballo sobre el escenario, en este caso con la compañía de una integrante de la familia, Rocío De la Puerta. El acto se cerró subiendo al escenario la ingente cantidad de miembros de la Familia De la Puerta que se habían desplazado a Ciudad Rodrigo a presenciar el pregón, que recibieron una larga ovación por parte de todos los presentes.