, 07 de diciembre de 2025
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El nuevo traje del emperador
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El nuevo traje del emperador

Actualizado 21/02/2025 10:34

Este es el título de un popular cuento muy didáctico que imagino que muchos ya conocerán, pero por si acoso lo resumiré brevemente.

Había una vez un Emperador al que tanto importaban su apariencia, que encargó un traje nuevo a dos bribones que le prometieron hacerle un traje con una tela tan especial que solo podrían ver quienes no fueran tontos o indignos de su cargo. Los falsos sastres pedían cada día más dinero argumentando que la tela era muy cara. Cuando los nobles acudieron a la llamada del Emperador que orgulloso les mostraba su nuevo traje y temerosos de ser tomados por tontos o indignos de sus cargos, aunque le vieron desnudo no se atrevieron a decir nada y todo fueron aplausos y alabanzas.

Tan contento estaba el Emperador que decidió salir a pasear para que todo el pueblo pudiera ver la belleza de su atuendo y abandonó el palacio vestido únicamente con aquellas invisibles telas. Nadie quería ser tachado de tonto o indigno de su cargo así que le vitorearon a su paso. Hasta que un niño gritó muerto de risa "El emperador está desnudo" y todos, incluido el propio Emperador, se dieron cuenta en ese momento engaño y del ridículo que habían hecho[1].

La versión escrita por Hans Christian Andersen y publicada en 1837, está basada en una serie de relatos moralizantes del infante Don Juan Manuel que aparece en su obra “El conde Lucanor” escrito entre 1330 y 1335 que fueron traducidos al alemán. Variantes de esta narración se pueden encontrar en muchos países, algunos tan lejanos como Sri Lanka, Turquía y la India. Su finalidad es reflexionar sobre el orgullo, la vanidad, la arrogancia y la soberbia. Y su moraleja sería «No tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo piensa que lo es»

Ahora, les propongo un ejercicio de imaginación para actualizar este cuento tratando de localizar a aspirantes Emperadores. Una pista. Todos se visten con ropajes que creen que ocultan sus verdaderas ambiciones egoistas.

El primero para protagonizar esta nueva versión tiene por nombre Donald y por apellido Trump. En sus aspiraciones a Emperador del Mundo, se rodea de cortesanos que colman de alabanzas su traje bravucón engreído, su vestuario de sheriff del antiguo oeste que haciendo ruido con sus espuelas entra en el salón para desafiar a todo el mundo a un duelo. Pero en realidad va desnudo de todo aquello que pregona defender ese Make America Great Again es simplemente un Make me big. Y es que en realidad, como el protagonista del cuento, lo único que tiene para intentar tapar sus vergüenzas es dinero.

Otro buen aspirante, si bien algo más modesto, pero con similar arrogancia, podría ser Vladimir Putin. Él aspira a ser sino Emperador, el Zar de todas las Rusias y en su intento viste de sentimientos patrióticos sus aspiraciones imperiales y “corta la cabeza” a todo aquel que se atreve a cuestionar sus decisiones. Su traje, su verdadero traje, solo lo pueden ver aquellos que no forman parte de su corte de tontos e indignos de su cargo que no quieren perder sus privilegios.

Muy de cerca le sigue Benjamín Netanyahu que por atuendo exhibe impúdicamente sus deseos de aniquilar a todo un pueblo con la peregrina excusa de recuperar una tierra que, según su séquito de partidos ultraortodoxos que le sostienen como Primer Ministro de Israel, les fue concedida por mismo Dios, pero de la que fueron expulsados hace más de dos milenios y no precisamente por los palestinos. ¿Se imaginan que los árabes reclamaran ahora la antigua Al- Ándalus, que Francia demandaran a Estados Unidos la devolución de toda la Luisiana que Napoleón les vendió en 1803 por 15 millones de dólares y que ocupaba más de 15 de los actuales estados federales o que los ingleses pretendieran volver a gobernar la India y Pakistán?

El norcoreano Kim Jong-Un dirige con mano de hierro, como antes lo hiciera su padre, un diminuto país aislado en un rincón del continente asiático en que se comporta como un diminuto emperador absolutista. Y sabedor de su pequeñez trata de engañar a sus súbditos vistiéndose ante el mundo de grandes desfiles militares, pruebas de cohetes de largo alcance y ridículas muestras de fuerza, cuando en realidad está desnudo, cuando no es nadie en la esfera internacional.

Pero el caso es que entre estos aspirantes a emperador que creen que nadie pude ver la desnudez humana de sus ambiciosas vestimentas ¡Dios los cría y ellos se juntan!, pueden hacer mucho daño a muchos millones de personas. Por eso necesitamos con urgencia encontrar muchos niños que se atrevan a gritarles “Estáis desnudos".

La población mundial ha superado ya los 8.000 millones, tal vez deberíamos comenzar a gritar “Estáis desnudos" cada uno de nosotros desde nuestras pequeñas realidades.

Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará. Aristóteles (384 AC-322 AC)

[1] Si quieren leer una versión más completa http://www.cuentoscortos.com/cuentos-clasicos/el-traje-nuevo-del-emperador

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