, 16 de marzo de 2025
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400 apicultores profesionales se enfrentan en Salamanca a plagas y costes crecientes para preservar un sector vital
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RETOS Y DESAFÍOS

400 apicultores profesionales se enfrentan en Salamanca a plagas y costes crecientes para preservar un sector vital

Actualizado 20/02/2025 13:21

En la provincia salmantina existen más de 300.000 colmenas que garantizan una miel de alta calidad, aunque el sector se ve amenazado por varios factores

En la provincia de Salamanca, la apicultura es una actividad fundamental para el ecosistema y la economía, con alrededor de 400 apicultores profesionales que gestionan unas 300.000 colmenas en todo el territorio. Sin embargo, esta práctica ancestral enfrenta múltiples desafíos que complican la sostenibilidad de la apicultura y ponen en riesgo la producción de miel de alta calidad.

Uno de los principales problemas que afectan a las colmenas es la varroa, un ácaro que parasita a las abejas y debilita las colonias hasta hacerlas desaparecer. Este parásito, que se transmite fácilmente entre las abejas, es una de las principales amenazas para la apicultura, ya que su control resulta cada vez más complejo. Además de la varroa, los apicultores se enfrentan a otros factores que ponen en peligro a las colmenas, como la presencia de abejarucos, que se alimentan de las abejas, y la invasión de la avispa velutina, una especie exótica que afecta tanto a las abejas como a los ecosistemas locales.

Según indican a SALAMANCArtv AL DÍA, otro problema creciente para los apicultores salmantinos como Mario Sevillano, a quien conocemos en esta entrevista, es la importación de mieles de otros países, muchas veces catalogadas como miel, pero que en realidad son siropes o glucosas. Esta competencia desleal pone en entredicho la calidad del producto y la sostenibilidad de los productores locales, ya que la miel importada suele ser más barata, pero de calidad muy inferior.

En cuanto a los costes, la situación también se ha vuelto cada vez más complicada. La transhumancia, que consiste en el traslado de las colmenas a distintas zonas para garantizar la polinización y la producción de miel, se ha encarecido significativamente en los últimos años. En los últimos tres años, el coste de la transhumancia ha duplicado su valor, lo que afecta gravemente a la rentabilidad de las explotaciones. Además, la suplementación alimentaria de las abejas, imprescindible para su supervivencia durante el invierno o cuando las condiciones meteorológicas son adversas, también se ha encarecido, lo que incrementa aún más los gastos para los apicultores.

Por otro lado, el precio de la miel ha experimentado una notable caída, reduciéndose casi en 2 euros por kilogramo en el mercado mayorista, lo que hace que muchos apicultores se enfrenten a serias dificultades económicas. Este descenso en el precio se suma a los elevados costes de producción y pone en peligro la viabilidad económica de muchas explotaciones, según indican.

Además, el sector se enfrenta a otro desafío importante: la escasez de mano de obra cualificada. Encontrar trabajadores dispuestos a desempeñar tareas de apicultura es cada vez más difícil, ya que el trabajo en el campo, especialmente en las colmenas, se percibe como una labor dura y que genera cierto respeto. No es lo mismo cuidar de unas ovejas que gestionar unas colmenas, lo que hace que pocas personas se interesen por este tipo de trabajo. Esto aumenta la carga de trabajo para los apicultores y dificulta el crecimiento y la sostenibilidad del sector.

En resumen, la apicultura en Salamanca atraviesa una época difícil, marcada por múltiples amenazas y un contexto económico y social complicado. La varroa, los abejarucos, la avispa velutina, la competencia desleal de las mieles importadas, el encarecimiento de los costes de producción y la escasez de mano de obra son solo algunos de los obstáculos que deben enfrentar los apicultores para garantizar la supervivencia de sus colmenas y mantener la calidad de la miel salmantina. A pesar de estos desafíos, los apicultores siguen luchando para preservar una tradición vital para el medio ambiente y la economía de la provincia.