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Cosas del vivir
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Al cabo de la calle

Cosas del vivir

Actualizado 15/02/2025 09:37

Las cosas del vivir es uno de los grandes temas que suele condicionar la evolución de las sociedades y entre esas cosas esta en lugar preferente la vivienda. Por eso lo contemplan la mayoría de las constituciones democráticas. La Constitución española de 1978 dice en su Artículo 47 que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”. El asunto parece claro.

Algunos letrados consideran que no se trata de un derecho fundamental, porque si así fuera, estaría contemplado en el Capítulo IV que habla de las libertades y derechos fundamentales de los españoles y no en el Capítulo III, que concreta los principios rectores de la política social y económica en materias como vivienda, protección social de la familia, hijos, y otras. Olvidando, quienes así opinan, que ambos capítulos (III y IV) están dentro del Título I De los derechos y Deberes Fundamentales. Otra cosa es la dificultad que en la práctica conlleva el hacer efectivo ese derecho.

La vivienda siempre ha sido un problema en todos los países y en todos los tiempos, aunque ciertamente, más en unos que en otros. En el caso de España, el problema de la vivienda se ha ido agravando en los últimos años, siendo cada vez más grande y afectando a más gente. En el año 2023 ya se manifestaba como un problema acuciante, en el 2024 como un drama y en el 2025 va camino de desembocar en un estallido social y un conflicto político de imprevisibles consecuencias. Máxime, cuando es un problema que no tiene solución a corto plazo, muy difícil a un plazo medio y que requiere de una constancia y coherencia a largo plazo.

Según el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de este mes de febrero, los españoles sitúan la vivienda como el problema que más les preocupa, cosa que ocurre por tercer mes consecutivo. Persiste y se incrementa la preocupación para el 34,1% de los ciudadanos, principalmente para los jóvenes y los no tan jóvenes, es decir, para un sector importante y vital de la sociedad. La problemática de la vivienda se sitúa por delante de la crisis económica y del paro que los relegan a un segundo y tercer lugar, respectivamente. Los datos surgidos de la investigación sociológica vienen a confirmar el malestar social que la cuestión de la vivienda está generando.

Se trata de la juventud más preparada de lo que ninguna otra lo estuvimos antes, pero que ven frustradas, o casi inalcanzables, las expectativas de construir su propio futuro debido a la alarmante escasez de vivienda y sus derivadas negativas. Una tendencia, la de la escasez de la vivienda, que lamentablemente va a seguir creciendo en los próximos tiempos. Sobre los detalles ya hemos hablado en otras ocasiones. Solo resumir aquí que a fecha del pasado mes de octubre y según informe del Banco de España, se calcula que faltan 500.000 viviendas nuevas para intentar equilibrar el elevado déficit que durante los últimos años ha ido acumulando el parque inmobiliario y hacer frente al aumento de creación de nuevos hogares.

El ritmo de construcción de viviendas habido en España durante los últimos años se ha situado en una media de unas 100.000 viviendas anuales. Consecuentemente, harían falta cinco años para solucionar el problema de falta de vivienda, en el supuesto de que durante ese tiempo no creciera el número de hogares, algo improbable, según el Instituto Nacional de estadística (INE).

Por otra parte, otro informe del Banco de España analiza el mercado del alquiler y el resultado viene a confirmar que más de la mitad de las personas que viven de alquiler, especialmente en las ciudades, dedican más del 40% de sus ingresos a la vivienda. Lo que lleva a que el 45% de la población con su hogar en viviendas de alquiler a precio de mercado, está en riesgo de pobreza o de exclusión social, debido a los altos alquileres. Una proporción que supera en 13 puntos al promedio de las economías de la Unión Europea. Y, para colmo, parece que el incremento de los alquileres no tiene techo.

Una de las consecuencias directas de tan negativo panorama en relación con la vivienda, ya sea de compra o alquiler, es que en los últimos 17 años se ha disparado el número de jóvenes que no han podido emanciparse y eso tiene otras muchas consecuencias negativas en lo personal y en la marcha de un país. En el 2008, el porcentaje de personas de entre 18 y 34 años que residían con sus padres era del 53%, en el 2022 alcanzó el 66% y en el 2024 la tasa de emancipación llegó el peor dato de la historia: el 85% de los jóvenes no consigue salir de casa de sus padres, siendo el problema de la vivienda la causa principal (datos del Consejo de la Juventud de España). Actualmente, solo el 14,8% de los jóvenes consigue emanciparse, y solo uno de cada cinco lo hace en solitario, los otros cuatro se ven obligados a compartir vivienda, teniendo que bajarse del concepto de “vivienda” y conformarse con el de “habitacional”. Con todo, la edad de emancipación de los jóvenes se mantiene en los 30,4 años, o sea, cuando oficialmente ya habrían dejado de ser jóvenes.

Vemos con cierto estupor que los jóvenes no puedan emanciparse, y observamos que la situación es cada vez más dramática. Debido a una subida histórica del precio de la vivienda y a la precariedad laboral que sufren los jóvenes en el mercado de trabajo cuyos salarios se quedaron rezagados, viendo como crecían desmesuradamente los precios de la vivienda. El 75% de los jóvenes, aun teniendo trabajo, se ven obligados a vivir en el hogar familiar. Tener un empleo no es suficiente para emanciparse, lamentablemente.

¿A qué se debe tan desmesurada subida de los precios de la vivienda? Vivimos en una economía de mercado donde quien marca el rumbo y el ritmo es la ley de la oferta y la demanda. Hay menos viviendas disponibles de las que se necesitan y esa es la madre de todas las causas. Si fuera al revés, que hubiera exceso de viviendas, los precios estarían bajos y las viviendas asequibles. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Por causas y errores varios acumulados en el tiempo de los que ya hemos hablado y que no vamos a repetir aquí. Es el propio Banco de España quien concluye que la “intervención pública” en la vivienda está justificada para solucionar los problemas.

El problema de la vivienda ya está en la agenda política, pero lo cierto es que las medidas directas o indirectas que se han tomado son insuficientes. Es imperativo un pacto de Estado que, de forma consensuada y comprometida, por parte de todos los agentes implicados, se aborde y ejecute un plan en profundidad. La vivienda es un signo de los tiempos en cuya lectura los gobernantes y la oposición ya no pueden equivocarse más.

Escuchemos a Melendi - La Casa no es igual:

https://www.youtube.com/watch?v=KPeFCmlRjZU

Aguadero@acta.es

© Francisco Aguadero Fernández, 14 de febrero de 2025

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