A través de espacios de aprendizaje obligatorios y troncales (optativos), sus alumnos con discapacidad intelectual aprenden y se siguen formando
Enseñar y aprender con una metodología innovadora, diferente y atractiva es posible. Así es la filosofía del Centro Educativo Los Tilos en Salamanca, que ha desarrollado enfoque innovador y adaptado a las necesidades del alumnado de este centro concertado de educación especial de enseñanzas posobligatorias. Los Tilos ofrece programas educativos para estudiantes de entre 16 y 21 años, una franja de edad donde el centro se enfoca principalmente en la transición a la vida adulta.
Se trata de un centro orientado a la educación inclusiva con la Junta de Castilla y León, y con un enfoque particular en los programas de transición a la vida adulta. Los programas que se imparten en el centro, aunque datan de 1996, llevó a los responsables del centro a plantearse un cambio metodológico. Este proceso de transformación se realizó en conjunto con la filosofía de su entidad titular, Asprodes, que defiende la plena inclusión.
Así lo explica María Serrano, directora del centro. “Uno de los principales pilares del centro es la inclusión educativa. Aunque Los Tilos es un centro especializado, apostamos por un modelo que fomente la integración de los alumnos en entornos y actividades de aprendizaje comunes, sin perder de vista sus necesidades específicas. El alumnado es el eje central del proceso educativo y la metodología está diseñada para adaptarse a cada estudiante, atendiendo sus ritmos y metas individuales”, explica.

En el centro, se ha diseñado una metodología única, denominada ‘Construyo mi aprendizaje de vida’, que tiene en cuenta las características y las necesidades de cada estudiante. Una enseñanza personalizada, alineada con los intereses de los alumnos, de forma que se convierta en un proceso atractivo y dinámico. La clave del éxito es entender que cada alumno es diferente, con ritmos propios de aprendizaje y objetivos personales. Esta metodología les permite a los estudiantes ser parte activa de su propio proceso de aprendizaje.
María destaca que uno de los principales retos que enfrentan es el rechazo académico que muchos de los alumnos han experimentado previamente, lo que genera una desconfianza inicial en los métodos educativos tradicionales. Para contrarrestar esto, el centro ha renunciado al formato tradicional de clases magistrales. En lugar de asignaturas, los estudiantes participan en "espacios de aprendizaje", que cubren áreas como matemáticas, informática, ejercicio físico y muchas más, pero siempre bajo nombres y enfoques atractivos para captar su interés. Por ejemplo, las clases de matemáticas se transforman en "los números en la vida", las de informática se denominan "conectados", y la actividad física es "muévete".
Además, el alumnado participa en grupos heterogéneos, lo que les permite trabajar en equipo y apoyarse mutuamente. “Cada estudiante se encuentra en un entorno de aprendizaje diverso, lo que favorece el desarrollo de habilidades sociales y emocionales”.
La estructura diaria del centro se organiza en torno a espacios de aprendizaje obligatorios y optativos. Las primeras horas de la mañana están dedicadas a los "espacios troncales, que cubren las materias esenciales, pero siempre bajo el enfoque de enseñanza inclusiva y flexible. Después del recreo, se abren los espacios optativos, donde los estudiantes pueden elegir entre diversas actividades según sus intereses y necesidades. Cada septiembre, los alumnos rotan por los diferentes espacios de aprendizaje, valorando su experiencia, y de esta manera se ajustan las ofertas en función de las preferencias y las valoraciones de los estudiantes”.
Este modelo permite que los estudiantes se sientan más motivados al elegir los espacios que mejor se ajustan a sus intereses. Así, los alumnos con diferentes necesidades pueden seleccionar actividades que les resulten más cómodas o que estén más alineadas con sus habilidades e intereses.
Además, tanto los profesores como los alumnos participan en un proceso diario de autoevaluación y evaluación del profesorado. A primera y última hora del día, se dedica tiempo a revisar y planificar lo aprendido, lo que permite a los estudiantes reflexionar sobre su rendimiento y a los educadores ajustar su metodología si es necesario.
Desde la implementación de este modelo metodológico, se ha observado una reducción significativa de los problemas de conducta en los estudiantes. “Ofrecer opciones y permitir que los estudiantes elijan sus actividades ha favorecido un ambiente más positivo y motivado. Los alumnos ya no se sienten forzados a seguir un método que les resulta ajeno, sino que se convierten en participantes activos en su propio proceso de aprendizaje. La constante rotación de compañeros y profesores también genera un dinamismo que mejora la integración social y el trabajo en equipo”, explica María.
El centro también se enfoca en la preparación de los estudiantes para la vida adulta, incluyendo su posible inserción laboral. Los Tilos tiene establecidos diversos programas de orientación laboral y prácticas en entornos laborales reales, que les permiten a los alumnos enfrentarse a un entorno profesional antes de finalizar sus estudios. María explica que, a lo largo de su estancia en el centro, los estudiantes tienen la oportunidad de realizar prácticas laborales relacionadas con sus intereses. Algunos ejemplos de este tipo de prácticas incluyen trabajos en tiendas de ropa, fruterías o talleres de mecánica.
Al finalizar su etapa educativa, los estudiantes pueden acceder a programas como "Descubro mi perfil profesional", donde realizan prácticas en diferentes áreas como jardinería, limpieza, ordenanza o asistencia personal. Estos programas tienen como objetivo proporcionarles herramientas para integrarse al mercado laboral o continuar con su formación profesional.