"Todos tenemos nuestro trabajo, es complicado, pero estamos contentos por la aceptación que ha tenido el disco"
A veces las historias más cercanas son las que tienen más alma. Es el caso de Ruido de Fondo, una banda de rock salmantina, cuyo germen fue el grupo Séptimo Cielo, que nacía en el año 2000 en un modesto barrio de Salamanca, en la zona del Rollo, por iniciativa de un puñado de chavales que estuvieron dando conciertos por bares y pueblos de la provincia hasta que, 10 años después, lo dejaron porque los trabajos, los hijos y demás ocupaciones les alejaron del escenario.
Ahora, 15 años después, con un espíritu renovado y un proyecto que ha evolucionado desde sus humildes comienzos, el grupo regresa, con algunos nuevos integrantes, y lo hace por todo alto, con un nuevo disco y agotando las entradas para su primer concierto de esta nueva etapa, que será esté sábado en la Sala B del CAEM.
"Fue justo antes de la pandemia cuando decidimos volver, al menos para ensayar", comenta Torru, el vocalista y uno de los dos fundadores de la banda que siguen en ella. "Nos animaron a volver, sobre todo porque los niños nunca han visto a sus padres cantar, y eso unido a un par de cumpleaños que hicimos para familiares, donde tocamos un poquito, y las incorporaciones de Pablo, Ángel, Jon y Txugo, nos llevó a hacer algunas canciones nuevas y volver a lanzarnos", añade.
Y es que, lo que comenzó como un simple ensayo se transformó en un proyecto más ambicioso. El grupo, que había dejado algunos temas sin grabar en su primera etapa, decidió que era el momento de darles vida. “Empezamos a tocar, comenzaron a salir canciones, y al final, nos lo planteamos hacer un nuevo disco”, explica Pirri, compositor y otro de los fundadores de Ruido de Fondo. Y así nació su segundo trabajo de estudio, titulado 'Que calle la gente', que ha llevado casi seis meses de grabación y que ha contado con la colaboración del técnico Edu Samurai.
Ruido de Fondo está formada por un veterinario, un profesional del servicio de limpieza del Hospital, un profesor de la Facultad de Farmacia de la USAL, un taxista, un funcionario de prisiones y un operario de una empresa de carpintería metálica, aunque junto a ellos hay mucha más gente que colabora en otras facetas lejos del escenario, como Angie, Meyos, Eva, Leo, Miguel, Juan Carlos... pero todos tienen en común su pasión por el rock.
El entusiasmo por el regreso de la banda ha sido tal que las entradas para su concierto del regreso se agotaron rápidamente. "Es alucinante, no nos lo esperábamos ni muchísimo menos. Sabíamo que los seguidores que teníamos antes, muchos amigos y conocidos, irían porque nos estaban preguntando desde hace mucho por el concierto, pero es que desde que se han acabado las entradas, nos ha ardido los teléfonos y habríamos metido cien personas más", admite Torru.
Pirri compone las canciones, si bien, todos los miembros del grupo aportan ideas y arreglos. Aunque han pasado los años y han cambiado algunos integrantes, intentan mantener el mismo espíritu musical. "Quizá le metemos un poco más de caña ahora, pero seguimos en la misma línea", dice.
Además, los hijos de los miembros del grupo están muy involucrados y conocen las canciones, lo que les llena de satisfacción. "Nos dicen que somos unos pesados por ponerlas tanto, pero les encanta", añade el músico.
Respecto al futuro, "todos tenemos nuestro trabajo, es complicado, pero si se da la situación adecuada, tenemos ganas de seguir. Falta un poco de sangre nueva en la música, y estamos contentos por la aceptación que ha tenido el disco, porque son canciones nuestras, a la gente le está gustando, y eso es un orgullo para nosotros", comenta Pirri.
Finalmente, aclara que no están en esto por el dinero: "Ganan dinero las superestrellas. Nosotros no buscamos eso, de hecho nos gastamos dinero para sacar el disco, en los instrumentos, y el tiempo que dedicas a los ensayos también es trabajo. Todo eso no está pagado, pero tenemos motivación para hacer música y compartirla", concluye.
Fotos de Victorino García Calderón