Viernes, 05 de diciembre de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
Luis García Jambrina, un manuscrito escrito con sangre (ENTREVISTA)
X

NUEVA NOVELA

Luis García Jambrina, un manuscrito escrito con sangre (ENTREVISTA)

Actualizado 05/02/2025 10:12

El pesquisidor de los Reyes Católicos, Fernando de Rojas, investiga la muerte del Papa Borgia en la Roma renacentista de la Lozana andaluza. La presentación es este jueves a las 19:00 horas en la Librería Santos Ochoa (Gran Vía, 12, Salamanca)

Tiene el escritor, doctor por Filología, profesor de la Universidad de Salamanca, aire de otro tiempo y entre los muros renacentistas del Colegio de los Irlandeses, parece agitar la capa de pesquisidor de un Fernando de Rojas que se adentra en la Roma de los Borgia para regalarnos un manuscrito de acción trepidante.

Charo Alonso: Ya es historia de la literatura, en 2008, El manuscrito de piedra, y ahora, aparece el séptimo libro de la serie.

Luis García Jambrina: Esta es una entrega prometida desde hace muchos años, aunque preferí esperar un poco porque es una novela compleja, ya que traslado a Rojas fuera de su escenario natural que es Salamanca o la península. Y lo mando a Roma, que en el renacimiento estaba en su época de mayor esplendor y corrupción.

Ch.A.: Publicas un libro al año, es una fiesta para tus lectores, pero un trabajo de documentación y escritura ímprobo.

L.G.J.: Para mí, literatura y trabajo son dos términos incompatibles. Escribir no es trabajo, si lo fuera, yo creo que no lo haría. Aprovecho el tiempo para escribir porque no soy escritor a tiempo completo, aunque cuando me pongo lo hago de una manera muy intensa. El tiempo cunde mucho cuando tienes motivación y metido en una novela prácticamente te olvidas, te desentiendes del mundo real.

Ch.A.: Un manuscrito con la marca de la casa: novela histórica, novela de intriga, novela que es un festín para los filólogos porque haces un trabajo metaliterario que nos encanta.

L.G.J.: En esta novela he dado varias vueltas de tuerca a las otras entregas. Esta es todavía más histórica que las anteriores, toda la trama está montada sobre hechos reales dentro de un contexto histórico en el que combaten las grandes potencias de la época por la posesión de Nápoles y aparece esta familia, los Borgia, a los que tengo tanta devoción y que arrastran una leyenda negra que he intentado desbrozar. La intriga está montada de una forma más trabada que en las otras entregas y es más intensa. Y lo que has dicho, que es la marca de la casa, el trasfondo literario y no metaliteratura, concepto que no me gusta aunque es un término preciso, se ve en el protagonista, que es escritor, y en los personajes que tienen que ver con la literatura y que confluyen en Roma.

Luis García Jambrina, un manuscrito escrito con sangre (ENTREVISTA) | Imagen 1

Ch.A.: ¡Son cameos privilegiados!

J.G.J.: Yo quería hacer guiños literarios, por ejemplo, con uno de los más fascinantes personajes de la no suficientemente leía y valorada obra La Lozana andaluza, de Francisco Delicado. Ella es una heredera de Celestina y ahí está hablando con este gracejo y este humor propios del personaje, esta sabiduría de la vida que contrasta con su contrapunto en la novela que es Lucrecia Borgia, mucho más sofisticada y culta, con más recovecos. Y entre ellas, el pobre Rojas, que se enamora de las dos de forma distinta.

Carmen Borrego: ¿Cómo es el proceso de documentación? ¿Te exiges más con esta serie a medida que pasa el tiempo?

L.G.J.: Para documentarme me sumerjo en lecturas, cuadros, trato de patearme los sitios… no hay que ser un experto en la época, sino tener curiosidad. El problema no es documentarme, Carmen, sino dosificarlo todo en la novela sin volcar en ella todo lo investigado porque si no, se va al carajo. Y en cuanto al nivel de exigencia, me exijo más en el lenguaje y menos en el aspecto histórico, aunque me lo trabajo mucho, como la intriga.

Ch.A.: Renovarte, pero seguir manteniendo la marca de la casa, que los lectores de una serie te pedimos continuidad. Eso sí, creo que cada vez escribes con más libertad. Convertir a Unamuno en detective en tu última novela es un atrevimiento. ¿Solapas la escritura de ambas series?

L.G.J.: Creo que tengo más soltura y no quiero caer en la repetición, pero no puedes salirte del personaje, de las marcas de la casa, quizás esta novela es una variación dentro de la repetición. Es verdad que cada vez soy más osado y me siento más cómodo. Con Unamuno tengo un compromiso por mis muchos años de convivencia y trabajo en la Casa Museo. Yo siempre estoy escribiendo una novela, acabo una y empiezo otra, pero no se solapan. Y cuando hago otras cosas, como gestionar los encuentros de escritores de Verines, cambio de registro y aprovecho para aprender muchas cosas que no sé.

Ch.A.: Un libro fantásticamente editado por Espasa con una sorpresa salmantina, ¿cómo es retratar a Luis, Carmen?

C.B.: A pesar de su timidez creo que nos entendemos muy bien y estoy orgullosa de que en las fotografías aparezca ese guiño de amistad y admiración que nos tenemos.

L.G.J.: Tengo que reconocer que me arrancaste, Carmen, una sonrisa en el peor día de mi vida y eso tiene mérito. La literatura sirve para estas cosas, también para compartir amistades.

Ch.A.: Y conocimientos, tu novela nos ayuda a entender una época compleja y un asunto que también está de moda por la película El cónclave. Tu libro, incluso la portada, me recuerdan a otra la tercera parte de El Padrino.

L.G.J.: Me fascinan los cónclaves y más en aquella época que se jugaban no solo la elección del nuevo papa, sino el futuro de Europa, con Francia y España luchando por el poder. En esta época, además, se inicia el protestantismo y hay grandes heterodoxos, como Savonarola. Es un momento fascinante, en el que nombran papa a uno que pasaba por ahí y que duró apenas un mes, como duró 33 días Juan Pablo I. La referencia a El Padrino sí la he tenido. Y en esta novela también es protagonista Roma, no me gusta hablar de escenario, porque parece cosa de teatro, pero Roma es entonces fascinante, con sus ruinas imperiales aflorando y la Domus Aúrea de Nerón emergiendo de la tierra, que es como la estancia oscura y hospitalaria de la Cueva de Salamanca, hay un guiño ahí hacia el primer manuscrito.

Ch.A.: Y muchas referencias a La Celestina. La estoy leyendo con mis alumnos y uno de ellos me ha dicho que le gustaría mucho más ¡si la entendiera mejor!

L.G.J.: Estoy de acuerdo con tu alumno, cuando leí la obra en el bachillerato me pasó lo mismo. Era difícil, pero me seducía porque había amor, crimen… y de ahí vino quizás la idea de hacer Filología. Yo en los Manuscritos busco hacer un lenguaje que entienda el lector, pero que tenga cierto aroma de época, ese es el reto. Si esto funciona, funciona todo, porque lo demás, la trama, la historia, lo pongo al servicio del lector, como la agilidad y la intensidad de empezar en alto con una escena impactante, hasta con la portada que yo quise así, muy sugerente. Estoy convencido de que se puede hacer una novela culta y profunda y gozosa que se lea por gusto, incluso en el caso de gente que no lee, empezando por mi madre.

Ch.A.: Lozana dice que en su oficio de puta se sabe más por experiencia que por ciencia… ¿Le pasa lo mismo al escritor?

L.G.J.: Creo que más que por la experiencia, a escribir se aprende leyendo mucho y variado. Empiezas a sentir entonces esa necesidad de emular a los autores de los libros que te han conmovido. En el caso de Lozana, ella ha hecho de la experiencia una ciencia. Le enseña mucho a Rojas, al que le tiene admiración porque ha escrito La Celestina, que se publicó muy tempranamente en Italia y donde se le cambió el nombre porque Celestina se come a los otros protagonistas y ya no es La tragicomedia de Calisto y Melibea. Lozana quiere ser una versión de Celestina más joven, pero Rojas no escribirá su historia.

Ch.A.: Tiene que esperar hasta el 2025 para que Jambrina le haga justicia. Me encantan las apariciones de un personaje fantástico como Juan dell´Enzina y sobre todo, los diálogos con Maquiavelo. Dice cosas de una modernidad tremenda. ¡El bulo empezó entonces!

L.G.J.: Maquiavelo, de alguna manera inició la modernidad con este libro, El príncipe, que está tanto de actualidad y que le inspiraron tanto el Papa Alejandro VI cuya muerte inicia el Manuscrito como su hijo, César Borgia. Ambos usaban la mentira como instrumento para conseguir sus fines y eso sorprende en los diálogos a Rojas, que tiene una cierta ingenuidad ante la vida mientras que Maquiavelo está a la vuelta de todo. Es una época en la que no hay que imaginar mucho y es un puro festín. Y en la que aparecen los bulos que son tan viejos como el mundo. Lo que ha cambiado ahora es el cinismo. Se llega a un momento en el que la verdad ya no es un referente, que ahora es el relato. Vivimos una época de postverdad que ya los Borgia manejaban con habilidad, aunque no eran peores que los otros que también lo hacían.

Ch.A.: Le das un nuevo significado a la palabra “trepidante” en esta novela. Luis, en ella atraes al lector que no necesita haber leído las anteriores entregas y que disfruta con las aventuras y con esa visión tuya del alma humana. Y de los guiños a Salamanca y a Béjar, que si no citas Béjar en los manuscritos se van a enfadar tus amigos.

L.G.J.: De eso se trata, que reflejar el alma humana, no solo de encadenar aventuras. El libro está funcionando bien, gusta y eso es fantástico, como lo es Béjar, llena de excelentes escritores y un jardín renacentista. Charo, Carmen, qué poco nos movemos, y eso lo digo yo que no tengo coche y se me dificulta ir de un lado para otro, pero ahora que por mi trabajo para la Universidad en los Encuentros de Escritores en Verines viajo al norte, me sorprendo de lo mucho que se mueven para ir a un sitio u otro. Organizan una lectura en una librería pequeña y todos acuden. Nosotros estamos rodeados de lugares muy hermosos donde se hacen cosas y que tampoco están tan lejos. Hay que subvertir este problema de la España vaciada y acudir a ellos: a Béjar, a Ciudad Rodrigo, a Mogarraz… que se organicen actos, presentaciones y visitar estos lugares.

Charo Alonso. Carmen Borrego

Luis García Jambrina, un manuscrito escrito con sangre (ENTREVISTA) | Imagen 2