"Lo que tienes que pensar es que lo vas a hacer bien, y cuando tengas una duda, piensas en cómo harías eso con tus propios hijos"
A pesar de que la rutina y la comodidad suelen marcar el ritmo de nuestras vida, hay personas que deciden romper con esa dinámica, dar un paso más allá y comprometerse hasta el punto de abrir su hogar a niños que necesitaban una familia temporal. Es el caso de la salmantina Chus Ginés Sierra, aunque ella asegura que "la gente te dice, qué buena persona eres, pero yo les explico en broma que lo hice por egoísmo propio, porque tenía una energía sobrante que tenía que canalizar".
Residente en Béjar, donde trabaja como educadora social con niños con discapacidad, Chus encabeza una familia monoparental con dos hijos y lleva más de una década participando en el programa de acogida de Cruz Roja. Su historia comenzó hace once años cuando, al recoger a sus hijos del colegio, se topó con un cartel que cambiaría su vida. "Hablaba del acogimiento y de todo lo que implicaba", recuerda. Desde entonces, ha acogido a varios niños, brindándoles un hogar y una familia provisional.
El proceso de acogida no es sencillo. Chus explica que la decisión de acoger a un niño no se toma a la ligera: "Pasas por una serie de cursos y pruebas psicológicas en Cruz Roja". Además, destaca la importancia de estar preparado para el momento del desapego, cuando los niños deben regresar con sus familias biológicas o ser adoptados. "Es desgarrador, pero siempre es mejor que estén en una familia que en un centro", asegura.
Primero acogió a un niño de 2 años, que estuvo cuidando hasta que cumplió 4. Y después repitió con dos menores al mismo tiempo, un niño de 6 años y una niña de 7. En este caso, debido a la situación de los padres naturales surgió la posibilidad de la acogida permanente y no lo dudaron: "nosotros decidimos seguir acogiéndolos porque no se pudieron ir ni en adopción, que es la opción que hay, ni volver con su familia por cuestiones judiciales". Ahora el chico tiene 18 años, su hermana 19 y los hijos naturales de Chus 32 y 25: todos forman una gran familia.
La experiencia de Chus no solo ha impactado a los niños que ha acogido, sino también a sus propios hijos. "Ellos se adaptan rapidísimo porque intuyen que tú lo quieres", dice. La convivencia con los niños acogidos ha enriquecido a toda la familia, enseñándoles a compartir y a convivir con personas de diferentes orígenes.
Uno de los aspectos más desafiantes del acogimiento es la adaptación mutua entre los niños y la familia de acogida. "El primer semestre es difícil, pero es lo mismo que con tus propios hijos. Tú tienes un hijo y no le conoces cuando nace, mucha gente lo pasa mal inicialmente, porque es conocerle para saber cómo actuar. Fue diferente del niño que vino con dos años a estos, que ya venían con seis y siete, porque el niño de dos años fue más fácil, es más pequeño y se adapta más rápido", explica Chus. A pesar de las dificultades iniciales, "los niños suelen estar agradecidos de estar en un hogar en lugar de un centro", añade.
Chus también reflexiona sobre la institucionalización de los niños en los centros de acogida. "Viven en un mundo que no es real", afirma. A través del acogimiento, busca enseñarles a vivir en una familia y a enfrentarse a la vida cotidiana, algo que considera fundamental para su desarrollo.
La historia de Chus es un testimonio de amor y dedicación. Además, ahora, con más perspectiva reconoce que "hace que salgas de tu zona de confort y que de alguna manera tengas que lidiar con situaciones nuevas que cuando las pasas te sientes muy orgulloso, porque lo has conseguido, porque has tirado, porque sigues ahí. Y eso te sube todo autoestima".
Finalmente, aunque reconoce que el proceso puede ser duro, especialmente cuando llega el momento de despedirse de los niños, está convencida de que el impacto positivo en sus vidas vale la pena. Por eso, cuando alguien le pregunta porque se está planteando dar este paso le dice que "siempre lo que tienes que pensar es que lo vas a hacer bien, y cuando tengas una duda, piensas en cómo harías eso con tus propios hijos, también viene muy bien cuando tienes hijos o solo un hijo, para que aprendan a compartir, a convivir,es una situación muy buena para ellos".
En Castilla y León hay niños, niñas y jóvenes que por diversas circunstancias no pueden ser cuidados por su familia de origen y acaban siendo separados de ella e incorporados al sistema de protección de la Junta de Castilla y León. El acogimiento familiar es una medida de protección temporal que permite a los niños, niñas y jóvenes de la comunidad crecer en una familia de forma temporal, priorizando esta opción frente al acogimiento residencial.
El Servicio de Acogimiento Familiar de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, en colaboración con Cruz Roja, pretende ofrecer una alternativa familiar temporal, en familias ajenas, a aquellos menores que se encuentren bajo la protección de la Junta.
Cruz Roja se encarga de sensibilizar a la sociedad para dar conocer el servicio de acogimiento familiar, captación de familias e información, también realiza el proceso de valoración a las familias acogedoras -sólo familias ajenas-, además de realizar un apoyo y acompañamiento a las familias el tiempo que dure el acogimiento.
Pueden acoger a menores: familias o unidades familiares, familias con o sin hijos/as, con ilusión de recibir en su hogar a uno o varios niños/as ofreciendo un contexto familiar seguro y protector. Pueden ser:
En Salamanca también se buscan familias solidarias y comprometidas con la infancia y la adolescencia. Para obtener más información, puedes contactar con el 012, escribir a familiasdeacogidacyl@cruzroja.es o visitar las páginas: