La bonita historia de Paula y Dobby: el perro que eligió a su dueña sin saberlo

La historia de Dobby es, sin lugar a dudas, un relato lleno de magia que, de alguna manera, parece estar escrita por el destino. Aunque muchos piensan que fue Paula quien decidió adoptar a Dobby, en realidad fue él quien la eligió a ella.

Todo comenzó en el año 2020, recuerda Paula. "Yo tenía una perrita que murió, y decidí ir a la protectora donde trabajaba una amiga mía. Mi intención no era adoptar otro perro, sino simplemente donarles pienso y otras cosas que necesitaban. En ese momento, yo no quería tener más perros".

En mitad de la finca de la protectora, apareció un galgo corriendo hacia ella, algo completamente fuera de lo común. "Mi amiga se quedó sorprendida, porque ese perro, que llevaba ya unos meses en la protectora, nunca se acercaba a nadie. Sin embargo, en cuanto llegué, vino corriendo hacia mí y me puso las patas delanteras sobre los hombros. Fue un gesto tan espontáneo que me sorprendió muchísimo", recuerda Paula.

El galgo, que en ese momento se llamaba Duque, era distante con los demás, pero con Paula hizo algo que nunca había hecho antes. "Mi amiga estaba completamente alucinada, porque este perro, que tenía más de dos meses en la protectora, solo se acercaba a ella, y ni siquiera con tanta confianza", comenta Paula.

Paula no pensaba adoptar un galgo, pero al final la cosa cambió. "Lo vi y pensé: '¡Qué feo es!'", explica Paula riendo. Y entonces, ocurrió algo curioso: aunque el perro se llamaba Duque, Paula comenzó a llamarlo Dobby, como el personaje de Harry Potter. "Me hizo gracia llamarlo así porque tenía algo de ese parecido, y además, sentí que era una especie de señal. De hecho, desde ese momento empecé a llamarlo Dobby", recuerda con cariño.

Esa tarde fue junto a su amiga a pasear a varios perros y Paula llevaba a Dobby. "Recuerdo que empecé a sacarlos a todos a pasear, y él no se separaba de mí. Cuando llegamos al parque decidí soltarlo para que corriera un poco, pero no sabía que no se podía hacer", comenta Paula. "De repente, vi que Dobby empezó a correr a toda velocidad, pero no se alejaba mucho. Lo llamaba, y venía corriendo hacia mí. Fue entonces cuando mi amiga me dijo: 'Este perro está hecho para ti, está elegido',”.

Lo que Paula no sabía era que, aunque Dobby y su perra anterior nacieron en años distintos, ambos habían nacido el mismo día. Esto la hizo pensar que todo aquello no era una simple casualidad. "Me di cuenta de que a veces, las señales del destino son claras. Como si la vida me estuviera enviando una señal de que Dobby era el perro indicado para mí", reflexiona Paula.

Desde aquel día, Dobby ha estado con Paula. "Al principio, Dobby tenía mucha ansiedad. Cuando lo dejaba solo, rompía cosas en la casa. Creo que esa actitud venía de su pasado, porque antes de llegar a mi casa, fue abandonado un par de veces. Eso le dejó cierto trauma", explica Paula. "Pero poco a poco fue mejorando. Ahora ya no rompe nada, aunque sigue robando comida de vez en cuando. Es algo que no se le va a quitar", añade entre risas.

Paula también explica que Dobby, a pesar de ser un galgo, es mucho más tranquilo y afectuoso de lo que mucha gente imagina. "Mucha gente rechaza a los galgos porque piensan que son perros muy frágiles, demasiado delgados y que no pueden vivir en un piso. Pero puedo decirte que Dobby es como un cojín, siempre tirado en el sofá. Cuando lo saco al campo, corre a toda velocidad, pero es muy cariñoso", comenta.

Hoy en día, Dobby y Paula son inseparables. "Él es como un miembro más de la familia. Vivimos juntos como si él fuera un rey", dice Paula entre risas.

Al final, Paula y Dobby nos demuestran que, a veces, son los animales quienes nos encuentran a nosotros y no al revés. La historia de Dobby y su dueña es un recordatorio de que el amor y la conexión no tienen fronteras, y que el destino tiene una forma peculiar de unir a seres especiales.