Escribir un email frío puede ser aterrador. Lo sé, he estado ahí. No sabes si te responderán, si te ignorarán o si te bloquearán. Pero hay buenas noticias: escribir un email que reciba respuestas no es un misterio. Es un arte que se puede aprender.
Aquí tienes una guía sencilla, práctica y hasta divertida para dominarlo. ¡Vamos a ello!
Antes de escribir, investiga. Conoce a la persona que recibirá tu email. ¿Quién es? ¿Qué hace? ¿Qué le interesa? Este paso es clave.
Si tienes su nombre, pero no su correo, prueba "buscar correo electrónico por nombre" en Google. Podrías sorprenderte con lo que encuentras. También puedes revisar LinkedIn, su página web o incluso sus redes sociales. La idea es descubrir algo relevante que puedas usar para personalizar tu mensaje.
El primer paso para que alguien lea tu email es que se sienta identificado. No empieces con un saludo genérico. Abre con algo que demuestre que hiciste tu tarea.
Por ejemplo:
"Hola, Ana. Vi tu presentación en el evento de marketing la semana pasada y me encantó cómo explicaste la estrategia de redes sociales."
Esto demuestra interés genuino. ¿Y quién no ama un poco de reconocimiento? La clave está en hacer que la otra persona sienta que este email es único, no parte de una cadena genérica.
¿Sabías que las personas pasan menos de 10 segundos leyendo un email? Por eso, ve al grano rápido. No te pierdas en introducciones largas.
Algo como:
"Me gustaría ayudarte a mejorar la conversión en tus campañas de email marketing. Tengo una idea que creo que te interesará."
Simple, ¿verdad? Evita rellenar el email con información innecesaria. El tiempo es oro, ¡respétalo!
No necesitas escribir un ensayo sobre la vida de la persona para personalizar tu email. Un detalle basta. Puede ser un comentario sobre su trabajo, su empresa o incluso un proyecto reciente.
Por ejemplo:
"Vi que tu empresa está lanzando una nueva línea de productos. Felicidades, debe ser un momento emocionante."
Esto muestra que te importa, sin parecer un acosador.
Este es un error común: hablar demasiado sobre ti o tu producto. Recuerda, la otra persona no está interesada en tus logros. Está interesada en cómo puedes ayudarle.
En lugar de decir:
"Somos una empresa con 10 años de experiencia en soluciones tecnológicas."
Prueba algo como:
"Creo que nuestra herramienta puede ahorrarte tiempo y simplificar tus procesos."
¿Notas la diferencia? El enfoque está en ellos, no en ti.
A nadie le gusta leer un email que suena a robot. Sé natural, como si estuvieras hablando con un amigo. ¿Cómo logras esto? Usa un lenguaje simple y directo.
Si necesitas ayuda, hay herramientas que facilitan la redacción. Algunas incluso son "alternativas a ChatGPT gratis". Pero recuerda, la herramienta es solo un apoyo. Tú pones el toque humano.
El asunto del email es lo primero que verá la otra persona. Si no es interesante, no abrirán tu correo.
Hazlo corto, claro y relevante. Por ejemplo:
No exageres con promesas. Sé honesto y directo.
Al final del email, no dejes las cosas en el aire. Dale a la persona una acción clara que realizar.
Por ejemplo:
"¿Te parece si hablamos el jueves a las 3 PM? Si no, dime qué hora te funciona mejor."
Esto elimina la incertidumbre y facilita que te respondan.
La mayoría de las personas no responderán al primer email. No te frustres. Un seguimiento amable puede hacer la diferencia.
Escribe algo corto, como:
"Hola, Pedro. Solo quería asegurarme de que viste mi correo anterior. Creo que esta idea podría interesarte."
La clave es ser educado y no parecer insistente.
Recuerda, detrás de cada email hay una persona con sus propias preocupaciones y prioridades. Puede que no respondan de inmediato o, incluso, que no lo hagan nunca. No pasa nada. Sigue mejorando tu enfoque y adaptando tu mensaje.
Escribir un email frío que reciba respuestas no es magia, es estrategia. Investiga, personaliza, sé directo y, sobre todo, humano. Con práctica, verás que tus correos empiezan a destacarse en bandejas llenas de mensajes genéricos.
¿Listo para intentarlo? ¡El próximo gran sí podría estar a un email de distancia!